Milagros Asto Sánchez

Brindis, agasajos y promesas de cooperación fueron el telón de fondo de una cumbre excepcional entre los líderes de Rusia, Vladimir Putin, y de Corea del Norte, Kim Jong-un. Los gobernantes, ambos aislados por Occidente y bajo creciente presión internacional, dejaron en claro que fortalecer sus relaciones es una prioridad común. “Un viajo amigo es mejor que dos nuevos”, dijo Putin durante el almuerzo con Kim, quien llegó el martes al territorio ruso a través de un tren blindado.

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