Desde muy niña, Andrea José Castro, fundadora y directora creativa de Casa Collab, se fascinó por la joyería. Al crecer, empezó a informarse acerca de la industria de la joyería y el lujo y encontró los diferentes problemas que existen detrás, muchas veces relacionados con la minería ilegal, la trata de personas, mafias, explotación y destrucción de los ecosistemas.
Andrea José estudió ingeniería empresarial y cuenta con un máster en diseño por la escuela Central Saint Martins de Londres, especializada en joyería, de donde se graduó en el 2020, en plena pandemia.
Hace 7 años, después de haber trabajado 3 años en temas de sostenibilidad viendo proyectos de obras por impuestos, principalmente, se fue dando cuenta de que, si bien la sostenibilidad le atraía, quería dedicarse, eventualmente, a la joyería. Es ahí cuando toma la decisión de renunciar a su trabajo en el Grupo Intercorp y emprende en Casa Collab en el 2016.
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“Casa Collab nace con el propósito de empoderar y fortalecer a la comunidad de artesanos orfebres peruanos para hacer joyería con un propósito de preservar las tradiciones orfebres, pero, a la vez, tener una consciencia responsable sobre la obtención de la materia prima que se usa para hacer joyas y cuidar toda la cadena de valor joyera”, cuenta Andrea.
Su ‘background’ en ingeniería la llevó a tener el enfoque en cómo se genera valor a lo largo de los procesos y en cuidar desde la obtención de los materiales, hasta el proceso de cómo se manufactura y cómo se está ayudando a generar bienestar y abrir oportunidades para la industria joyera.
Transparencia
Andrea define la obtención de materiales con las palabras transparencia y trazabilidad, pues eso habla mucho de querer conocer quiénes están detrás de los materiales que van a proveer para la elaboración de joyas.
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El proceso colaborativo de Casa Collab se trata de no solo hacer joyas y venderlas, sino que se compartan conocimientos y se entiendan las necesidades de ambas partes, lo que quiere lograr el orfebre y el diseñador en el proceso de creación de una joya.
La diseñadora y directora creativa cuenta que trabaja con comunidades orfebres en Arequipa, Lima y Madre de Dios. “Encuentro altos números de producción de oro que existe actualmente en la Amazonía, especialmente Madre de Dios, donde en realidad no se estaba haciendo o construyendo un modelo que ayude a mejorar las prácticas de los mineros”, dice.
Al obtener esta información, Andrea decidió emprender un viaje de campo en el 2019 y adentrarse en la Amazonía para conocer cómo trabajan los mineros en la zona y llegó a tener un encuentro en particular con un minero que fue el primero en querer eliminar el mercurio del proceso de la obtención de oro en su concesión minera, además de ser el primero en comprometerse en reforestarla.
“El trabajo empieza con Don Pedro en el 2021, pasadas las restricciones de las pandemias, podemos capacitar a cinco mineros más y este movimiento creció en el 2022, cuando tuvimos el primer encuentro de mujeres mineras en Madre de Dios donde había ocho mujeres y, a la fecha, ya se construyó la Asociación de Mujeres Mineras, con 30 mujeres con interés de poder convertir su minería en una sin mercurio y con reforestación”, cuenta Andrea.
Este 2023, ya tuvo la oportunidad de capacitar al menos a unas 15 mujeres mineras más. Con esto, si bien Casa Collab nació con el trabajo artesanal, decidieron enfocar el modelo de trabajo e ir al origen, a donde obtienen el material, que es gran parte del costo de sus productos.
Este eje fundamental de la empresa busca tener total transparencia en poder contar a sus clientes de dónde viene el oro que compran y que esa comunidad ha sido apoyada y son personas a las que conocen.
“La joya se hace un objeto más personal, con una historia verdadera y que le da un valor verdadero. El valor de una joya tiene que ser de dónde vino y que conoces todos sus procesos”, dice Andrea.
Trabajo con los mineros
El usar mercurio en el proceso de la obtención de oro lo hace más rápido, pero a la vez tóxico. Este material está prohibido por la Organización Mundial de la Salud. Además, Andrea José comparte que, actualmente, más del 75% de las personas en Madre de Dios tienen altos niveles de mercurio en la sangre, según estudios realizados con el Centro de Innovación Científica Amazónica (CINCA).
El trabajo que realiza Andrea José es dar a conocer sobre esta toxicidad y la importancia del bienestar de las personas y sus familias a través de capacitaciones y alternativas como las mesas gravimétricas.
“Hay todo un proceso de cuidar muchísimo, técnicamente, cómo se hace esa recuperación para llegar a altos niveles de obtención del material (el oro). Esa es la clave y es lo que venimos haciendo, mejorando la tecnología, prestando atención y capacitando para que entiendan que no solo es beneficioso para su salud, sino también para sus procesos de producción y obtención, un método eficiente para ellos y para el medio ambiente”, añade.
Retos
Andrea es consciente de que la industria ilegal va a seguir ahí y su objetivo no es atacarla, sino construir y generar vínculos con los mineros que quieran hacer negocios responsables que compartan su visión.
Sin embargo, uno de los retos que encuentran en el negocio es educar al consumidor que muchas veces no aprecia el oro sin mercurio y piensan que no es oro, pues la presentación física es distinta.
“A partir de ese momento pensé en que hay oferta, pero no hay demanda. Si no creamos esa demanda y ese conocimiento de que existe un oro que puede ser obtenido de manera más responsable, nunca va a prosperar”, refiere.
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Por ello, en esta parte fundamental de la demanda trata de generar consciencia tanto con sus clientes como con otras marcas de joyería que están interesadas en transformar su modelo de negocio a uno más responsable.
“Es un trabajo de hormiga y lo vengo haciendo desde que salí de mi maestría en el 2020. He podido participar de conferencias, eventos, para ir generando esa voz y entender y conocer qué importante es saber de dónde viene lo que consumes. Creo que el consumidor tiene un gran rol en todo este proceso de apoyar una minería y joyería responsables”, dice.
Andrea ha encontrado comunidades de joyeros tanto en Nueva York como en Londres, 100% comprometidos con la joyería responsable.
Bright Young Gems 2021
Cuando se graduó, Andrea tuvo que terminar su colección de joyas montando una mesa de trabajo en la casa de estudiantes donde vivía en Londres. Esta colección llamada ‘Jarapay’ (envolver en quechua), era el resumen de sus años de maestría, donde estudió la obtención del material y quiso mostrar las joyas hechas con oro peruano que cuentan la historia de las peruanas y peruanos.
“Utilicé el textil como fuente de inspiración de cada una de mis piezas porque el arte textil era considerado más valioso que el oro en la época antigua, por la manufactura tediosa y costos”, cuenta.
Así, tuvo la oportunidad de exhibir, por primera vez, la colección en persona en el UK Jewellery Festival en 2021, frente a las personas de la industria más importantes del Reino Unido. Presentó el resumen de su maestría y su colección al concurso Bright Young Gems donde ganó.
Hoy, Andrea lidera el colectivo Reciprocity, conformado por 13 diseñadoras de Perú, Estados Unidos, Brasil y Europa líderes en sus rubros. El colectivo se presentó una exhibición en el Consulado General de Perú en Nueva York.
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