Para muchos, el éxito deportivo está ligado a medallas. Eso es lo que muchas veces se aplaude, pero detrás de ello hay miles de historias y victorias personales de cada deportista. Alexandra Grande, en entrevista con El Comercio, confesó que tras su participación en Tokio 2020 le dio depresión deportiva debido a que no logró el objetivo de meterse en la pelea por una medalla.
Sin embargo, en solo cuatro meses, recuperó su salud mental y llegó a ganar el bronce en el Mundial de Karate, con lo que se aseguró su presencia en los Juegos Mundiales 2022 -evento para disciplinas no olímpicas ya que el karate no estára en París 2024-. Ya recuperada, Ale va por más éxitos, pero su victoria personal es lo más grande: ha vuelto a vivir el deporte.
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NOTA ORIGINAL
“Desde que entro al tapiz, estoy yo sola con mi cabeza, tratando con demonios en mi cabeza (...) Debo hacer lo que es bueno para mí y concentrarme en mi salud mental y no comprometer mi salud y mi bienestar”. La voz de estas palabras le pertenece a Simone Biles (Ohio, 1997), la mejor gimnasta de todos los tiempos. El contexto de sus declaraciones se dio luego de retirarse de la final por equipos de gimnasia femenina en los Juegos Olímpicos Tokio 2020.
La cuatro veces medallista de oro en Río 2016 decidió abandonar la arena luego de la prueba de salto. Un duro golpe para el equipo estadounidense, que terminó perdiendo y viendo cómo la delegación rusa se subía a lo más alto del podio.
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La presión que significa ser el rostro de un deporte —su deporte—. El desgaste del cuerpo por entrenamientos casi militarizados a lo largo de su carrera. La dramática vida que carga sobre sus espaldas. O quizá la suma de todo. Lo cierto es que en Tokio, más allá de estar clasificada a todas las finales de individuales de gimnasia artística, Biles no es feliz. Su mejor puntaje en Japón ha sido 13.766, la más baja de su marca personal en unos Juegos Olímpicos.
“Es un cúmulo de estrés que viene de varios años. Lo primero que ella dijo fue que ya se siente mayor. Si bien alcanzó el primer puesto en la rutina de piso, normalmente no comete esos errores. Hizo saltos fabulosos que solo ella puede hacerlos, pero cometió errores raros en sus rutinas. Particularmente no la noté lo segura que había estado antes. La pregunta es: ¿por qué? Desde mi punto de vista, creo que son muchos años de rigor de haber sido entrenada por entrenadores rumanos y el rigor de sus métodos; también el caso del abuso sexual que hubo en la gimnasia americana. Esto último definitivamente tiene que ver. Simone estuvo dentro de las víctimas”, analiza Ricardo Montoya, psicólogo y periodista, antes de dejarnos una interrogante: “¿tienes idea de lo que significa para una mujer haber sido abusada sexualmente?”, nos pregunta. Y el silencio se apodera de la llamada.
Querer ponernos en los zapatos de Simone Biles sería un grave error. Primero porque solo ellos saben cómo es vivir -o sufrir- el día a día de un deportista de élite. Y segundo porque la estadounidense se repuso ante infinidad de adversidades para ser leyenda. Pero sí podemos intentar, con ayuda de profesionales, descifrar qué ocurre en la cabeza de atletas de alta competencia.
En Tokio, mientras el mundo está disfrutando de los mejores deportistas de cada disciplina -excluyendo el fútbol masculino-, se ha tocado un tema tabú en el deporte en general: la salud mental.
Naomi Osaka, la primera valiente
Primero fue Naomi Osaka, la tenista nacida en Japón y criada en Estados Unidos. Ganadora de cuatro Grand Slam —la mujer mejor pagada del deporte— y símbolo de estos Juegos Olímpicos fue la encargada de encender la llama olímpica, Osaka cargaba encima con expectativas inmensas. Pero sufrió una sorprendente derrota en tercera ronda. No pudo más y habló de la presión que le generó ser ella.
“Me siento incómoda siendo la portavoz o la cara de la salud mental de los atletas, ya que todavía es algo nuevo para mí y no tengo todas las respuestas. Espero que la gente se sienta identificada y entienda que está bien no estar bien, y que está bien hablar de ello”, escribió en un ensayo en primera persona sobre la salud mental en el último número de la revista Time.
La iniciativa de Naomi ayudó a Simone a ser fuerte y hablar de ese mal invisible que muchos sufren en silencio. “El deportista también es humano y aunque en algunos casos el deporte ayuda a hacer catarsis, de ninguna manera exime a las personas de tener una serie de problemas mentales y de ánimo. Creo que el estrés y la ansiedad juegan un rol determinante. Un poco de estrés puede servir como adrenalina para que el deportista alcance sus metas, pero demasiado puede volverse incapacitante”, señala Montoya.
En esa misma línea está Julio César Peche, con experiencia como psicólogo deportivo de Sporting Cristal. “Lo primero que debemos entender es que el deportista es un ser humano y está sometido a un conjunto de presiones, ya sea por reconocimientos personales o por la búsqueda de reconocimientos externos. Lamentablemente en pleno 2021, la gran preocupación está en los adelantos tecnológicos para que el atleta logre un gran rendimiento, pero nadie se preocupa por el ser humano. Entonces tenemos que hablar de carencias, de cómo una persona “x” con carencias dentro de todo su proceso de desarrollo se enfrenta a situaciones demasiado exigentes y en determinado momento tiende a explotar”.
Peche agrega que hay tres grandes necesidades que tiene un deportista de élite: ser escuchado, que le presten atención y hablar. Esto último es fundamental.
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“Estar apto físicamente es lo recomendable para competir, pero muchas personas se olvidan que lo psicológico puede hacerte perder —en mi caso— partido”, nos comenta Nahomi Martínez, futbolista de Universitario y estudiante de psicología. “Este año, a nivel futbolístico, no ha sido bueno para mi. Vengo de tres lesiones fuertes seguidas en dos meses. Estoy entrenando y jugando con dolor. Todos los deportistas están acostumbrados a jugar con cierto umbral de dolor y debemos convivir con eso. A veces muchos esperan un nivel de ti pero no saben lo que hay detrás de todo”, agrega una de las figuras del líder de la Liga Femenina.
En una entrevista previo a los Juegos Olímpicos, a Simone Biles le preguntaron cuál fue el momento más feliz de su carrera. “Con sinceridad, tal vez mi tiempo libre”, aseguró. La gimnasta más premiada de la historia, en Tokio, explotó. Y habló de un tema que debería ser tratado con la misma importancia que se valoran los logros. La salud mental no necesita subirse a un podio para ser tendencia en redes sociales.
Por años, la salud mental había sido un tema tabú para los atletas de alto rendimiento.
— AJ+Español (@ajplusespanol) July 28, 2021
Ahora, deportistas como Naomi Osaka en Roland Garros y Simone Biles en #Tokio2020 han comenzado a alzar la voz. pic.twitter.com/Irrc5EX45Q
¿Cuánto y cómo se cuida la salud mental del deportista peruano?
Tomemos como muestra el deporte más popular en nuestro país: el fútbol. El artículo 69 del Reglamento para la Concesión de Licencias de Clubes de Fútbol Profesional de la FPF estipula sobre la presencia de un psicólogo en cada institución.
“A partir del 2018, la Entidad Solicitante deberá designar un psicólogo que brinde asesoría psicológica a los Jugadores del primer equipo, el equipo de reserva, los equipos juveniles y de menores, quien deberá estar titulado y con inscripción vigente ante la autoridad competente. Deberá contar con una experiencia profesional previa en su especialidad y, de preferencia, relacionada al deporte”, informa en su publicación de inicios del 2019.
El párrafo anterior afirma que actualmente los clubes del torneo nacional trabajan con un departamento de psicología. O al menos están en la obligación de hacerlo. Sin embargo, llama la atención que recién a partir del 2018 se volvió obligatorio.
Piero Portanova, psicólogo deportivo de Universitario en 2015, hizo un análisis sobre cómo se trata la salud mental en los deportistas. “Se asume que estamos hablando de una población mentalmente saludable, pero eso no quita que analicemos algunos contextos, que tiene que ver un poco con la misma idiosincrasia de acá. En la sociedad tenemos conductas patológicas, agresivas, machismo, en general, son cosas que venimos arrastrando. Eso se puede trasladar a la salud mental del deportista. No son menores los casos de deportistas, incluso desde etapas formativas, que tienen enormes dificultades en términos de salud mental que, justamente, se forjan en el ambiente básico que es el hogar”, nos comentó a inicios de este año.
Dejando de lado el fútbol, actualmente si un atleta peruano requiere de atención psicológica tiene dos vías para ser atendido, según nos detalló Giacomo Lavaggi, director nacional de servicios biomédicos del IPD. Primero, el entrenador o el jefe de la unidad técnica de la disciplina del deportista puede pedir una cita con el psicólogo deportivo del IPD, donde se evaluará el caso y las consultas requeridas. Segundo, existe la posibilidad de que sea el mismo deportista quien recurra de forma directa al especialista.
Para la atención, el IPD cuenta con un espacio en el Centro de Alto Rendimiento de la Videna (CAR) de lunes a viernes (8:00 a.m. a 5:00 p.m.). Asimismo, Lavaggi contó a El Comercio que el staff de psicólogos deportivos que dispone el IPD también realizaba -antes de la pandemia- trabajos de campo para evaluar el rendimiento de los deportistas.
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