El “panorama desolador” para el periodismo en las Américas que describe la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en su último informe semestral no deja espacio para las dudas. “En muchos años no habíamos tenido los ataques a la libertad de expresión, los asesinatos, la impunidad, las agresiones y los cierres de medios de comunicación que vemos hoy”, dice a El Comercio el presidente de la SIP, Jorge Canahuati.
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Sobre el Perú, el diagnóstico es contundente: la situación de las libertades de expresión y de prensa está en su peor momento de las últimas dos décadas y el Ejecutivo del presidente Pedro Castillo es la institución que más agrede a los periodistas, “especialmente aquellos que indagan sobre los presuntos actos de corrupción del Gobierno”.
—¿Qué tan pesimista es el futuro para la prensa en el Perú si nada cambia?
En el caso del Perú hay una preocupación muy especial porque ha resurgido lo que es una receta ya conocida por nosotros, y por cierto lamentable. Nuestro informe lo determina como uno de los peores momentos para la prensa peruana en los últimos 20 años. La impunidad continúa, hay agresiones, allanamientos, acusaciones, estigmatización, la dificultad de acceso al presidente y, además, la reforma del Código Penal para aumentar las penas por difamación. En pocos países se da toda esta gama de ataques. La preocupación por el Perú es profunda.
Evidentemente, la SIP ha hecho un llamado para que esto cese, para que se resuelvan los casos de impunidad, para que la estigmatización -que se está viendo mucho a nivel latinoamericano- no continúe porque esto promueve las agresiones y, Dios no quiera, puede provocar muerte.
— ¿Cuál de las formas de violencia contra la prensa crece más en el Perú?
Es difícil decirlo, pero no hay duda de que se están dando condiciones inquietantes. Cuando, por ejemplo, hay una institucionalidad y un liderazgo político que agrede y que no reconoce la labor importante de los periodistas y los medios de comunicación es un caldo de cultivo para lo peor. Sea una agresión física o sea la promoción de leyes que van a coartar más la libertad de expresión, son esas condiciones las que uno no puede permitir. Cualquier violencia contra la prensa no es buena. La peor es la pérdida de vidas, pero todas son preocupantes.
— La SIP menciona al Perú cuando denuncia la estigmatización de la prensa por parte de autoridades. ¿Cuál es la imagen que tiene Pedro Castillo con base en su trato a los medios y periodistas?
Según nuestro informe y las noticias, evidentemente el presidente no entiende el rol de los medios de comunicación, ni de los periodistas en particular. Desde la campaña política, si no me equivoco, él comenzó a estigmatizar a los periodistas y a los medios, no existe la tolerancia, entonces no lo podemos considerar un demócrata que entiende el balance del poder y el escrutinio que tienen que hacer algunos sectores de la sociedad de las labores públicas y de los centros de poder. Está claro que no hay un entendimiento del rol de los medios y existe poco respeto por su labor.
Fecha de nacimiento: 21/4/1956
Nacionalidad: Hondureña
Trayectoria: Empresario de medios. Actualmente, es presidente ejecutivo de Grupo Opsa de Honduras, grupo editor del “Diario Diez”, “La Prensa” y “El Heraldo”.
— Se ha alertado del “acelerado deterioro” de la libertad de prensa bajo el mandato de Castillo. ¿Había visto un escenario así en una gestión con menos de un año en el poder?
Claro que ha habido gobiernos y presidentes que han tenido una actitud muy parecida. Si hablamos del momento actual, en la región uno puede pensar en el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. No hablemos de los radicalismos de Nicaragua, Venezuela y Cuba, pero igual México lo sufre, también lo estamos viendo en El Salvador y un poco en Argentina. Todas estas características sumadas a las crisis económicas de los medios aceleradas por la pandemia configuran uno de los momentos más oscuros para la prensa.
— El panorama sigue siendo más nefasto en Cuba, Nicaragua y Venezuela. ¿Qué tan lejos estamos el resto de países de esos escenarios?
Esos son casos extremos, en esos países hoy no existen medios de comunicación independientes. Pero a medida que la ciudadanía permite estos abusos, esto puede llevar a cualquier sociedad a acercarse a una Nicaragua o a lo que fueron en su momento los ataques del gobierno de Kirchner en Argentina. No se puede descartar que caminemos para allá.
Yo creo que la labor que hacen los periodistas en su propia defensa, la labor que hacemos nosotros acompañándolos, en este caso a Perú, denunciando las agresiones y las malas prácticas que quieren aplicar los gobiernos y el Estado, debe ser agresiva. El reclamo tiene que ser agresivo para que exista una contra voz de aquellos que quieren descalificar la labor de los periodistas y los medios.
— El régimen de Daniel Ortega se ha ensañado con la prensa y la libertad de expresión. ¿Aún se puede actuar en Nicaragua?
No quiero sonar pesimista, aunque nosotros no descansamos de reclamar y denunciar. La SIP emitió un comunicado conjunto en Nicaragua en el que más de 15 organizaciones nacionales e internacionales hacemos solicitudes y reclamos a diferentes organizaciones regionales para que actúen en aumentar la presión en Nicaragua.
Un dictador en estos tiempos no puede apagar, como hace varios años, la luz de la verdad porque los nicaragüenses no se callan. Pero desde adentro, con una actitud dictatorial en el poder, es muy difícil. Más que un presidente autoritario, Daniel Ortega es un dictador, casi un rey que hace lo que quiere, no importa lo que digan las leyes, lo que signifique la democracia. Y creo que la comunidad internacional debe asumir su responsabilidad, debe dejar de ser hipócrita y decir “esto no es correcto, hay gente que está sufriendo”.
— En los últimos seis meses fueron asesinados 15 periodistas en la región. ¿Por qué sigue siendo tan difícil acabar con ese problema y combatir la impunidad?
Usted ha dado la respuesta. El mayor promotor de la continuidad de los asesinatos es la impunidad. Mientras los hechores materiales e intelectuales queden impunes eso va a promover que esas acciones se tomen en contra de comunicadores. Por eso es importante hablar de la conciencia de la ciudadanía sobre esto. A medida que una ciudadanía entiende el rol importante que tiene un periodista en la sociedad en esa medida debe defenderlo. Por eso la conciencia ciudadana y de los actores principales de una sociedad acerca de la importancia del rol de los periodistas y los medios es la mejor defensa, eso es lo que presionaría a los gobiernos a no dejar impunes estos asesinatos.
— Paradójicamente, parece que mientras más peligroso resulta ser periodista es más necesario ejercer esta profesión…
Totalmente. Retrocedamos unos años, a cuando comienza la concientización de los ‘fake news’. Al principio el público abrazaba y se entretenía con las redes sociales, pero a medida de que se hablan de temas más serios y a medida que empieza la pandemia, donde ya estaba en riesgo la vida, la desinformación era demasiada y las personas se refugiaron en periodistas y medios serios, con credibilidad, porque hacen bien su trabajo.
Creo yo que esta ola de ‘fake news’ y la pandemia ha demostrado la importancia de los medios de comunicación. Es importante tener una voz a la que creer porque uno puede recibir un montón de tweets y posts y no sabe cuál es verdad y cuál no, mientras que si uno lo lee en un medio con credibilidad puede decir que es la información veraz. Entonces yo creo que el periodismo es más importante que nunca.
—¿Hay razones para ser optimistas sobre el futuro de la prensa?
Nosotros no podemos dejar de ser optimistas. Creo que los medios de comunicación y los periodistas han aprendido y se han adaptado a las nuevas tecnologías, han entendido el cuándo y cómo usar las nuevas tecnologías, algo que costó mucho, creo que es honesto decirlo. Esa adaptación me hace pensar que hay motivos para ser optimista.
Ahora, la situación, la crisis económica, que se profundizó por la pandemia, es real y es preocupante, por eso es que hay un movimiento mundial que busca mecanismos para poder asegurar la sostenibilidad de los medios. Desde Alaska hasta Tierra del fuego encontramos desiertos informativos, muchas comunidades se han quedado sin noticias porque han cerrado los medios. Es un problema mundial. También hay un movimiento para reclamarle a las grandes plataformas, como Google y Facebook, que si usan nuestras noticias para poder vender publicidad, deben de compensar a los medios. Ya hay leyes y regulaciones en varios países al respecto. Eso también va ayudar a la industria. Hay mucho trabajo, pero ya hay una conciencia de voluntades que estamos viendo para poder resolver esto. Y los medios tenemos que hacer lo propio, entender, adaptarnos y hacer bien nuestro trabajo para poder subsistir.