La sede central del Conservatorio Nacional de Música (jirón Carabaya 421) está en la casona donde funcionó el antiguo Banco Hipotecario. La prueba más visible está en el sótano: una antigua bóveda que ya no guarda dinero, sino que ahora es un aula acondicionada para estudiar música.
Pero ese no fue siempre su local. En 108 años de historia, esta institución se fue acomodando en varios espacios que le cedían en Lima. Su local histórico, el que hasta hoy ocupan para dictar cursos, es una vieja casona en la primera cuadra de la Av. Emancipación. Desde allí, sus directores, maestros y estudiantes han batallado contra esa falsa creencia de que ser músico no es una profesión.
Esa batalla tuvo su primera victoria en 1908, cuando se crea la Academia Nacional de Música, la misma que 38 años después cambió su denominación a Conservatorio Nacional de Música. Otro paso fundamental se dio en 1982, cuando la Ley General de Educación le otorga el rango de escuela superior. El 2008, el Congreso aprobó que el conservatorio otorgue a sus estudiantes el grado de bachiller y el título de licenciado, como cualquier universidad, aunque no tenía esa denominación.
En los años posteriores no tener dicho rango les trajo problemas académicos, que ya comienzan a quedar en el pasado. El Congreso aprobó hace una semana que el conservatorio pase a ser la primera universidad pública del Perú especializada en la enseñanza de música.
“Esto nos permitirá crear nuestra propia escuela de posgrado.
Tenemos varias maestrías listas. Comenzaremos los trámites ante la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria”, dice la directora del conservatorio, Carmen Escobedo, una pianista que inició su formación a los 3 años pero que, como muchos músicos, se vio forzada a estudiar otra profesión para tener un título universitario. Ella es arquitecta.
—Especialidades—
Según Escobedo, la maestría de dirección de orquesta será una de sus prioridades. Otras que están en lista son composición, musicología, piano, clarinete, educación musical y violín. “El conservatorio está preparado con maestros y equipamiento para asumir este reto”, indica.
Por ahora, la limitación sigue siendo la falta de un local especializado para estudiar música. Necesitan aulas acondicionadas acústicamente, un auditorio que dé la talla y más salones de ensayo para la orquesta.
Mientras eso sucede, seguirán formando profesionales en la vieja bóveda de un banco.
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