“La Madre Teresa de Calcuta era una mujer que irradiaba mucha paz. Siempre veía en ella ese semblante de alegría y tranquilidad”, cuenta la hermana Carolina MC, una de las 12 monjas de las Misioneras de la Caridad que residen en el Hogar de la Paz, un albergue que esta congregación fundó en La Victoria. Desde hace días, en este lugar, que atiende a más de 90 ancianos abandonados y enfermos, se vive una fiesta espiritual por la canonización de su fundadora.
Hoy, en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el papa Francisco ofició la ceremonia que eleva a los altares a Agnes Gonxha Bojaxhiu (1910-1997), la monja que dijo sentir el llamado de Dios y cuya experiencia la condujo a fundar la orden de las Misioneras de la Caridad en 1948, congregación que se dedicó a atender “a los pobres más pobres” de Calcula (India). Esa misión poco a poco se fue extendiendo por el mundo.
La Madre Teresa de Calcuta llegó al Perú en cuatro ocasiones. La primera vez ocurrió en octubre de 1973, cuando funda el Hogar de la Paz. La segunda visita se dio en 1979, pero esta vez llegó a Chimbote. En 1982 y 1989 fueron las últimas veces que pisó suelo peruano. En ambas habló con los presidentes Fernando Belaunde y Alan García, respectivamente.
Desde hace nueve días, en el albergue fundado por Agnes Gonxha se celebran las novenas, que son rezos en su nombre y en los que participan los enfermos y ancianos atendidos en el hogar.
Ayer por la tarde fue la última novena previa a la canonización. Hoy a las 11 a.m. se oficiará una misa en la Catedral de Lima y, por la tarde, las hermanas saldrán en procesión hacia la parroquia de La Sagrada Familia, a unas cuadras del Parque del Migrante.
La hermana Carolina MC será una de las que saldrán en procesión. Ella es una mexicana con casi 30 años al servicio de esta comunidad religiosa. A los 17 años, en su natal Tampico, conoció a la Madre Teresa. La última vez que la vio fue meses antes de su muerte en 1997, en EE.UU.
A la hermana Carolina MC le tocó estar en el Vaticano cuando Agnes Gonxha fue beatificada en el 2003 por el papa Juan Pablo II. Esta vez le tocó ver la proclamación de la santa por televisión, junto a sus hermanas que cumplen la misión de ayudar a los más necesitados de Lima.