Basta revisar la cartelera del año que termina para advertir que el 2018 ha sido un año dorado para la dramaturgia peruana. Grandes teatros dedicaron su plan anual a los autores peruanos, se llevaron a escena clásicos contemporáneos como la "Trilogía" de Alfonso Santistevan, mientras vivimos una ebullición de obras nuevas en salas independientes, paralelas al circuito oficial. Para aquilatar ese brillo, invitamos a cuatro protagonistas de la actividad teatral a participar de una informal mesa de debate. Urpi Gibbons (actriz y directora), Gonzalo Rodríguez Risco (dramaturgo), Ana Chung (actriz y responsable del C.C. Cine Olaya) y David Carrillo (actor y director) llegaron puntuales a la cita.
—La pregunta cae de madura: ¿este ha sido un gran año para la dramaturgia nacional?
David Carrillo: Desde hace algún tiempo hay una revalorización de la dramaturgia nacional. Creo que un 70% de lo que he visto este año han sido obras de autores nacionales. Aunque siento que ha bajado el ímpetu de las propuestas.
Gonzalo Rodríguez Risco: Puedo equivocarme, pero diría que se está escribiendo para los concursos, en vez de escribir lo que sienten. Se está mirando lo que está de moda, lo que le gusta al jurado.
David Carrillo: Es verdad. Este año estuve de jurado de un concurso y pude ver que gran cantidad de proyectos presentados no estaban ni para una primera versión. Había algunos excelentes, pero mucha hojarasca.
Urpi Gibbons: Los concursos están diseñados como un fomento para los jóvenes, más que para reforzar la dramaturgia. Por eso valoro tanto los remontajes, enfatizan cómo un texto escrito hace años mantiene su vigencia. "Trilogía" de Alfonso Santistevan, coproducida por la especialidad de teatro de la Facultad de Artes Escénicas y el Centro Cultural PUCP, por ejemplo. Obras que son joyas y que funcionan en muchos niveles. "Misterio" de Aldo Miyashiro fue también un excelente remontaje que va consolidando nuestra dramaturgia.
Gonzalo Rodríguez Risco: Escribir una buena obra de teatro demora. El mejor premio para un dramaturgo sería darle tiempo y dinero. Dinero para que pueda dejar algún trabajo que distraiga y tiempo para escribir su obra.
—Reformulemos la pregunta entonces: ¿hablamos de un gran año para la dramaturgia peruana o para Alfonso Santistevan?
Urpi Gibbons: Hay que reconocer que el año ha sido de Alfonso [Santistevan].
David Carrillo: "Trilogía" es lo mejor del año. Un gran trabajo de 'aggiornamiento' del texto y de cuidada reedición del mismo autor.
Urpi Gibbons: Hay una conjunción de cosas allí. La dirección de Alberto Ísola, la conexión intergeneracional de los actores.
Gonzalo Rodríguez Risco: Un elenco de gente joven, nueva, recién graduada, muy interesante.
—¿Creen que el teatro supo este año reflejar el sentir colectivo, la tensión política, el debate social?
David Carrillo: Hay una marcada búsqueda sobre la identidad y el género. También una respuesta artística a la ofensiva conservadora encarnada en grupos como Con mis Hijos no te Metas, por ejemplo.
Urpi Gibbons: No sé si tiene que ver con el género, o más bien con una necesidad testimonial, la autoficción, impregnada en las promociones jóvenes.
Gonzalo Rodríguez Risco: También ha habido obras de teatro sobre la memoria. Pienso en "Carnaval" de Miguel Ángel Vallejo, o "La terapeuta" de Gabriela Yepes. La memoria como tema está en nuestro inconsciente colectivo.
Urpi Gibbons: Allí está "Exhumación", obra que dirigió Miguel Rubio con Angeldemonio, o "Ñaña", de Claudia Tangoa.
David Carrillo: "San Bartolo", en La Plaza, también está basada en testimonios. O "Tebas Land". No quiero trivializar, pero en el mundo, en la era del 'selfie', hay un valor en la autoficción y el testimonial. Es un fenómeno mundial. Sucede en todas partes.
—Este año también han aparecido nuevas salas independientes. ¿Cómo ven ese proceso?
David Carrillo: Venía desde antes, pero este año quedó clara la presencia del teatro periférico: el Cine Olaya, la Casa Recurso, Casa Pausa, Amaru, etc. Salas para 20 a 40 personas, con temporadas de una o dos veces a la semana. Es una presencia muy necesaria, porque el teatro 'Off' no tiene sentido sin la existencia de un teatro ‘On’.
Urpi Gibbons: Pero este año siento que el teatro oficial se ha reafirmado, también.
David Carrillo: Lo de "Billy Elliot" ha sido interesantísimo.
Gonzalo Rodríguez Risco: También hacer "San Bartolo" en La Plaza implicó riesgo. Poner las cosas con esa crudeza es muy valioso.
David Carrillo: En nuestro medio, el 'On' y el 'Off' se retroalimentan.
Ana Chung: Tiene que ver con lo que pasa en el país. ¡Hay mucha necesidad de hablar! La coyuntura nos influencia: la necesidad de hablar de la homosexualidad, la violencia contra la mujer, la política. Al ser un círculo tan chico, todos nos movemos entre los diferentes teatros, sean chicos o grandes.
Gonzalo Rodríguez Risco: Pienso que en todas las artes estamos en un momento de reacción. Con obras que tratan sobre temas urgentes. En unos años habrá un teatro que nos ayude a entender lo que pasó en el 2018, con mayor reflexión.
David Carrillo: Tocar temas de género, familiares, defender una mirada no heteronormativa ya es un manifiesto político.
Urpi Gibbons: Totalmente. Un teatro contestatario.
—¿Qué grandes momentos teatrales vistos este año recuerdan con especial afecto?
Ana Chung: Ver a Miguel Rubio dirigiendo fuera de Yuyachkani, en "Exhumación", una propuesta que habla de la nueva masculinidad.
Gonzalo Rodríguez Risco: Yo tengo dos momentos, "Trilogía" de Santistevan, cuyas obras me inspiraron a entrar al teatro. Y luego, ese homenaje maravilloso al teatro que hizo Mariana de Althaus con "Todos los sueños del mundo". Me emocionó.
David Carrillo: El texto que más me inspiró fue "La reunificación de las dos Coreas" de Joël Pommerat.
Gonzalo Rodríguez Risco: 20 microobras, todas buenísimas.
David Carrillo: Me quedo con Alejandra Guerra en "Vladimir" de Santistevan. No se me ocurre mejor actriz para su personaje. Me quedo con la actuación de Andrea Luna en "Música" y con Norma Martínez en "Solo cosas geniales", un gran trabajo de entrega y manejo de público. Pienso que una productora como Escena Contemporánea sigue marcando un norte en su búsqueda teatral. Es un trabajo muy honesto, de enorme coherencia.
Urpi Gibbons: Escena Contemporánea es un espacio de resistencia del teatro nacional. Nos está dando una clase maestra de lo que es amor al teatro. Conservo momentos de “Pequeños héroes” de Santistevan, obra que nos sacude y nos da esperanza. Además, rescataría la poesía femenina de directoras como Chela de Ferrari al llevar a escena "Mucho ruido y pocas nueces", Nishme Súmar en "Santiago el pajarero" y Mariana de Althaus en "Todos los sueños del mundo". Ese sello femenino me parece notable.