Jorge Ochoa Garmendia, presidente del Gremio de la Pequeña Empresa de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), señaló que el panorama que se tiene es crítico porque muchas empresas han paralizado sus actividades por más de 90 días e, incluso, habrá algunas que seguirán en esta situación mientras resuelven los aspectos de control sanitario. (Foto: Anthony Niño de Guzmán / El Comercio)
Jorge Ochoa Garmendia, presidente del Gremio de la Pequeña Empresa de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), señaló que el panorama que se tiene es crítico porque muchas empresas han paralizado sus actividades por más de 90 días e, incluso, habrá algunas que seguirán en esta situación mientras resuelven los aspectos de control sanitario. (Foto: Anthony Niño de Guzmán / El Comercio)
Ricardo Guerra Vásquez

Después de casi 100 días con las puertas cerradas, no solo los negocios de reiniciaron sus operaciones, sino también algunos otros incluidos en la Fase I y II de la que son con puerta a calle.

El reto al que se enfrentan estos comerciantes es complicado. Además de lidiar con un menor flujo de ingresos, producto de una menor circulación de personas, también tienen gastos fijos que se arrastran desde mediados de marzo, cuando inició la inmovilización social obligatoria.

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Jorge Ochoa Garmendia, presidente del Gremio de la Pequeña Empresa de la (CCL), señaló que el panorama que se tiene es crítico porque muchas empresas han paralizado sus actividades por más de 90 días e, incluso, habrá algunas que seguirán en esta situación mientras resuelven los aspectos de control sanitario.

En esta línea, Ochoa indicó que el pago de unas obligaciones más relevantes que se afectará son los alquileres, esenciales para el funcionamiento de los negocios.

“Lo que se ve es que por la falta de ventas no van a poder asumirse estos pagos. Pero también se ve que al otro lado los propietarios son personas naturales, que necesitan los recursos”, mencionó.

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Así, el titular de este gremio refirió que ambas partes deben evaluar las condiciones y ponerse de acuerdo para refinanciar o reprogramar este pago. Agregó que desalojar a los inquilinos “morosos” no es solución efectiva por dos razones.

La primera es que el precio de alquiler del local será menor al que se tenía con el locatario porque se tiene una crisis económica. En segundo lugar, está la opción de que al ejecutar un desalojamiento, el local quede inhabitado por varios meses, cortando todo ingreso.

“Tienen que entender que se afectó la cadena de pagos. Si desalojan y lo ponen a alquiler lo harán a un precio menor y eso, si es que logran conseguir locatarios nuevos. Este tema, además, no solo son con los comercios con puerta a calle sino también con las oficinas, porque con el teletrabajo ya no se necesita el espacio de antes”, remarcó.

Así, por ejemplo, Diógenes Alva, vicepresidente de la coordinora de empresarios de , indicó que entre los arrendadores del emporio se ha acordado no cobrar los alquileres correspondientes a los casi 100 días de actividades paralizadas. Detalló que los inquilinos solo deberán asumir los gastos por mantenimiento (luz y agua), dado que estos servicios se mantuvieron.

“Desde mediados de marzo se congeló el cobro de alquileres. Tampoco se va a cobrar porque, evidentemente, no tienen recursos [los inquilinos]. Sería un maltrato. Esta medida se tomó para que puedan reiniciar sus negocios con un poco de tranquilidad”, indicó.

Con luz verde para el reinicio de actividades, Alva, quien es propietario de tres galerías en Gamarra, explicó que vienen conversando con los locatarios sobre esta opción en medida que llegan para abrir sus negocios. “Yo creo que todas las galerías no van a cobrar alquileres estos meses en cuarentena”.

En tanto, Salvador Ode, expresidente de la Asociación de Comerciantes del Jirón de la Unión, contó que aún no se ha llegado a un consenso en esta zona del , pero se manejan diversas opciones.

Entre estas, por ejemplo, rebajas en el precio de alquiler, condonaciones por los meses de paralización de ventas o acuerdos para que se pague un monto mínimo por el arrendamiento. “Ya no como local de venta, sino como depósito”.

Salvador Ode, expresidente de la Asociación de Comerciantes del Jirón de la Unión, contó que aún no se ha llegado a un consenso en esta zona del Centro de Lima, pero se manejan diversas opciones (Foto: Salvador Ode)
Salvador Ode, expresidente de la Asociación de Comerciantes del Jirón de la Unión, contó que aún no se ha llegado a un consenso en esta zona del Centro de Lima, pero se manejan diversas opciones (Foto: Salvador Ode)

Ode señaló que hay varios locales desocupados en esta zona y que, pese a que los precios se han reducido, difícilmente van a ser arrendados en las próximas semanas.

Sin embargo, el comerciante explicó que el impacto del coronavirus solo ha profundizado el problema de los comercios del Centro de Lima. Esta situación ya era crítica para estos comerciantes desde hace varios meses, producto del cierre de varias avenidas en esta zona.

"Antes del coronavirus los comerciantes ya se estaban yendo, ahora va a ser peor. Nadie va a querer venir. Hay más locales vacíos", detalló.

El comerciante del Jirón de la Unión criticó que las autoridades no atiendan las demandas de esta zona, así como lo hacen con Gamarra y Las Malvinas, por ejemplo.

“Hay una depresión total. El Centro de Lima está abandonado por las autoridades gubernamentales y municipales. El Jirón de la Unión está olvidado. Se habla mucho del Bicentenario, pero los comercios alrededor de Palacio de Gobierno están abandonados. No hemos tenido contacto con el alcalde”, expresó el expresidente de la Asociación de Comerciantes del Jirón de la Unión.

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