Stephen Barbee, un hombre condenado por homicidio fue ejecutado este miércoles en Texas, Estados Unidos. El reo de 55 años terminó con la vida de su exnovia embarazada y su hijo en febrero de 2005.
Barbee es el decimoquinto preso ejecutado este año en Estados Unidos. Recibió la inyección letal en la penitenciaría estatal de Huntsville a las 7:35 p.m.
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Liquidó a Lisa Underwood, de 34 años, y su hijo Jayden, un crimen que la policía recuerda como una escena macabra.
Ambas víctimas fueron asfixiadas en su casa en Fort Worth. Más tarde fueron encontrados enterrados en una tumba poco profunda en el cercano condado de Denton.
Al ser encarcelado reconoció los crímenes, pero luego se retractó diciendo que su confesión fue hecha bajo presión policial.
Desde su condena inicial obtuvo dos suspensiones de la sentencia.
Sus abogados presentaron el martes un último recurso de apelación ante la Corte Suprema, argumentando que se estaban violando sus derechos religiosos porque el sistema penitenciario estatal no le otorgó un asesor espiritual mientras estuviera en la cámara de ejecución. El tribunal rechazó la solicitud.
Barbee había pedido que su consejero espiritual orara por él y le pusiera la mano encima mientras moría, una práctica que recientemente habían prohibido los funcionarios de la prisión.
La Suprema Corte, de mayoría conservadora, no muestra mucha simpatía hacia los argumentos de los condenados a muerte, salvo en algunos casos de corte religioso.
Dijo que los estados deben adaptarse a los deseos de los condenados a muerte que desean que sus líderes religiosos oren y los toquen durante sus ejecuciones. Los funcionarios de prisiones de Texas no actualizaron formalmente su política, pero que revisarían caso por caso.
Los abogados afirmaron que Barbee tenía problemas físicos que limitaban el movimiento de sus hombros y brazos, por lo que experimentaría un “dolor y sufrimiento intolerables” al ser ejecutado con los brazos extendidos sobre la camilla. La Oficina del Fiscal General de Texas dijo que los funcionarios de la prisión tratarían con excepción a Barbee y permitirían que sus brazos permanecieran doblados o encontrarían otro lugar para colocar las vías intravenosas.
Por qué lo hizo
Según la Fiscalía, el reo ejecutado mató a sus víctimas porque no quería que su esposa supiera que Underwood estaba embarazada de siete meses. Barbee pensaba que el hijo que llevaba en el vientre la mujer ere de él; sin embargo, la prueba de ADN reveló más adelante que no era el padre.
Underwood, dueña de una tienda de bagels en Fort Worth, no asistió a un baby shower y fue reportada como desaparecida, al igual que su hijo.
Pese a que en ese momento Barbee confesó, su crimen, Barbee ha defendido su inocencia la mayor parte del tiempo que ha estado en prisión. Aseguró que fue inculpado por su socio comercial, Ron Dodd, también acusado de asesinato, cometió los crímenes solo y ayudó a Dodd a esconder los cuerpos, según publica FOX 4.
Después de que Barbee fuera sentenciado a muerte, Dodd se declaró culpable de manipular evidencia física y recibió 10 años de prisión, reconociendo que ayudó a Barbee a deshacerse de los cuerpos de las víctimas.
El juicio de Barbee duró menos de tres días en febrero de 2006.
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