La excarcelación de Demetrio Chávez Peñaherrera, ‘Vaticano’, conocido como el narcotraficante peruano que más lucró con la droga desde los años 80 hasta inicios de los 90, ha alborotado al distrito que lo vio crecer: Campanilla, ubicado a treinta minutos de Juanjuí, capital de la provincia Mariscal Cáceres, en San Martín.
Ante el rumor de su llegada sorpresa, los vecinos de Campanilla se reunieron en la plaza principal para esperarlo, bajo un agobiante sol. Mientras aguardan su arribo (que finalmente ayer no se dio), Amelia Chujundame se queja de que las autoridades se han olvidado de su distrito. Luego, dice: “El único que arregló esta plaza fue Demetrio en los años noventa”. Así es como recuerdan a ‘Vaticano’.
En el kilómetro 768 de la carretera Fernando Belaunde Terry hay –de aquellos años– otro recuerdo, pero ahora asfaltado: la pista de aterrizaje desde donde ‘Vaticano’ enviaba a Colombia pasta básica de cocaína desde el corazón del Alto Huallaga.
Las avionetas llegaban todos los días para intercambiar, en solo diez minutos, kilos de droga por miles de dólares. “Una vez, el encargado de llevar el dinero se acercó mucho a la hélice de una avioneta y cortó el saco. Los dólares llovieron”, cuenta un familiar de ‘Vaticano’. El recuerdo le causa gracia.
A seis kilómetros al sur de Campanilla está la otrora Base Contrasubversiva del Ejército. Según la versión de Chávez Peñaherrera, desde ahí los militares cuidaban los intereses de su negocio a cambio de pagos mensuales. Con los años, la vegetación ha cubierto lo que quedaba de esta base. A duras penas se lee un viejo letrero.
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¿Por qué #Vaticano figuraba como muerto desde 1993? Esto respondió el Reniec ► https://t.co/GiwRIHIGjO pic.twitter.com/OWbRB0kY77
— El Comercio (@elcomercio) enero 13, 2016
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