Ya que tras el COVID-19 el mundo tiene que reinventarse, el teatro no es la excepción. Pero al ser el teatro una experiencia personal y única que involucra la interacción en tiempo real, en vivo, in situ, entre el público y el actor, ¿cómo volcarlo a la virtualidad?
Javier Valdés es actor de cine, teatro y televisión y tiene más de 40 años de experiencia en el rubro. Este año tenía programado participar en talleres de actuación en Lima y en el norte del país, grabar una película y, un día antes del establecimiento de la cuarentena, se había repuesto la obra de teatro “Mucho ruido por nada”. El confinamiento social ha retado al mundo del teatro de una forma en la que nunca se había pensado, “Hotline”, la obra de teatro protagonizada por Valdés y Daniela Mayuri y dirigida por David Ames, es la respuesta a ese reto.
La historia de “Hotline” transcurre durante la actual pandemia: un coronel, vencido por el coronavirus, se desconecta del mundo real y se refugia en el alcohol y en la virtualidad, espacio en el que conoce a una joven con quien entablará una singular relación. La obra se transmite vía Instagram, la entrada vale 15 soles y el abono se realiza a través de la plataforma Mercado Pago. Las indicaciones para disfrutar de esta pieza las encuentra en las cuentas de Facebook e Instagram de la productora. La función dura 25 minutos y va todos los viernes y sábados hasta el 27 de junio.
Se decía que el teatro era una de las artes que no podría adaptarse a la virtualidad. Por ejemplo, cuando se transmite teatro por televisión, muchos argumentan que eso ya no es teatro.
Cuando nos dimos cuenta lo que significaba cuarentena nos obligó a sentarnos a conversar, no podíamos quedarnos sin hacer nada. Así surgió La sangre live, una productora con la propuesta de crear obras para hacer teatro en vivo de forma virtual. Evidentemente hemos escuchado todas las discusiones que se han desatado a raíz de esto, hay gente que dice que esto no es teatro, que el teatro es presencial…pero no hay que olvidar que el teatro se ha ido transformando, que se ha ido modificando según las circunstancias. En la historia hemos visto desde radioteatro hasta teatro callejero, pues han respondido a tiempos distintos. Creo que uno de los elementos fundamentales del teatro es contar una historia y convocar gente. ¿Conoces la experiencia del Paseo de las Artes? Cuando el teatro municipal se llena, suelen poner un ecran en el Paseo de las Artes para trasnmitir el espectáculo que pasan en el municipal, y hubo gente que dijo que eso ya no es ver teatro porque lo pasan a través de la pantalla. Entonces esta discusión, muy interesante, por cierto, no es de hoy.
Pero se agudizó con la cuarentena
Sí, pero creo que la cuarentena nos invita a reflexionar sobre lo que pasa, nos reta para innovar y nos cuestiona, pues lo que estamos haciendo ahora nace con la voluntad de que no sea pasajero. Es que el acercamiento de las nuevas generaciones a la tecnología nos ha retado a quienes éramos reticentes a ella. Hace tres o cuatro años me crearon una cuenta de Instagram, cosa a la que yo me negaba, pero resulta que ahora en Instagram tengo como 30 mil seguidores, y pasó algo que me sorprendió: antes de cada reestreno de temporada, y a veces incluso de cada función de “Mucho ruido por nada”, hago un live porque vamos a reestrenar la obra y estamos en los previos del día del estreno y tiene muchísimo alcance. Esa es la idea que recuperamos en “Hotline”, una historia creada para el momento que se está viviendo.
Todos nos hemos visto obligados a revalorar la virtualidad. Ha sido como una tabla de salvación, ¿no?
Totalmente. Los actores estamos acostumbrados a la inestabilidad de nuestro trabajo, pero nunca antes nos ha pasado que nos digan “te quedaste sin trabajo y no va a haber trabajo en tu rubro hasta el próximo año”. Sé que el trabajo del actor es estar con el otro, el vínculo, la relación, el contacto…siempre se necesita al otro, pero hay que adaptarse. Por ejemplo, tuve que adaptar los talleres que ofrezco a Zoom, y el grupo está contento, están entusiasmados con el trabajo a pesar de la distancia a pesar de lo virtual.
Sospecho que también ha generado nuevas formas de trabajar en la dirección de arte, en la composición de la escenografía, etc. ¿Podemos hablar del actor multitasking?
Como dice Gisella Ponce de León, ahora ya no se actuamos, sino también somos vestuaristas, escenógrafos, sonidistas…Hay que hacerse cargo de todo. De pronto hay que buscar dentro del hogar qué rincón adecuar, pues el trabajo no consiste solo en poner una cámara. Para armar el escenario o el vestuario no podemos salir a buscar en la cachina, hay que ingeniárselas. Daniela Mayurí y yo hemos tenido que buscar dentro de nuestros cachivaches cosas que funcionen para lo que estamos haciendo. Entonces, nos vamos adaptando en todo sentido: buscar mejorar la iluminación, los encuadres…los ensayos fueron un poco más complicados por la distancia y estamos acostumbrados a la cercanía a lo presencial. La historia que estamos contando es una historia que usa este medio para relacionarse, que es una videollamada, porque está escrita expresamente para esto.
Sin embargo, el teatro presencial volverá. ¿Será posible la sana convivencia?
Cuando vuelva el teatro volveremos, por supuesto, o saldremos a las calles, o habrá auto teatro; pero también estará esta opción de teatro en vivo a través de estas plataformas virtuales que seguro cada vez se irán perfeccionando más. Esta experiencia es como una suerte de microteatro. Y estoy seguro de que haremos posible la sana convivencia.
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