"Valdría la pena revisar en qué han estado ocupados los padres de la patria mientras el Perú espera la siguiente encuesta". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"Valdría la pena revisar en qué han estado ocupados los padres de la patria mientras el Perú espera la siguiente encuesta". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Alek Brcic Bello

Como la obliga a concentrar nuestra atención en las barbaridades que proponen los candidatos presidenciales (como traer de vuelta el Huáscar, ‘devolver’ la ONP y entregar bonos mensuales para cinco millones de personas), el ha estado pasando desapercibido últimamente. No por ello, sin embargo, su trabajo ha sido mejor de lo que fue el año pasado.

Es cierto que hace unos días los parlamentarios tuvieron un breve instante de cordura y decidieron no apoyar una propuesta para expropiar las plantas de oxígeno. Pero como una golondrina no hace un verano y un proyecto archivado no perdona una pésima gestión, valdría la pena revisar en qué han estado ocupados los padres de la patria mientras el Perú espera la siguiente encuesta.

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Así, entre decenas de proyectos declarativos para motivar la creación de distritos en todo el territorio nacional, existen otros tantos temas sobre los que el Parlamento está buscando normar. Desde querer que el primer domingo de octubre se celebre el día nacional de la concha de abanico hasta un proyecto para establecer la ley del detective privado (que prohibiría a extranjeros dedicarse a tal oficio en el país), los congresistas están sacándole el jugo a sus últimos meses en el hemiciclo.

Entre las propuestas que más han sonado, por supuesto, se encuentra el nuevo retiro de las AFP (el quinto en un año y esta vez hasta por S/17.600) y la autorización para disponer de parte de fondos de la CTS (hasta 50% de lo que tengan en sus cuentas aquellas personas que ganen menos de S/2.400). Ambas han sido aprobadas en comisión y esperan un próximo debate en el pleno.

Sobre la poca pertinencia de esas medidas ya se ha escrito bastante. Basta decir que con los retiros del año pasado más de dos millones de aportantes se quedaron sin un sol en sus cuentas previsionales y eso pasará factura cuando lleguen a la edad de jubilación.

El tema es que, así como esos proyectos, existen otros igual de improvisados que no han tenido tantos reflectores encima. Acción Popular, por ejemplo, ha presentado una propuesta para establecer un control de precios para las vacunas contra el COVID-19. Es decir, pese a que aún no existe oferta privada, quieren asegurarse de que cuando las dosis privadas estén finalmente disponibles persista la escasez.

Ese mismo partido ha presentado otra iniciativa para regular “el uso indebido” de redes sociales. Según ese proyecto, perfiles que “no representen a una persona real”, así como personas que ‘sobreexpongan’ su intimidad o compartan su número de teléfono o información sentimental en Internet podrían ser sancionados con una multa de “hasta 100 UIT” (S/440.000). Un despropósito por donde se le mire.

Por el lado de Descentralización Democrática, se ha presentado una propuesta que dispone la fusión de ministerios. Parece que a estos congresistas nadie les explicó la independencia de poderes y buscan que 12 carteras del Ejecutivo se conviertan en seis.

En el Partido Morado no han entendido que el Legislativo no tiene capacidad de gasto y han presentado una nueva propuesta para otorgar pagos excepcionales a los aportantes a la ONP. El análisis costo beneficio acepta que la medida afecta la caja fiscal, lo que la haría inviable, pero buscan justificarse diciendo que el beneficio social es alto.

En el caso del Frente Amplio, ellos tienen un proyecto para suspender temporalmente licencias de patentes para tratar el COVID-19. Y el Frepap quiere que la Sunafil fiscalice a los trabajadores que realizan teletrabajo en sus casas. La lista sigue y estos son solo proyectos presentados este mes.

No cabe duda de que el Congreso actual ha sido un desastre. Pensar, sin embargo, que este mal rato terminará con el nuevo gobierno sería un exceso de optimismo. Basta con escuchar a la gran mayoría de candidatos al Parlamento para entender que no tienen idea de lo que debe hacer un congresista (y algunos ni siquiera sabían que están postulando).

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