En el sector salud saben que la telemedicina no es algo nuevo en el país. En efecto, con la creación del Centro Nacional de Salud (Cenate) en Essalud en el 2013 y con una ley marco aprobada en el 2016, la actividad ha ido trazando su camino.
Sin embargo, la pandemia del COVID-19 ha acelerado su implementación, para sacar provecho a su gran promesa: evitar contagios entre médicos, profesionales de la salud y pacientes. La reacción ha sido global. China, Estados Unidos y Canadá están usándola para asistir a sus enfermos, cuenta José Josán, investigador de Centrum PUCP.
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El Perú no se ha quedado atrás. El 26 de marzo pasado, el Ministerio de Salud (Minsa) publicó la directiva administrativa 286 para la implementación y desarrollo de los servicios de teleorientación y telemonitoreo.
Liliana Ma, directora general de Telesalud del Minsa, explica que el primero permite a los médicos orientar a los pacientes a través de dos canales: por teléfono, llamando al 113 (opciones 5 y 6), y vía el aplicativo Smart Doctor (que atiende 300 consultas por día). El telemonitoreo está orientado a pacientes crónicos, que ya conocen a su médico, dice.
¿Cuál es la novedad? Hasta ahora, explica Ma, las teleconsultas se realizaban entre IPRESS: un paciente acompañado de un profesional de la salud era atendido desde un centro consultante, vía videoconferencia, por un médico desde un hospital o centro de salud de mayor escala.
OPORTUNIDADES
Bajo el reciente marco normativo, Essalud –que operaba hasta ahora bajo el modelo de teleconsulta convencional- ha comenzado a implementar servicios de atención médica a distancia para pacientes críticos de cáncer, cardiopatías y neurología, informa Walter Álvarez, director del Cenate. Además, buscan expandir la realización de colposcopía remota (para detección de cáncer de cuello uterino) y la teleconsulta para pacientes crónicos a nivel nacional, un servicio que ya prestan en las redes Lambayeque y Junín.
Sin embargo, las nuevas herramientas en telesalud podrían señalar el camino hacia la universalización de la salud, una política que adquirió protagonismo en noviembre pasado, cuando el Gobierno amplió la cobertura del Seguro Integral de Salud a la población no asegurada.
¿Cuál es la promesa? Según médicos y expertos en salud digital consultados para este informe, la telesalud en un escenario poscuarentena de corto y mediano plazo, podría ayudar a disminuir la afluencia a establecimientos de salud, descongestionar la consulta externa, expandir la salud a zonas rurales (resolviendo la escasez de especialistas), humanizar la atención, además de generar ahorros importantes para el Estado y los pacientes. Al respecto, Bernardette Cotrina, ex directora nacional de telemedicina en Essalud y el Minsa, ilustra el caso del Instituto Nacional de Salud del Niño San Borja, que hasta agosto pasado generó un ahorro de S/54 millones al sector salud gracias a teleconsultas, por menores gastos en traslados (derivaciones).
UN SALTO CUÁNTICO
Pero el real potencial de la telemedicina en el país llegará con el despliegue del uso de tecnología. En el caso de las teleconsultas, la nueva regulación podría dar pie a la adquisición de equipamientos específicos, desde cámaras de exámenes con alta resolución y unidades portátiles de tomografía, apunta Pedro Grillo, ex jefe del SIS.
En el caso del telemonitoreo, la transformación debería llegar de la mano de los llamados dispositivos vestibles y sensores, como lo describe el periodista Andrés Oppenheimer en “¡Sálvese quien pueda!” (2018), donde expone los vaticinios del futuro de la automatización en el trabajo, incluido el de los médicos.
¿QUÉ LO FRENA?
En cuanto a los inconvenientes, en principio, las fuentes anotan el desconocimiento de la demanda, el mercado y la poca experiencia de los pacientes y los médicos. Otro reto no menor será la expansión de la red dorsal a nivel nacional para garantizar el acceso a Internet, en particular, en zonas rurales alejadas; así como la implementación de la historia clínica electrónica y tecnologías como ‘blockchain’ para resguardar la información de los pacientes.
Pero lo que marcará un antes y un después para el sistema es la creación de la receta y firma electrónicas de los médicos. Digemid ha dado un primer paso en ese sentido durante la emergencia, permitiendo la prescripción para estupefacientes y psicotrópicos. La buena noticia es que, como resalta Ma, los servicios de telemedicina no se acabarán con la cuarentena. “La idea es no eliminarlos, sino reforzarlos más”, asegura.
¿CUÁL ES EL AVANCE DE LOS PRIVADOS?
Las directivas en teleorientación y telemonitoreo aprobadas para la emergencia sanitaria por el COVID-19, también serán aprovechadas cada vez más por el sector privado.
Este es el caso del Grupo San Pablo, que tras el anuncio de la cuarentena implementó servicios de telepsicología, para brindar soporte emocional a pacientes COVID-19, así como de teleconsultas para pacientes crónicos con problemas de diabetes, asma y cardiológicos, informa su gerente comercial corporativo, Manuel Marroquín. En ese sentido, el ejecutivo indica que han comenzado a estimar la demanda y están afinando el presupuesto para invertir en una plataforma tecnológica, equipos de ayuda diagnóstica portátiles, vehículos y personal para soporte en domicilio.
En Pacífico Seguros también han reaccionado desde lo digital para atender a los pacientes de las clínicas que forman parte de su red, entre ellas Clínica San Felipe, la red de clínicas y centros médicos Sanna. Según Juan Carlos Salem, gerente de la división de seguros de salud y la red ambulatoria de Pacífico EPS, antes de la cuarentena la teleorientación (por teléfono, chat y médicos online) representaba el 30% de la atención por call center, y el 70% la atención a domicilio. “Hoy, con el toque de queda y la restricción horaria esos porcentajes se han invertido”, comenta a Día1.
El incremento de la demanda los ha llevado a sumar posiciones en el servicio ‘médico online’ y a implementar telemonitoreo para pacientes crónicos y continuadores, agrega.
Sector primario
En el sector minero, un total de 14 compañías comenzaron a implementar teleconsultas a mediados del 2018 a través de la gestora de salud ocupacional, informa a Día1 José Josán, investigador de Centrum PUCP. Así, cuando ocurre un evento de salud el paciente es evaluado por un profesional en el punto de salud de la operación minera y un médico remoto, conectados a través de equipamiento y software. La experiencia de manera preliminar ha observado ahorros en costos, pues gracias a la obtención de una mayor precisión en el diagnóstico remoto se logró disminuir en 60% el número de derivaciones.
EN AGENDA: BENEFICIOS Y SUGERENCIAS
1_ Más humanos. Contrario a lo que se podría pensar, la teleconsulta exige a los participantes una conexión más empática, dice Juan Carlos Bartolo, experto en salud digital.
2_ Telemonitoreo. El servicio de entrega a domicilio de medicamentos de adultos mayores de Essalud podría implementar el servicio de telemonitoreo, para garantizar la atención a domicilio que a veces no suele brindarse por falta de personal, sugiere Bartolo.
3_ Investigación. Además de impulsar la capacitación en telemedicina, es necesario generar evidencia sobre su uso en el país, indica Ernesto Gozzer, médico y profesor de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
¿Qué es un coronavirus?
Los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden llegar a causar infecciones que van desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, que se pueden contagiar de animales a personas (transmisión zoonótica). De acuerdo con estudios, el SRAS-CoV se transmitió de la civeta al ser humano, mientras que el MERS-CoV pasó del dromedario a la gente. El último caso de coronavirus que se conoce es el COVID-19.
En resumen, un nuevo coronavirus es una nueva cepa de coronavirus que no se había encontrado antes en el ser humano y debe su nombre al aspecto que presenta, ya que es muy parecido a una corona o un halo.
¿Qué es la COVID-19?
La COVID-19 es la enfermedad infecciosa que fue descubierta en Wuhan (China) en diciembre de 2019, a raíz del brote del virus que empezó a acabar con la vida de gran cantidad de personas.
El Comité Internacional de Taxonomía de Virus designó el nombre de este nuevo coronavirus como SARS-CoV-2.
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