En la vida adulta, armar un presupuesto es, para muchos, una necesidad. Esto se hace sumamente importante cuando se tiene metas de ahorro u organización; y más si se pretende guardar dinero para un plan a futuro.
Asimismo, las personas suelen cometer el error de intentar aliviar la carga de gastos pagando cuentas con tarjetas de crédito; cuando esta opción generará a largo plazo una preocupación mayor.
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El Comercio conversó con dos especialistas en finanzas personales para entender cuáles son los puntos fuertes por establecer en un presupuesto, así como identificar los errores recurrentes al momento de jerarquizar gastos.
SEGMENTAR GASTOS
Para Jorge Carrillo Acosta, docente de Pacífico Business School, se debe mapear los gastos para dividirlos adecuadamente.
“Los gastos esenciales son esos a los que cada mes delegas dinero y no pueden ser evitados. Estos se parten en domésticos, transporte y manutención”, especifica.
El primero corresponde al desembolso destinado a alquiler, agua o arbitrios. O sea, aquellos que son imprescindibles y que están presentes cada mes. Luego están los gastos de transporte, los cuales pueden variar según el medio que se utilice para movilizarse. Por último, están los gastos de manutención inclinados a salud y bienestar. De esos tres gastos nunca te vas a salvar, pues cada mes delegas dinero a ello.
Menciona, además, un segundo bloque para gastos no esenciales sintetizados en gustos diarios, como ir por un café en las mañanas, comer un postre en el almuerzo o fumar un cigarro de camino al paradero.
“Estos son considerados “gastos hormiga” y pueden tener mayor repercusión si se sale con frecuencia los fines de semana”, agrega.
Entonces, ¿cómo evitar un desbalance? Si se tuviese que reducir gastos, el especialista sostiene que pueden optimizarse aquellos esenciales. Por ejemplo, llevando almuerzo al trabajo en lugar de ir a un menú o despertando más temprano para desplazarse en transporte público y no en taxi.
En cambio, Walter Eyzaguirre, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad ESAN, califica los tipos de gastos en fijos, variables y superfluos. Para el especialista, los gastos fijos pertenecen a esas cuentas que requieren un pago mensual, sin excepción. Añade que estos no pueden ser reducidos; los variables, sí.
“Si bien es cierto que los gastos fijos y los variables son necesarios, la diferencia radica en que solo en los segundos uno puede influenciar en que suban o que bajen”, explica el administrador.
En ese sentido, uno puede adaptar los gastos acorde a lo que la economía personal nos permita. Así, como el nombre indica, pueden ser alterados en cuanto a transporte y alimentación, estando sujetos a urgencias cotidianas.
Por su parte, los gastos superfluos están orientados a entretenimiento y aunque pueden ser moderados, no deberían ser eliminados “porque sino pasarían a ser gastos restrictivos”, lo que no duraría mucho.
CAPACIDAD DE AHORRO
Una vez que se tiene localizado los gastos prescindibles, otra de las principales preocupaciones es el monto a distribuir en una cuenta de ahorros. En este punto la opinión de ambos docentes responde a las circunstancias del caso.
Por un lado, Carrillo cuenta que una cifra ideal de ahorro por mes es siquiera el 10% de la remuneración mensual porque brinda orden al presupuesto a seguir. Es decir, si usted gana S/1.500, deberá ahorrar en su cuenta bancaria S/150.
En tanto, Eyzaguirre comenta que el ejercicio de ahorro debe ser adecuado a la realidad de cada persona, pues solo de esa forma uno decide qué porcentaje del sueldo puede ser ahorrado, según el ritmo de gastos y estilo de vida.
“El ahorro debería ser considerado como una meta fija. Uno debe ahorrar antes de gastar, no al revés. Si bien es cierto, se recomienda ahorrar un 10%, yo no estoy de acuerdo con eso. Yo creo que la gente debe ahorrar lo que está a su alcance”, sostiene.