Lo han apodado el “hotel de los gusanos” y lo han calificado como “una escena del crimen de covid”.
El Park Hotel de la ciudad de Melbourne, Australia, donde fue alojado a la fuerza el tenista serbio Novak Djokovic, no tiene buena fama.
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Hasta 2020 el establecimiento se llamaba Rydges y fue utilizado ese año por el gobierno del estado de Victoria, donde se ubica Melbourne, como parte de su programa de cuarentenas en hoteles ante la aparición de la covid-19 y la férrea política del país de combate a la pandemia intentando tener cero transmisión comunitaria del virus.
En el Rydges había poca higiene, mala circulación de aire -las ventanas están completamente cerradas- y el personal no utilizaba equipos de protección adecuados para evitar los contagios de covid.
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Los dueños del hotel lo pusieron a la venta y una compañía denominada Ross Pelligra's Carlton Property Group lo compró con la intención de renovarlo y transformarlo en el nuevo Crowne Plaza Melbourne Carlton durante el primer semestre de 2021.
Prometían cambiar la fachada y "una renovación completa de las 107 habitaciones, espacios públicos e instalaciones para reuniones".
"El hotel contará con un restaurante y bar abierto todo el día, piscina y bar en la azotea, gimnasio y estacionamiento. La propiedad también incluirá nueve salas de reuniones con un total de 652 metros cuadrados, incluido un espacio estilo teatro para 300 personas", decía en noviembre de 2020 la empresa en un comunicado de prensa.
Pero resultó ser que después de una investigación de seis meses descubrieron que el Rydges había sido el caldo de cultivo de un brote de coronavirus a fines de mayo de ese año que disparó la segunda ola en Victoria, fue el origen del 90% de los casos en ese ciclo y llevó a Melbourne a su cuarentena obligatoria más larga, de casi cuatro meses.
Cuando ese informe salió a la luz, en diciembre de 2020, el gobierno pasó a utilizarlo para transferir de manera forzada a refugiados detenidos y personas que buscan asilo en Australia.
Desde entonces, numerosas denuncias han salido a la luz sobre las condiciones en las que están quienes allí son alojados.
"El hotel es una escena del crimen de covid que debería cerrarse", declaró en noviembre del año pasado el abogado de refugiados Ian Rintoul al diario local The Saturday Paper.
En diciembre pasado hubo un incendio en el hotel y los huéspedes forzados debieron evacuar el edificio. Uno de ellos terminó en el hospital.
Una semana después, uno de los allí detenidos mostró en Twitter una foto de la comida que les daban con gusanos.
"Ese hotel es infame", lamentó el jueves el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic.
El hotel por dentro
El Park Hotel está en Carlton, un suburbio del centro de la ciudad de Melbourne. Cuenta con canchas de tenis, además de una piscina al aire libre y un gimnasio.
Las habitaciones cuestan desde US$74 por noche, según informó Reuters.
El sitio web del hotel lo cataloga como un "lujoso hotel de 4,5 estrellas situado en una ubicación privilegiada".
Dispone de 107 habitaciones, todas climatizadas, y ocupa el puesto 105 de 170 hoteles en Melbourne, según la firma de viajes Tripadvisor.
Actualmente alberga a más de 20 detenidos, en su mayoría personas que buscaban refugio en Australia.
Férrea política anticovid
Australia ha sido una de las historias de éxito en la batalla contra la covid en el mundo, con tasas de infección cercanas a cero y donde la vida continúa normalmente.
En marzo de 2020, el gobierno cerró las fronteras. Prohibió a la mayoría de los extranjeros ingresar al país y puso límites a las llegadas totales para combatir al virus.
Los aislamientos obligatorios y las cuarentenas estrictas también se han utilizado para controlar la propagación del virus.
Las medidas son extremas y se encuentran entre las más férreas del mundo.
Pero han funcionado. Australia registra apenas 2.300 muertes por covid (en una población de más de 25 millones) y los contagios fueron escasos hasta fines de 2021, cuando se dispararon ante la aparición de ómicron.
Con esos resultados, los estrictos controles fronterizos fueron tremendamente populares. Las encuestas públicas reflejaban el año pasado índices de aprobación de entre 75% y 80% para mantener las puertas del país cerradas.
En octubre, el gobierno levantó las restricciones para que los australianos pudieran viajar al exterior y, en diciembre, Australia abrió el ingreso a estudiantes, trabajadores especializados extranjeros y ciudadanos de Japón y Corea del Sur.
La entrada de turistas, sin embargo, continúa prohibida.
El encierro de Djokovic
El tenista número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic, había viajado a Melbourne para disputar el Abierto de Australia, el primer Grand Slam del año del que es vigente campeón.
El jueves pasó su segunda noche en el hotel devenido en centro de detención luego de que le cancelaran su visa cuando quiso entrar el miércoles al país sin estar vacunado contra la covid-19, como exigen las autoridades fronterizas.
Djokovic había conseguido previamente una exención de parte de la Federación Australiana de Tenis, pero el gobierno entendió que debía presentar documentación probatoria de que estaba inoculado para poder ingresar al país o los documentos necesarios para obtener una derogación médica de la obligación.
"No es un criminal, un terrorista o un inmigrante en situación irregular, pero ha sido tratado de esa forma por las autoridades australianas, lo que ha provocado la indignación de sus aficionados y de ciudadanos de Serbia", dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores de su país en un comunicado.
El tenista se ha mostrado reticente a decir si está o no vacunado, aunque en abril de 2020 dijo: "Personalmente no soy provacuna".
El jueves hubo una primera audiencia, en la que el abogado que representa al Estado de Australia dijo que no se procederá a deportarlo hasta que se celebre la próxima audiencia, prevista para el lunes.
El Abierto de Australia se jugará entre el 17 y el 30 de enero en Melbourne.
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