Cuando la salud de los candidatos se vuelve un tema de campaña
Cuando la salud de los candidatos se vuelve un tema de campaña

Las se han visto sacudidas luego de que abandonara los actos conmemorativos del 11-S mareada y su médico personal develara que la candidata tiene neumonía.

Esto solo ha atizado las dudas hacia la salud de Hillary Clinton, que ya en agosto los republicanos habían empezado a hacer visibles. Y parece ser que este será un arma a usarse por los partidarios de Donald Trump en las semanas que faltan para las elecciones del 8 de noviembre.

En las elecciones estadounidenses la salud de los candidatos suele ser bastante importante y, de hecho, la salud del presidente es algo que puede provocar todo tipo de estragos.

Solo recordemos aquella ocasión en la que hackers publicaron en el Twitter de la agencia AP se dijo que había un herido por tiroteo en la Casa Blanca y la bolsa de valores se derrumbó.

O mejor, para estar a tono con las elecciones en Estados Unidos, recordemos la vez en la que un candidato republicano puso a disposición de los periodistas 1.173 páginas de documentos que detallaban su historial médico entre 2000 y 2008.

John McCain fue cuestionado por su estado de salud cuando era candidato en las elecciones en Estados Unidos. (Reuters)

Antes de ser derrotado por Barack Obama en 2008, John McCain (entonces de 71 años) era cuestionado por su estado de salud y los documentos que publicó mostraban que había sufrido una serie de casos de cáncer a la piel, pólipos benignos en el cólon, artritis degenerativa, piedras en el riñón y había sido sometido a una reducción de próstata.

Ocho años antes, John McCain había perdido las primeras republicanas contra George W. Bush en medio de cuestionamientos sobre su estado de salud: decían que los cinco años de torturas que sufrió en Vietnam le habían dejado marcas imborrables en la mente. Él respondió publicando también sus registros médicos.

McCain no ganó y parte de la responsabilidad por la derrota recae en lo que se habló acerca de su salud. Algo parecido a lo ocurrido con el candidato republicano Bob Dole en las elecciones de 1996, que ganó el esposo de la actual candidata demócrata, Bill Clinton.

Dole, entonces de 73 años, se apoyó en la baranda de una tarima tras pronunciar un discurso y cayó pesadamente sobre un grupo de fotógrafos, que amortiguaron el golpe pero no pudieron evitar que el candidato sufra rasguños y un pequeño derrame en su ojo izquierdo.

La caída de Dole puso en debate el tema de la salud de los candidatos a poco de las elecciones. Encuestas en la época daban como resultado que un alto porcentaje de estadounidenses creía que  Dole estaba menos capacitado para ejercer la presidencia por su avanzada edad.

La salud presidencial en Estados Unidos fue tan importante que pudo costarle una elección nada menos que a John F. Kennedy. Richard Nixon, su rival en las elecciones de 1960, sospechaba que el demócrata padecía la enfermedad de Addison, una deficiencia hormonal que produce síntomas tan variados como fatiga, debilidad, anorexia, náuseas, vómitos, pérdida de peso, pigmentación de la piel y de las mucosas, hipotensión e hipoglucemia. Pero no utilizó esto para dañar la candidatura de su competidor bajo el argumento de que "cualquiera que puede aguantar una campaña presidencial está lo suficientemente sano como para ser presidente”, según dijo a su psiquiatra Arnold Hutschnecker.

Sin embargo, pudo hacerlo, y con más de un argumento. John F. Kennedy padecía también hipertiroidismo y fue un joven enfermizo, pese a la imagen de buena salud que solía mostrar públicamente.

Si Nixon usaba el tema de la salud de John F. Kennedy como argumento en las elecciones en Estados Unidos, otro pudo haber sido el resultado del proceso. (AP)

El historiador Robert Dallek accedió a los archivos médicos que Kennedy había tenido ocultos en su biblioteca personal y en ellos se detallaba que al mandatario le dolía tanto la espalda que no era capaz de ponerse el zapato izquierdo sin ayuda de otra persona. Que durante la crisis de los misiles, estaba medicado con antibióticos, cortisona y testosterona, parte de los 10 fármacos que consumía a diario.

Las revelaciones siguen: que se inyectaba codeína antes de las ruedas de prensa. que calmaba el dolor con metadona. Y que tomaba barbitúricos. Que estuvo hospitalizado nueve veces entre 1955 y 1957, cuando era senador por Massachusetts y empezaba a alzar vuelo como presidenciable. Otro investigador anota que Kennedy también colapsó durante una marcha antes de ser candidato al Congreso.

¿Por qué es en Estados Unidos un asunto de máxima importancia? Quizás sea parte de la memoria colectiva: en 1841, tras superar una agotadora campaña y llegar al límite de sus fuerzas a ganar la elección, William Henry Harrison tomó el mando a los 68 años y pronunció su discurso inaugural sin usar un abrigo, lo que degeneró en una neumonía que lo mató a los 32 días de haber asumido su cargo.

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