"La parrilla nunca hay que descuidarla, es como un bebé", es el consejo que compartió el chef con sus seguidores. (Foto: Difusión) 
"La parrilla nunca hay que descuidarla, es como un bebé", es el consejo que compartió el chef con sus seguidores. (Foto: Difusión) 
Redacción EC

Kenyi Coba

De apariencia ruda,  es todo un referente para los verdaderos amantes de la carne. El chef principal de Oregon Foods narró cómo ingresó y se ganó un sitial en el exigente mundo de las brasas. 

A sus 48 años, este estadounidense de 1.80 de altura llegó al Perú para dar una charla magistral y compartir sus mejores técnicas parrilleras.

Como anécdota destacamos que Pete Geoghegan "quedó maravillado" cuando vio, probó y utilizó las naranjas peruanas, las cuales destacó por su especial sabor. 

“Estas naranjas son maravillosas. No son muy cítricas, ni muy dulces, por ello decidí probarlas en mis preparaciones y no me equivoqué, la carne quedó estupenda”, explicó el chef. 

Pete Geoghegan contó que entró al mundo de la cocina por pura casualidad cuando tenía 15 años, en Nueva York, cuando trabajaba en un supermercado. Eso le dio la oportunidad de tener el primer contacto con la gastronomía hasta que llegó a ser chef de un restaurante gourmet, ubicado en la Gran Manzana.

Ya familiarizado con la cocina, decidió explorar otros rumbos y así llegó al caliente mundo de las parrillas donde se siente 'como pez en el agua' cuando está cociendo una carne sobre las brasas.

“La parrilla es fuego, es caliente, es todo un reto trabajar con temperaturas altas porque obtienes sabores únicos”, afirmó Geoghegan mientras trinchaba un bife, que colocó al carbón, para saber si ya estaba en su punto.

Lo que más gusta hacer este domador del fuego es cocinar para sus amigos, una actividad que disfruta cada vez que puede, pero sobre todo le permite estar junto a su inseparable parrilla.

“La parrilla nunca hay que descuidarla, es como un bebé. Cocinar parrilla para mis seres queridos es lo mejor que puedo hacer”, aseguró el chef mientras se disponía a colocar una picaña a las brasas, demostrando ante su público cuál es la manera correcta de prepararla. 

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