Diario "La Nación" de Argentina / GDA
"Se los digo a todos, estoy cansado de comer mierda, quiero felicidad para los que nos quieren y para todos. Salgamos a jugar el partido de nuestras vidas". Esa fue la arenga de Javier Mascherano antes de salir a la cancha para jugar ante Bélgica, en Brasilia, con la fe de pasar por primera vez en 24 años el umbral de los cuartos de final, algo que más tarde se logró.
"Hoy, te convertís en héroe", le dijo el capitán sin cinta de la selección a Sergio Romero, previo a que se ejecutara la serie de penales ante Holanda. Se vio en directo por televisión para toda la Argentina, unos minutos antes de festejar el pasaje a la final.
Mascherano, de 30 años, cruzó una frontera en la selección con este Mundial. Juega desde 2003, incluso debutó antes con la camiseta celeste y blanca que en River, pero, luego de Brasil 2014, logró entrar en el corazón de todos los hinchas, es unánime. Pasó de ser la cara de la frustración de varias derrotas argentinas, a terminar como el corazón de este equipo que alcanzó la final de un Mundial, tras 24 años. Luego de la victoria ante Holanda, se generó un boom con su figura por su entrega y compromiso.
"Era el día; será muy difícil encontrar otra Copa en la que se repita todo lo que se dio hasta hoy". El 'jefecito' acababa de salir del vestuario del Maracaná. Sus ojos están tristes, con cada palabra parece a punto de quebrarse. Antes, en el césped, lloraba sin consuelo, pero intentaba levantar y hablarles a sus compañeros. ¿Qué les decía?, ¿cómo fue esa última arenga?
"Les dije que estaba orgulloso, que al margen de la tristeza hay cosas en mi vida que yo analizo, que van más allá que una pelota vaya adentro o afuera. Todo lo que me hicieron vivir en estos 34 días me ha dado vida para seguir creyendo en que se puede, que juntos somos una masa, y somos imparables. Lo hemos demostrado. Llegamos hasta acá desde muy abajo, con muchas falencias, y terminamos jugando una final contra Alemania, con opciones muy claras de poder ganarla", le contó Mascherano a la prensa.
Luego, analizó lo que le dejó esta caída: "La gente ha vuelto a creer en nosotros y en el equipo. No soy de los que piensan que perdiendo una final está todo mal. La ilusión era llevarnos la copa. En un fútbol como el argentino, en donde año tras año las cosas empeoran, ojalá que esto sirva como envión para que algo se solucione". Se va Mascherano, dice que hará todo lo posible para pasar la noche. Seguro que hoy cuando vuelva a la Argentina descubrirá que en un mes muchas cosas cambiaron para él.