La combinación de inteligencia artificial y robótica "es brillante" y puede generar un "gran número de beneficios a la humanidad". según el profesor Edson Prestes. (Foto: Reuters)
La combinación de inteligencia artificial y robótica "es brillante" y puede generar un "gran número de beneficios a la humanidad". según el profesor Edson Prestes. (Foto: Reuters)

Mientras se apaciguan las entre las dos economías más grandes del mundo con la esperanza de que se evite otra ronda de aumento de aranceles, se está desarrollando, en otro frente, una rivalidad estratégica entre ambas.

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En los últimos años, las empresas chinas han logrado un liderazgo en el ámbito tecnológico. En el mercado de smartphones, el crecimiento ha sido exponencial: en los últimos cinco años, la participación de mercado global de los smartphones chinos pasó del 20% al 50%. La misma tendencia ocurre con otros productos, como los drones y los scooters, donde ya está totalmente descartada la concepción de hace 10 años, cuando se pensaba que solo producía copias baratas sin mayor innovación. En el campo del Internet, los gigantes chinos como Baidu, Tencent y Alibaba son cada vez más poderosos. Este último ya maneja más transacciones en línea de las que maneja Amazon en todo el mundo.

Este fuerte crecimiento del sector tecnológico responde al ambicioso plan del gobierno titulado Made in China 2025, el cual va mucho más allá de lo logrado hasta el momento. China aspira a convertirse en el líder mundial en la robótica, la inteligencia artificial y la producción tecnológica. Pero para poder lograrlo enfrenta una gran vulnerabilidad, que es su incapacidad para producir el principal insumo usado en sus tecnologías: el chip, pues para ello depende de Estados Unidos.

China importa el 95% de los chips que utiliza para su producción tecnológica y hasta el momento no ha sido capaz de desarrollar la tecnología suficiente para autoabastecerse de este insumo tan importante para la subsistencia de su tan ambicioso plan.
Estados Unidos, al no estar dispuesto a ceder su lugar hegemónico ante China, estaría librando una estrategia en un frente distinto al comercial. Por un lado, está usando su sistema de seguridad nacional para intentar desmantelar a ciertas empresas estratégicas chinas. Por ejemplo: liquidó al fabricante de equipos de telecomunicaciones chino ZTE y fabricante de chips de memoria Fujian Jinhua, prohibiéndoles comprar componentes en su territorio. Tal podría ser el caso también de Huawei, el mayor productor mundial de smartphones, que ya enfrenta cargos criminales contra sus directivos.

Por otro lado, EE.UU. también está preparando una serie de controles de exportación para limitar el acceso a esta tecnología clave a las empresas chinas. Estos controles pueden tener efectos de gran alcance, como restringir no solo la venta de productos finales, sino también las transferencias de tecnología a través de acuerdos de licencia. Ello también podría incluir controles sobre empresas de otros países que incluyen tecnología estadounidense.

Si bien la tensión comercial podría resolverse en las próximas semanas, la verdadera tensión entre China y EE.UU. se está jugando en otro terreno, distinto al comercial.