Investigadores de Suecia y China descubrieron que las personas con los peores hábitos de sueño tienen cerebros hasta un año más viejos que su edad real. (Foto referencial: Freepik)
Investigadores de Suecia y China descubrieron que las personas con los peores hábitos de sueño tienen cerebros hasta un año más viejos que su edad real. (Foto referencial: Freepik)

Dormir mal no solo afecta el ánimo o la concentración al día siguiente: también puede envejecer el cerebro más rápido de lo normal. Así lo revela un realizado por investigadores de Suecia y China, que encontró una relación entre los hábitos de sueño y la velocidad del envejecimiento cerebral.

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El equipo analizó los escáneres cerebrales y los patrones de sueño de más de 27.000 adultos de mediana y avanzada edad. Los resultados mostraron que quienes tenían los peores hábitos de descanso presentaban cerebros que parecían, en promedio, un año más viejos que su edad real.

En cambio, las personas con un sueño “regular” mostraban un envejecimiento cerebral de unos siete meses adicionales.

El estudio analizó imágenes cerebrales y patrones de descanso de más de 27.000 adultos. (Foto referencial: Freepik)
El estudio analizó imágenes cerebrales y patrones de descanso de más de 27.000 adultos. (Foto referencial: Freepik)

Para entender qué hábitos influían más, los científicos evaluaron cinco aspectos clave: ser noctámbulo, sufrir de insomnio, roncar, dormir menos de siete horas por noche y sentir somnolencia excesiva durante el día. Por cada uno de estos comportamientos, los participantes perdían un punto en su “índice de salud del sueño”.

Solo el 41% de los participantes obtuvo una puntuación saludable, es decir, cuatro o cinco puntos de un máximo de cinco. Más de la mitad apenas consiguió dos o tres puntos.

Los investigadores notaron que por cada punto perdido, el cerebro envejecía medio año adicional. Entre los factores más dañinos destacaron dos: ser noctámbulo y roncar.

Dormir menos de siete horas, roncar o ser noctámbulo fueron los factores más perjudiciales. (Foto referencial: Freepik)
Dormir menos de siete horas, roncar o ser noctámbulo fueron los factores más perjudiciales. (Foto referencial: Freepik)

El estudio, publicado en eBioMedicine, también observó que quienes dormían mal tendían a ser personas mayores, hombres, con obesidad, bajos recursos económicos o con enfermedades que aumentan el riesgo de infarto o derrame cerebral. Estas condiciones, combinadas con un mal descanso, podrían acelerar el deterioro cognitivo.

Una posible explicación es la inflamación. Dormir poco o mal puede activar mecanismos defensivos del cuerpo que, con el tiempo, se vuelven crónicos y dañan las células cerebrales. Esa inflamación persistente se ha vinculado con el desarrollo de enfermedades como el Alzhéimer.

Los expertos alertan que dormir bien podría ser clave para prevenir el deterioro cognitivo y enfermedades como el Alzheimer. (Foto referencial: Freepik)
Los expertos alertan que dormir bien podría ser clave para prevenir el deterioro cognitivo y enfermedades como el Alzheimer. (Foto referencial: Freepik)

Aunque el envejecimiento del cerebro es un proceso natural, los investigadores concluyen que los malos hábitos de sueño agravan ese deterioro.

Cabe agregar que ninguno de los participantes presentaba demencia, derrames cerebrales u otros trastornos neurológicos al inicio del estudio, pero el seguimiento durante nueve años deja claro que dormir bien es una de las formas más efectivas de proteger la salud cerebral.

Consejos para mejorar la calidad del sueño

Según el portal MedlinePlus, para disfrutar de un sueño reparador es importante establecer una rutina regular de sueño. Dicho de otra forma: implica acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana. Además, es recomendable crear un ambiente propicio para el descanso: un cuarto oscuro, tranquilo y a una temperatura agradable.

Evitar comidas pesadas y bebidas con cafeína o alcohol antes de dormir también es esencial para conciliar el sueño más fácilmente. Asimismo, realizar ejercicio regularmente puede mejorar la calidad del sueño, pero es importante evitar actividades físicas intensas justo antes de acostarse.

Crear una rutina relajante antes de dormir, como leer un libro o tomar un baño con agua tibia también puede ayudar a preparar el cuerpo para el descanso. Además, es importante limitar el uso de dispositivos electrónicos con pantallas brillantes antes de acostarse.

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