Por vez primera en medio siglo de historia, la industria de hidrocarburos de Loreto se ha sumido en el más profundo silencio. De acuerdo a estadísticas de Perú-Petro, la producción de crudo de esta rica región petrolera se ha reducido a “cero” desde el pasado 7 de agosto, cuando el lote 95 de Petrotal detuvo operaciones, tras la asonada que cobró la vida de tres pobladores de la zona.
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Hasta la víspera de ese fatídico día, el lote 95 era el único lote activo en todo Loreto.
Todas los demás: los lotes 192, 67, 8 y 64, habían detenido progresivamente sus operaciones desde febrero, debido al COVID-19.
Cinco días antes, también (2 de agosto), el Oleoducto Norperuano había parado operaciones como consecuencia de la captura de la Estación 5 por nativos que demandaban del Estado “medicinas para hacer frente a la pandemia, así como el cierre de brechas sociales”.
En ese momento, el oleoducto solo transportaba crudo del lote 95. Así que era obvio suponer hacia donde iban a dirigir luego sus miradas las federaciones nativas, en su objetivo de llamar la atención del Gobierno.
OBJETIVO: EL LOTE 95
Una semana antes de la fatídica medianoche del 6-7 de agosto, activistas de distintas partes de Loreto habían comenzado a congregarse en Bretaña, capital del distrito de Puinahua, donde tiene su emplazamiento el lote 95.
“Como Petrotal era la única empresa que estaba produciendo [petróleo], es que han venido a Bretaña”, comenta a Día el alcalde de Puinahua, Arnulfo Tafur.
De acuerdo al funcionario, los manifestantes demandaban la provisión de agua, electricidad, pistas y otros servicios básicos, que el Estado nunca ha atendido convenientemente.
“Ellos dicen que mi administración no hace nada para conseguir todo eso. Por esa razón es que he venido a Lima a agilizar los expedientes (de varios proyectos sociales)”, señala Tafur.
Bretaña, con una población de 1.700 habitantes, solo cuenta con electricidad durante cuatro horas del día, gracias a la donación de un grupo electrógeno por parte de Petrotal, el cual tiene la desventaja de costar “muy caro, porque trabaja con diesel”, anota el alcalde.
Por eso, solo es encendido de 6 p.m. a 10 de la noche. En cuanto al servicio telefónico 2G, “se para cayendo” y no ofrece cobertura a todo el distrito.
Para solucionar estos temas, autoridades del municipio de Puinahua, encabezados por Tafur, arribaron a Lima la semana pasada.
CONVERSACIÓN EN LIMA
En la Metrópoli, los funcionarios puinahuenses se entrevistaron con funcionarios de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), el Minem, MTC y Vivienda, para coordinar la agilización de dos expedientes técnicos fundamentales.
Uno, por S/12 millones, para implementar un proyecto de paneles fotovoltaicos, que permitirá generar energía eléctrica las 24 horas del día para todo Puinahua. Y otro para modernizar y ampliar la red telefónica.
“El Ministerio de Energía y Minas (Minem) se comprometió a implementar paneles solares para brindar energía a la población. Es un expediente que Petrotal ha financiado”, apunta Sandra Castro, gerente de asuntos institucionales de la petrolera.
De acuerdo a Tafur, los expedientes están casi listos y serán presentados en octubre.
“Solo necesitamos que el Gobierno levante las observaciones y entonces viene la ejecución”, añade.
Luz y teléfono son, sin embargo, apenas dos de muchas necesidades urgentes en Puinahua y demás comarcas de Loreto. Otras, más difíciles de solventar, tienen que ver con el mentadísimo, pero poco entendido, plan de cierre de brechas para la región. ¿De qué se trata este plan??
PLAN DE CIERRE DE BRECHAS
El plan de cierre de brechas consiste en el otorgamiento de una partida presupuestal para el desarrollo de proyectos de infraestructura y servicios públicos en seis provincias loretanas con actividad petrolera: Datem del Marañón, Loreto, Alto Amazonas, Requena y Maynas.
Fue lanzado por el expremier Salvador del Solar, en 2018, y renovado por otro expremier, Vicente Zeballos, a inicios de 2020.
Ambas veces, luego de peligrosas asonadas que semi-paralizaron la industria petrolera en la región.
La reciente captura de la Estación 5 y el malogrado ataque al lote 95 refrescaron la memoria del Ejecutivo sobre la existencia de este proyecto.
En ese sentido, se puede decir que las federaciones nativas de Loreto han tenido un rotundo éxito en su intención de llamar la atención del gobierno.
“Al igual que ocurre en minería, las comunidades de Loreto han identificado que la mejor manera de traer a la mesa al Estado peruano, es haciendo protestas a las empresas petroleras”, señala Felipe Cantuarias, presidente de la Sociedad Peruana de Hidrocarburos (SPH).
De acuerdo al líder gremial, eso es lo que ha ocurrido con todos los ataques en el oleoducto y los lotes 192, 8, 64 y, ahora, en el lote 95.
En todos esos casos, anota Cantuarias, la plataforma de protesta ha sido la misma: obligar al Estado a que se comprometa a realizar obras y servicios públicos para cerrar las brechas existentes en la amazonia.
Pero, ¿qué es lo que ha resuelto el Gobierno en relación al cierre de brechas? ¿Y cómo han reaccionado las comunidades nativas?
LOS NATIVOS SE OPONEN
Precisamente, mientras el alcalde de Puinahua y sus funcionarios trataban temas relacionados con su distrito, la PCM trabajaba intensamente en la reactivación del plan de cierre brechas.
Su esperanza: devolver la tranquilidad a Loreto y terminar con el bloqueo del lote 95, donde 20 trabajadores de Petrotal y 195 policias se mantienen encerrados en el campamento petrolero.
El resultado fue un decreto supremo, (DS 145-2020-PCM) publicado el 28 de agosto, que compromete S/6.000 millones para 800 proyectos en favor de las comunidades nativas de Loreto durante los próximos seis años.
De acuerdo al premier Walter Martos, el plan comenzará a ejecutarse este año, con “más de S/100 millones”.
Pero, ¿qué opinan las comunidades nativas al respecto?
Día1 tuvo acceso a un documento firmado por Orpio (Organización Regional de Pueblos Indígenas del Oriente) y Aidesep (Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana), donde estas federaciones expresan su malestar por la aprobación apresurada del plan de cierre de brechas.
“El D.S. 145-2020-PCM no recoge el espíritu de las organizaciones indígenas, quienes plantearon una institución como unidad ejecutora de carácter excepcional, que gestionaría la implementación del plan, con participación directa [de las federaciones] en la toma de decisiones”, señala el comunicado.
En suma, los colectivos indígenas solicitan que el gobierno implemente una suerte de fideicomiso donde ellos pueden participar con voz, voto y poder de decisión.
“Las federaciones nativas quieren empoderamiento y sentir que son parte del proceso para poder fiscalizar. Pero el Ejecutivo y el gobierno de Loreto se oponen. Entonces estamos en un punto muerto porque las comunidades entienden que las están meciendo”, señala Felipe Cantuarias.
En opinión del líder gremial, el problema de fondo es que no existe un mecanismo estatal para ejecutar el presupuesto, igual como ocurría con la Reconstrucción con Cambios.
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“No es un tema de cuánto dinero se destina sino que la ejecución hasta ahora es cero, y las comunidades se sienten comprensiblemente engañadas por ello”, señala.
¿Y AHORA QUÉ...?
Para la SPH, la solución pasa porque el Gobierno pida disculpas por sus errores, cumpla estrictamente sus compromisos de ahora en adelante y defina un modelo adecuado de gobernanza para la ejecución de los proyectos.
Las federaciones indígenas, por su parte, aún esperan que la PCM se reúna con ellos en Iquitos, para “darle el sentido origina al plan”, esto es, que los incluyan en la toma de decisiones.
¿Y las empresas petroleras? Para ellas, el conflicto aún seguiría latente, pues el Gobierno aún no explica con claridad qué proyectos, en qué lugares, con qué prioridad y cómo se van a ejecutar. Si bien el premier asegura que se destinarán más de S/100 millones, solo este año.
Entre tanto, toda la actividad hidrocarburífera de Loreto está paralizada.
“Seguimos parados después de tres semanas. Petro-Perú sigue detenido y los demás lotes de hidrocarburos también. La producción de Loreto es ’cero’, lo cual significa que no hay canon ni regalías”, señala Castro.
El lote 95 fue el único lote que estuvo trabajando normalmente en medio de la pandemia, llegando a producir un promedio de 11.400 barriles por día (bpd) de petróleo en abril.
No obstante, se vio obligado a parar operaciones el 7 de mayo. El 15 de julio retomó esta actividad, llegando a trabajar tres semanas más, hasta los sucesos del 6 de agosto.
“El plan para este año era llegar a producir 20 mil bpd hacia octubre-noviembre. Ya teníamos todo el plan operativo y los inversionistas”, agrega Castro.
Al cierre de este artículo, la situación seguía siendo la misma en Loreto. Con la diferencia de que ya no hay más instalaciones petroletras activas que capturar para llamar la atención del gobierno.
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