James Franco no le teme a los retos. No solo es un caso raro entre los actores: mientras muchos de ellos deciden dejar la universidad y hasta la escuela para seguir su carrera en la actuación, el intérprete de "El hombre araña" ha estudiado escritura creativa en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), para después trasladarse a Nueva York a estudiar lo mismo en Columbia, mientras llevaba cursos de cine en la Universidad de Nueva York, y también es doctor en filosofía en Yale. Pocas personas en el mundo pueden decir que tienen tantos estudios como Franco, quien los ha sabido combinar con su trabajo en la actuación.
Pero ese interés por la literatura lo ha expresado en una vertiente que el actor ha desarrollado en los últimos años, que es la dirección. En realidad, su carrera detrás de cámaras ha sido rápida: tres películas en dos años. Pero además cintas complicadas, que requieren cierto grado de ambientación pero que el actor, mientras se divierte haciendo comedias con su buen amigo Seth Rogen, ha conseguido sacar adelante.
"Una muerte silenciosa", que entra ahora a nuestra cartelera, es la primera de estas cintas. Basada en una novela de William Faulkner, la narración del libro maneja hasta 15 voces, por lo que muchos habían considerado una adaptación como imposible. Pero Franco no se corrió al reto y llevó adelante el proyecto, adaptándolo junto a Matt Rager, compañero suyo de Yale. El rodaje se hizo en tan solo 5 semanas (entre agosto y octubre de 2012), de la manera más independiente posible: para una ópera prima, suena a tarea titánica. Pero el resultado final se exhibió en el festival de Cannes.
Pero, antes de esta cinta, Franco había rodado "Child of God", adaptación de otro complicado de adaptar: Cormac McCarthy, sobre todo por el mundo del escritor estadounidense es caótico y denso como pocos. Pero los retos parecen ser la gasolina de Franco, quien hizo la cinta incluso antes que "Una muerte silenciosa", en enero de 2012. El filme se estrenó en la segunda mitad del 2013, en el Festival de Nueva York.
Alejado de las grandes productoras, lejos del bullicio industrial de Hollywood, James Franco viene desarrollando una furiosa carrera como director. Él adapta novelas complicadas al mejor estilo cine guerrilla, por las puras ganas de hacer cine. Porque la independencia es lo primero.