Cuando una mujer acude a un centro médico para realizarse una radiografía, el personal de salud hace hincapié en que esta prueba significa un riesgo para el feto y que, por tal motivo, lo mejor es hacer saber si está o no embaraza. Incluso, mientras se está a la espera de esta prueba, hay carteles que alertan sobre los peligros que le pueden ocurrir a su futuro bebé.
Sin embargo, ¿Cuáles son las consecuencias que sufriría mi bebé si me hago una radiografía sin saber que estaba en estado de gestación? Primero hay que entender que esta es una técnica de diagnóstico médico que utiliza radiación electromagnética de alta energía para producir imágenes internas del cuerpo. Funciona mediante la emisión de rayos X a través del cuerpo y la captura de la radiación que atraviesa los tejidos en una placa especial o un detector digital.
¿Cuáles son los riesgos que corre el bebé?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que las radiografías durante el embarazo, como implican una exposición a la radiación ionizante, pueden tener efectos potencialmente dañinos en un feto que se encuentra en desarrollo.
En ese sentir, la radiación ionizante puede aumentar el riesgo de anomalías congénitas, retraso en el crecimiento fetal y desarrollo cognitivo, y potencialmente aumentar la probabilidad de cáncer infantil a largo plazo.
Por tal motivo, la recomendación de la OMS es que se evite realizar aquellas radiografías que no se consideren vitales y puedan esperar a que finalice el embarazo. Precisa que, en situaciones médicas urgentes o cuando los beneficios potenciales superan claramente los riesgos, las radiografías pueden ser necesarias y justificadas en mujeres embarazadas.
En tales casos, dicha autoridad de salud a nivel mundial destaca la importancia de minimizar la dosis de radiación recibida por la madre y el feto. Esto se logra utilizando técnicas de protección radiológica, como ajustar las dosis de radiación al mínimo necesario para obtener una imagen diagnóstica adecuada, usar delantales de plomo para proteger el abdomen y otros órganos reproductores, y utilizar dispositivos de blindaje adicional en caso necesario.
Independientemente de la situación, cabe destacar que la decisión de realizar una radiografía en una mujer embarazada debe basarse en una evaluación cuidadosa de los beneficios y riesgos, y debe ser tomada por el médico en consulta con la paciente, teniendo en cuenta la información clínica y las necesidades médicas específicas.