FRANCISCO MELGAR WONG
Es difícil no asociar el disco más reciente de Coldplay a la separación de Chris Martin y Gwyneth Paltrow. Por donde se le escuche, “Ghost Stories” es un disco de separación, cuyo personaje principal es una escurridiza y fantasmal presencia a la que Martin llama una y otra vez, pero que se rehúsa a aparecer cuando este la conjura. De hecho, el título del disco (“Historias de fantasmas” en español) resume lo que se cuenta en sus canciones.
Esta no es la primera vez que un disco busca dar cuenta del final del amor. En 1975 Bob Dylan lanzó “Blood on the Tracks”, en el que intentaba darle sentido a su separación de Sara Lowndes, su esposa de entonces. En 1978. Marvin Gaye editó “Here My Dear”, un álbum doble donde se relataba su separación de su mujer, Anna Gordy.
El contraste entre el disco de Coldplay con estas dos obras maestras de la música salta a primera vista. Tanto en el disco de Dylan como en el disco de Gaye, el nivel de detalle que ambos le dan a las letras de sus canciones y su forma de abordar la historia desde distintas perspectivas muestra una clara intención de descubrir qué fue lo que salió mal.
“Ghost Stories”, en cambio, nos muestra a Martin embelesado con las imágenes fantasmales que pueblan su cabeza. Enmarcado por una mala y aburrida música atmosférica, Martin prefiere no hacer preguntas, ni invitar al diálogo, ni reflexionar sobre lo que salió mal. Su opción es mantener al disco en un nivel de monólogo constante, para así declararle su amor incondicional al fantasma de alguien que, al parecer, desde hace mucho tiempo, ya no está ahí.
Con razón no funcionó, Chris.
Puntuación: 2/5.