Melissa Rodríguez Enciso

Hoy se llevó a cabo el conversatorio “Sostenibilidad y Construcción en el Perú: un encuentro que motiva al cambio”, con la participación de Claudia Bustamante, gerente de Sostenibilidad y Relaciones con Inversionistas de Cementos Pacasmayo; Rosario Reaño, arquitecta y gerente de implementación de Proyectos de Habitat para la Humanidad Internacional y Félix Caicedo, PhD en Ingeniería Civil y profesor de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC).

La principal conclusión del panel se orientó hacia la importancia de no solo contar con elementos innovadores para impulsar la sostenibilidad, sino en la responsabilidad de los diversos actores públicos, privados y la academia por hacerlos de mayor accesibilidad al público, siempre acompañado de la educación en su uso y beneficios.

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Una manera de lograrlo, según comentaron los panelistas, es hacer el cambio menos disruptivo. Sobre ello, Reaño anotó que el cambiar un poco el material en la construcción significa romper estas reglas, así “poco a poco y de la mano del actor privado, llegamos a distintos sectores sensibilizando de manera bastante didáctica, simple, concreta. Creo que va a poder lograr escalar un primer peldaño”, dijo.

Un ejemplo de este tipo de materiales lo brindó Bustamante, quien habló del Ecosaco, producto de Cementos Pacasmayo. Se trata de un empaque disgregable que puede ser introducido por el maestro de obra o auto constructor directamente a la mezcladora de concreto estilo trompo, sin necesidad de abrirlo.

De esta manera, el empaque se convierte en parte de la mezcla de concreto sin generar residuos, aportando al ambiente y sin afectar la calidad o resistencia de las estructuras.

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Para Caicedo, en el Perú es posible construir sosteniblemente; sin embargo, existen obstáculos que deben superarse y esto, a su entender, proviene de ideas preconcebidas.

“La gente se enamora de cierto tipo de material y, cuando planteas uno nuevo, te cuesta mucho promoverlo. La madera reciclada, por ejemplo, tiene grandes ventajas, pero hay gente que realmente no le gusta”, dijo.

El profesor de la UTEC explicó que no es solo por un tema estético, sino porque hay que lidiar con los preceptos de la circularidad y de no dejar que algo termine su ciclo, sino extenderlo.

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Acompañamiento

Por otro lado, Caicedo identificó que existen conocimientos que no se encuentran a la mano de todos y por ello, la universidad tiene que cumplir con un rol de difusión que permita vincularse con el entorno y poder dar soluciones a aquello que va a ayudar a la sociedad.

En tanto, Bustamante coincidió en que cualquier producto innovador debe estar acompañado de mucha información que sea de utilidad. “De nada sirve que yo dé una ficha técnica. Hay que hacer talleres de la mano con todos los actores. Tienes que educar al consumidor para que entienda que es un beneficio y que se trata de una oportunidad de probar algo nuevo”, agregó.

Para lograr este acompañamiento y educación, se debe transmitir el mensaje a través de un lenguaje entendible para las personas como por ejemplo videos cortos, animados con puntos clave, coincidieron los panelistas.

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Tratar de familiarizar lo más posible y, obviamente, del otro lado está la academia y cómo nosotros podemos aportar en las universidades del norte del país o las escuelas de ingenieros para que estas vayan entendiendo su importancia”, agregó Bustamante.

Y es que, a diferencia de hace muchos años, hoy se habla más de la vivienda en el sector vulnerable, dijo Reaño. Y, ya no solo por los temas sísmicos, sino también por la pandemia y los fenómenos climatológicos que afectaron, sobre todo, al norte del país.

Informalidad

Sobre la informalidad en el sector, Caicedo anotó que esta impacta en la productividad, pues se tienen obras y proyectos que pueden realizarse en menor tiempo, pero tardan más; por otro lado, resaltó que cuando hay errores y se generan demoliciones que también se generan residuos. “Son consecuencias que no son amigables con el lineamiento de la sostenibilidad”, dijo.

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Según Reaño, en Lima Metropolitana existen más de 262 mil maestros de obras y, según datos de estudios que realizaron junto a la OIT sobre el trabajo decente para el sector construcción, el 56% de ese grupo no tiene instrucción técnica, se instruyen en el proceso constructivo y las carreras profesionales que existen no atienden necesariamente a los sectores vulnerables.

Si bien la profesionalización es necesaria para lograr la construcción sostenible, Bustamante afirmó que no por eso se debe dejar de lado al sector informal, que abarca el 70% del total del sector construcción.

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Así, coincidió con Caicedo y afirmó que el construir y demoler no solo implica demora y mayores costos, sino que está muy ligado a la sostenibilidad de largo plazo. “Muchas veces consumes y priorizas el corto plazo y al final, todas esas decisiones terminan costando más en el mediano y largo plazo. Las soluciones sostenibles no son más caras y te van a salir más rentables, pero es difícil transmitir ese mensaje”, explicó.

Además, agregó que no se debe perder el foco de que vivimos en un país con déficit de infraestructura gigante, con millones de personas que no tienen una vivienda segura y adecuada, por lo que los esfuerzos se deben concentrar tanto en que el impacto ambiental sea menor, como en asegurar que el país crezca y se siga desarrollando.

“Tenemos que encontrar este balance de generar desarrollo, pero de la mejor manera con el menor impacto”, dijo.


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