Familiares de pasajeros del MH370 exigen información

Varios familiares de los pasajeros chinos del vuelo MH370 de Malaysian Airlines, desaparecido desde hace 12 días, irrumpieron hoy en la sala de prensa donde comparecían las autoridades malasias para exigir respuestas. 

"¡Por favor, dígame dónde está mi hijo! ¡Dónde se encuentra!", gritó entre lágrimas una mujer antes de ser desalojada de la sala de un hotel en Sepang, cerca del Aeropuerto Internacional de Kuala Lumpur, donde partió el avión desaparecido. 

Otro grupo que marchó desde un hotel cercano con una pancarta que exigía respuestas al Gobierno de Malasia tambien fue desalojada a la fuerza por la policía local, que formó un cordón para evitar que los familiares fueran entrevistados por los periodistas. 

En tanto, los familiares de los pasajeros chinos que se encuentran en Beijing han amenazado con iniciar una huelga de hambre si las autoridades no les proporcionan información sobre lo sucedido. 

Hace unos días El Comercio conversó con Paul Yin, uno de los psicólogos que voluntariamente han llegado hasta el hotel Lido De Beijing donde se encuentran las familias de los 154 pasajeros chinos del avión desaparecido." La incertidumbre es el peor estado posible. Cuando se confirman las malas noticias, se puede reaccionar con pena, ira o culpa. Pero antes no hay una reacción universal apropiada. Oscilan entre la esperanza y la desesperanza, van hacia arriba y abajo. Una persona puede experimentar varios estados de ánimo en un solo día, por eso no hay una sola forma de tratarlas. Es como si estuvieran en una montaña rusa. Para una familia con un hijo único se hace especialmente difícil, aunque eso no significa que sea más fácil perder un hijo si tienes a otro", declaró a este Diario.

¿La confirmación de la pérdida es alivio?, le preguntó nuestro colaborador Adrián Foncillas y Yin respondió: "No, es el momento en que todas las emociones salen finalmente. Pero la certeza es necesaria porque marca el punto de partida de la recuperación. Necesitas saber dónde estás, tanto si es un buen lugar como uno malo. Estamos más preparados para enfrentarnos a la certeza, por mala que sea, que a la incertidumbre duradera. Recuerdo a un paciente que pasó tres semanas recorriendo hospitales y sometiéndose a pruebas para saber si tenía cáncer. Al final le rogó al médico que le dijera que tenía cáncer terminal".