Andrés 'Chimango' Lares. (Foto: El Comercio / Víctor Idrogo)
Andrés 'Chimango' Lares.

Todo comenzó en el Yaku Raymi, la Fiesta del Agua en Lucanas Ayacucho, cuando Andrés tenía 15 años. Durante la celebración de los rituales que rinden homenaje al agua, comprendió que dedicaría su vida a tocar el violín acompañando a los danzantes que entregan cuerpo y alma hasta agotar sus fuerzas.

Observando a los mayores trabajar la limpieza de las acequias para purificar el agua que baja de los manantiales, recortar los brotes de ichu, retama y helecho para adornar los sombreros y hacer las coronas de los auquis, los más sabios, escuchando los harawis entonados por las voces más hermosas de las mujeres del pueblo, voces que invocan y cautivan, Andrés sintió que su violín tenía la misión de tocar y continuar esas tradiciones.

Aprendió a agradecer a los Apus y sus deidades como lo hacen los danzantes de tijeras que le bailan a la tierra, al canto de las aves, al silbido del viento, a las plantas, al agua que es la fuente de todas las fuentes y así, protegido por una pluma de nido de cóndor, con su violín, su arte y los danzantes, recorre hace 30 años el mundo en todas sus direcciones.

En Seattle, Washington tuvo un encuentro con miembros de las reservas de Cheyennes, Navajos, Lummis, Puyallup y Makahs y compartió sus rituales de purificación de cuerpo y espíritu, sus cantos de caza y la sabiduría de sus consejos de ancianos que son venerados hasta por los más jóvenes en su lucha por preservar la tradición oral.

En la Abadía de Munsterchwarzach en Munich, Alemania, tuvo una experiencia musical extraordinaria con los padres benedictinos, sus cantos y ofrendas religiosas y conoció las tradiciones de otras religiones del mundo que también fueron convocadas para comprobar que bajo formas y símbolos distintos todos agradecían a un único creador.

En Febrero de este año participó en el 4to Festival Internacional de Pueblos Originarios en San Juan de la Costa, Chile y conoció las ceremonias de los mapuches, los willichis y los araucanos. Nada de esto podría haber sucedido sin la voz de su violín y la misión que él mismo se ha encomendado.

Chimango es autodidacta, no lee ni escribe música pero su memoria musical es como una enciclopedia y ahora tiene entre sus proyectos hacer una recopilación de la música que acompaña las 36 o más secuencias de la danza de tijeras. Unas 500 tonadas distintas que quiere dejar registradas para que nada se pierda y pasen de generación en generación.

Atrás ha quedado el oficio de vendedor de helados en la puerta de los colegios de La Encantada de Villa en Chorrillos, sin embargo, de esos tiempos duros que le impedían entregarse por completo a la música Chimango guarda la sonrisa y el cariño de los escolares que hoy pueden reconocerlo como el gran músico que es.

Dice que la música es un camino de reflexión, aún la más festiva y que lo que más le gusta es acompañar todas la secuencias de la danza de tijeras desde el primer huallpawaccay –canto del gallo- hasta el final del día porque pone a prueba la resistencia física y espiritual del danzante, que ha acompañado a los mejores y lo sigue haciendo, que de sus hijos sólo el menor se ha inclinado por el violín y ninguno por la danza , “ ser danzante es sacrificado y las pruebas de resistencia pueden poner en riesgo la vida misma”.

Le entristece y le preocupa que la tradición musical caiga en el olvido, por eso ha abierto una escuela en casa y le enseña a los niños y jóvenes de escasos recursos lo que sabe su violín. ¿Ha querido rendirse alguna vez? “Nunca, mis hijos me dicen a veces, ya papá, ya es momento de parar pero yo les digo que no, que hay que seguir cuidando las tradiciones”.

La Sequía Tusuy de Puquio, el Wacca Taki de Sucre, los Atipanacuy, las guitarras de Manuelcha Prado y Porfirio Ayvar, el arpa de Luciano Quispe, la voz de Julia Illanes y muchos más acompañarán al maestro en los cantos, ritos y danzas a la tierra mañana jueves y el viernes 16.

DÓNDE
Lugar: Auditorio de la Derrama Magisterial. Dirección: Av. Gregorio Escobedo 598, Jesús María. Fechas: jueves 15 y viernes 16, 7 p.m. Entradas: Teleticket.

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