Adrián Foncillas

Las solicitudes de divorcio se amontonaron a principios de año en los registros civiles chinos. El fenómeno no respondía a una crisis nacional amorosa, sino a la inminente entrada en vigor de la ley que obliga a los cónyuges a pasar por un “mes de apaciguamiento” desde que presentan los papeles hasta que empieza su tramitación. La medida busca reducir las rupturas impulsivas y revertir la imparable tendencia al alza: los divorcios han pasado de 1,3 millones desde su legalización en el 2003 a los 4,2 millones del año pasado.