De cómo los monos nos recordaron para qué servía el sexo
O cómo un grupo de jóvenes dedicó tiempo y energía durante dos años para realizar una publicación en la que se recogen mitos y relatos de los ese ejas de Madre de Dios.
‘Antiguamente, la gente ese eja vivía feliz en el cielo. Un día miraron a la tierra y vieron una hilera de humo que salía de una casa, y decidieron bajar. Hicieron una soga con el hilo del mahíi, las chicas bonitas adelante y las más bonitas atrás. La lechuza vio la soga y a la gente bajando, y no le gustó, arrancando los hilos con su pico. Muchos cayeron a la tierra y otros quedaron colgando y regresaron al cielo. Los ese ejas vieron qué podían hacer y al final decidieron separarse.

Los que vivían en la tierra hacían todo lo posible para vivir felices, pero había muchas cosas que se les habían olvidado. Como el sexo. Los ese ejas de la tierra no sabían cómo amarse y tener hijos. Los hombres, viendo diferentes a las mujeres, pensaron que estaban enfermas y las querían curar con resinas de algunas plantas. Pero Icháhi, el mono, les explicó que hombres y mujeres tenían sexos diferentes, bajó del árbol y les dijo a los ese ejas que les enseñaría a recordar cómo estar un hombre y una mujer juntos. Después de eso entendieron bien, los ese ejas tuvieron muchos hijos y poblaron la tierra hasta la actualidad.’
Los mitos son explicaciones globales de la realidad. Son la forma de ordenar y ver el mundo, transmitiendo principios morales, conocimientos técnicos, instrucciones ante las cosas. En Perú existen unos 50 grupos amazónicos diferentes sobre los que varios antropólogos, lingüistas y religiosos han recopilado sus mitos, que vienen desde las profundidades de la historia y se transmiten oralmente de padres a hijos.
Uno de esos pueblos es el ese eja. Viven en Madre de Dios, entre los ríos Tambopata, Heath y Madre de Dios, distribuidos en comunidades con una población de unas 1,200 personas, cazando y pescando, cultivando la tierra y, algunas de ellas, trabajando en turismo, como es el caso de las comunidades de Infierno y Palma Real. En el caso de Infierno, hace unos 10 años se creó un modelo ejemplar de alianza entre la comunidad y la empresa Rainforest Expeditions, con la que los comuneros manejan el albergue Posada Amazonas y ofrecen actividades vinculadas a la naturaleza y su cultura.
Una cultura que nos muestra cómo las plantas, los animales y las personas están íntimamente relacionados, tienen almas que actúan entre sí y las consecuencias de los actos afectan a todos.

Esto es lo que se recoge en Mitos ese eja. Bosque y cultura. El esfuerzo de un grupo de jóvenes que han trabajado durante dos años en la recopilación de algunas de las historias de ese pueblo, haciendo un libro en el que se incluyen dibujos e ilustraciones de algunos miembros de la comunidad Infierno. La publicación, en castellano e inglés, con los relatos de Miguel Figueroa, Yana, y con un DVD incluido (video 1 y video 2), es una pequeña joya de las historias y los mitos de una sociedad con una visión diferente de la realidad. Una visión que responde a su Amazonía.
Pero también es una joya por la iniciativa que tuvieron Percy Griffihts, Javier Gordillo, Claudia Torres, Caroline Cruz, Allan Castañeda y otros buenos amigos, que se han metido en la selva para recoger historias valiosas para todos. Historias que, como la del joven sachavaquero que se untó los ojos con la savia de una planta para ver lo oculto y misterioso, nos ayudan a mirar más allá de nuestras propias visiones y nuestro propio mundo, y nos ofrecen el estimulante reto de no sentirnos centros de un universo que es infinito.
Más información: bosqueycultura

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