GONZALO ARCASI MARIÑO / @Zalillo
En el Día del Padre, José Aquino Soto (22) se dirige al Instituto Nacional Materno Perinatal (INMP) -ex Maternidad de Lima- para empezar la sesión del Programa Canguro con su primogénita Ariana, de 16 días de nacida.
La bebe es prematura; es decir, nació antes de las 37 semanas de gestación. “Mi hija vino al mundo con apenas 1.300 kilogramos. Los doctores no la darán de alta si es que no pesa al menos 1.800 kilogramos”, contó a El Comercio Gina Moya Soller (18), esposa de José.
El joven padre que trabaja como cobrador en la línea Roma Uno (SJL - Ventanilla), carga el delicado cuerpo de Ariana y lo coloca suavemente sobre su pecho desnudo, a modo de incubadora y sostenido por una faja especial.
De esta manera, padre e hija comparten la temperatura y los latidos cardíacos en una jornada que dura unas cuatro horas en promedio.
Julio Portella Mendoza, director ejecutivo de Neonatología del INMP, explicó que esta técnica no solo ayuda a que los bebes prematuros recuperen el peso y la medida ideal en poco tiempo, sino que también mejora su desarrollo cerebral e intelectual.
“Después de 25 años, en Colombia se hicieron estudios a personas que al nacer fueron bebes prematuros y los cuidaron con el método Canguro. Se detectó que el desarrollo cerebral de los beneficiados es mejor que el de aquellos que no participaron del programa”, afirmó el especialista.
Asimismo, destacó que el Programa Canguro, que promueve la institución desde el 2007, facilita el apego precoz entre madre, padre e hijo.
“El apego es un reflejo biológico que cuando más cerca esté el bebe, tendrá una mejor relación con sus padres. Habrá menos violencia, el niño será una persona mucho más segura y afectiva”, finalizó Portella.
José termina la sesión con Ariana y describe la experiencia como una “conexión única” e “inexplicable”.