
La numismática, o el estudio y coleccionismo de monedas, ha sido una pasión para muchas personas durante siglos. A lo largo de la historia, algunas piezas se han vuelto tan valiosas que superan, en mucho, su valor nominal, convirtiéndose en ejemplares de colección buscados por coleccionistas de todo el mundo. ¿Te imaginas tener una que, aunque en su momento parecía común y corriente, hoy podría estar valorada en miles de dólares? Es el tipo de historias que hacen que este pasatiempo sea tan fascinante y, en ocasiones, sorprendente.
El mundo de las monedas esconde algunas piezas verdaderamente extraordinarias, y a veces, lo que parece ser un centavo olvidado puede tener un valor impresionante. Hoy quiero contarte sobre una que, si bien fue emitida como parte de una tirada bastante común, ha alcanzado precios que muchos ni siquiera podrían imaginar. Se trata del centavo de Lincoln Proof de 1990 sin la marca de ceca, un artículo que, si alguna vez estuvo en tus manos, puede que estés mirando en tu cajón con una nueva perspectiva.
¿POR QUÉ ESTA MONEDA ES TAN ESPECIAL?
Para entender por qué el centavo de Lincoln Proof de 1990 sin marca de ceca (conocido como “No S”) tiene un valor tan elevado, es importante entender qué ocurrió durante su producción. La Casa de la Moneda de EE. UU. cometió un error que resultó en una de las piezas más raras de la historia moderna. En 1990, cuando se acuñaron estos centavos, la entidad con sede en San Francisco debió marcar todas las acuñaciones con la letra “S”, que indicaba que eran fabricadas en esa ciudad. Sin embargo, en una desafortunada confusión, algunas salieron sin dicho distintivo.
Este error, que podría parecer menor, creó una de las rarezas más codiciadas por los coleccionistas. Imagina que una moneda con tan solo un error de producción fuera capaz de generar tal revuelo en el mundo numismático. Es como si encontraras un billete de un dólar con una imprenta errónea, y de repente, se convierte en una pieza de miles de dólares.

EL DESCUBRIMIENTO Y LA CONFIRMACIÓN
El error no pasó desapercibido. En 1990, un coleccionista llamado Jim Gullen fue quien descubrió por primera vez este centavo sin marca de ceca. El hallazgo fue tan sorprendente que la Casa de la Moneda de EE. UU. se vio obligada a confirmar públicamente que varios centavos de Lincoln Proof de 1990 fueron acuñados accidentalmente sin la “S” de la marca de ceca, un detalle que, hasta ese momento, no se había notado. A raíz de este descubrimiento, muchos se dieron cuenta de la rareza de la pieza y, al mismo tiempo, se dio la orden de destruir los centavos defectuosos que ya se habían producido.
De hecho, se destruyeron alrededor de 145 de estos, lo que dejó aún menos ejemplares disponibles para los coleccionistas. Si bien al principio se pensaba que podría haber miles de estos centavos en circulación, con el tiempo se demostró que el número real de monedas existentes es mucho más bajo, lo que las convierte en piezas extremadamente raras.
Hoy en día, se estima que existen menos de 200 ejemplares de esta moneda en el mundo, lo que la convierte en una de las más difíciles de encontrar. Durante más de 20 años, la cifra de menos de 200 ha permanecido constante, y a pesar de que se han revisado cientos de conjuntos de prueba de 1990, no han aparecido más ejemplares. Esto hace que cada centavo de Lincoln Proof No S de 1990 sea considerado una verdadera joya en el mercado numismático.
¿CÓMO LLEGÓ A VALER TANTO?
En 2007, una de estas monedas, calificada como PR-69, fue vendida por la impresionante suma de US$20,700 en una subasta, lo que dejó claro que este pequeño centavo tiene un valor mucho mayor que su valor nominal. La razón de este precio es la combinación de su rareza, el error en su fabricación y la demanda de los coleccionistas. Las piezas con defectos de acuñación, especialmente aquellas que fueron producidas por error y que no pudieron ser replicadas, a menudo alcanzan precios elevados debido a su singularidad.
Lo fascinante es que, aunque el centavo fue emitido como una moneda regular de 1990, este error hizo que se convirtiera en una pieza única de la historia de la numismática moderna. Así, a pesar de que en su momento no representaba nada más que un simple centavo, hoy puede ser una verdadera inversión.











