1 / 5 Correr en la arena es más efectivo que hacerlo en el suelo. Los músculos trabajan bastante más y beneficia tu estabilidad, debido a que corres sobre una superficie irregular.
2 / 5 En su libro, Nichols dice que el color del agua del mar induce a la relajación. Aún más si estás ejercitándote.
3 / 5 Mayor conexión: En el mismo libro Nichols asegura que la interacción con el mar ayuda a conectarse mejor consigo mismo y a concentrarse en la tarea que estás realizando.
4 / 5 De acuerdo al estudio belga “Mecánica y energética de la locomoción humana sobre la arena”, las personas gastamos 1.6 más veces de energía cuando corremos sobre la arena ¿Por qué? Porque hacerlo requiere mayor trabajo mecánico. Esto también implica que quemamos más calorías en el ejercicio.
5 / 5 Cuando corres en la arena tus pies reciben un menor impacto pues esta superficie tiene menor densidad que el asfalto.Tu caderas, rodillas y tobillos sufren menos.
El sonido de las olas, la brisa del mar, la consistencia de la arena. Correr cerca al mar definitivamente ofrece privilegios que un circuito “menos húmedo” no brinda. Hay quienes la pasan bien solo haciendo running por un malecón y hay, en cambio, quienes prefieren bajar a la playa y correr por la orilla. De cualquier modo hacer cualquier actividad cerca al océano es beneficioso.
El biólogo marino Wallace J. Nichols, explica en su libro “Blue Mind” –que trata sobre la ciencia que demuestra cómo estar cerca, en o debajo del mar puede hacer al humano más feliz, saludable y mejor– cómo el cuerpo y la mente se tornen hacia su lado más calmado y creativo cuando están en contacto con el agua del océano.
Ya sea corriendo, caminando o también observando, los efectos positivos son demostrables.