En 1963, un acuerdo entre el Gobierno Peruano y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) llevó a la fundación de la primera escuela de negocios en Sudamérica. Así nació la Escuela de Administración de Negocios para Graduados, mejor conocida por sus siglas: ESAN.
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Tanto la fundación como las primeras coordinaciones de esta nueva institución educativa fueron encomendadas a la Escuela de Graduados de Negocios de Stanford, un vínculo que mantienen hasta la fecha y que se ve plasmado en detalles como el logotipo de la institución peruana. “El símbolo de ESAN es un pino, inspirado en la distintiva secuoya de Stanford”, explica Jonathan Levin, actual decano de la Escuela de Posgrado de Negocios de Stanford (GSB, por sus siglas en inglés) e invitado especial para el aniversario 60 de la universidad peruana.
- ¿Qué sensaciones le ha dejado esta visita al Perú?
Ha sido muy emocionante. Hay una larga historia entre ESAN y Stanford. Cuando a Stanford se le encomendó abrir la primera Escuela de Administración de Negocios para Graduados de toda Sudamérica, el entonces decano designó a los miembros para llevarlo a cabo. Dentro de ese grupo se encontraba Alan B. Coleman, quien luego se convirtió en el primer decano de ESAN. Venir ahora me hace sentir muy orgulloso porque me permite ver la gran institución en la que se ha convertido.
- Hablando de fechas importantes, en el 2025 la GSB celebrará sus 100 años de creación. ¿Qué reflexiones o hitos podría destacar de su historia?
La GSB se fundó en 1925 como una institución local por Herbert Hoover, quien luego se convertiría en presidente de Estados Unidos, pero que por entonces formaba parte de la junta administrativa de Stanford. Hoover escribió una carta a los otros miembros explicándoles por qué se necesitaba una escuela de negocios, una de las razones era que los jóvenes de California estaban abandonado el estado para aprender del tema en otros lugares. Quería que los jóvenes se quedaran en California y crearan sus negocios ahí. Esa fue la visión de los fundadores. Cien años después podemos celebrar que somos una universidad de alcance global. Pero, además, yo creo que estos aniversarios siempre tienen dos visiones.
- ¿Cuáles son?
Una es ver hacia atrás y celebrar lo conseguido pero la otra es pensar en qué vamos a conseguir en los próximos 100 años. Si diriges una gran institución lo último que quieres es ser conformista, siempre debes pensar en cuál es el siguiente paso. Nunca hay que estar cómodo. Y eso es lo bueno de una universidad, que cada año hay un nuevo grupo de estudiantes, te deja ese sentimiento de renovación de las que muy pocas organizaciones pueden gozar.
- Sobre su ayuda al desarrollo de la economía local, ¿cuánto contribuye la GSB en el desarrollo de Silicon Valley o el resto de la industria hi-tech?
Stanford y Silicon Valley tienen una relación bastante especial porque esencialmente crecieron juntos. Eso fue en parte intencional pero también en parte casual. Más o menos por la época en la que se fundó ESAN, Stanford comenzó a contratar a muchos ingenieron e incentivó a que comenzaran a trabajar con compañías locales, que les ayudasen a desarrollar tecnología tan importante como los semiconductores. Y eso me lleva a pensar que las universidad antiguas estaban construidas con muros que mantenían a las personas afuera o adentro, que separaban a las universidades del mundo, pero en Stanford hay un modelo diferente en el que buscamos conectarnos con el entorno económico, emprendedor y social. Resultó siendo un modelo muy exitoso.
- Destaca usted, además, que se han convertido en una universidad de perfil global...
Así es. Por ejemplo, podemos destacar que el actual primer ministro británico Rishi Sunak fue alumno nuestro. En nuestros programas de MBA hay estudiantes de más de 60 países distintos. Es una gran oportunidad para ellos, por lo que aprenden y por lo que conocen. Pero en realidad todos ganan porque así los alumnos conocen sobre culturas, conocimientos o realidades de todo el mundo. Y lo mejor de todo es que esos estudiantes regresan a sus países para contribuir con los conocimientos que adquieren, pero mantienen esa red de contactos con el resto de miembros de otros países, entonces eso también nutre sus relaciones.
- Uno de los estudiantes extranjeros fue en su momento el expresidente peruano Alejandro Toledo, ahora detenido por acusaciones de corrupción. ¿Este tipo de escándalos afectan la imagen o prestigio de su universidad de alguna forma?
No he conocido a Toledo y no tengo una perspectiva personal para compartir.
- ¿De qué forma cree que la tecnología está cambiando la forma en la que hacemos negocios hoy en día?
La tecnología está cambiando la forma en la que hacemos negocios de muchas formas y lo seguirá haciendo de muchas más que no podemos predecir ahora mismo. La capacidad de cambio que tiene la tecnología es extraordinaria. Hace un año ni siquiera imaginábamos estar hablando de Inteligencia Artificial Generativa como ChatGPT. Había algunos expertos que sabían que vendría, pero ahora todo el mundo lo ha probado. Y todos pensamos en cómo podemos usarlo en los medios, en el márketing, en las operaciones, en la educación. Y realmente aún no sabemos las respuestas concretas, tenemos preguntas pero aún no muchas respuestas.
- Me alegra que lo mencione porque esa última pregunta la generé con un chatbot de Inteligencia Artificial, ¿para usted es una oportunidad o una amenaza?
(Risas) Me gustaría saber qué habría dicho que respondería. Creo que tiene un poco de ambas, como todas las tecnologías. Solo hemos raspado la superficie del entendimiento sobre cómo los algoritmos y las computadoras pueden solucionarnos una serie de problemas. Nos queda aún por ver lo que se conseguirá en los próximos 10 o 20 años en ese sentido. Pero también existe la preocupación de que pueda ser usada para delitos como estafas cibernéticas o para esparcir desinformación, lo que seguro llevará a que los gobiernos establezcan restricciones y las propias compañías mejoren distintos filtros para aumentar los beneficios.
- Si alguien googlea su nombre descubrirá que se destaca “su capacidad de explicar de forma simple temas muy complejos”. ¿Cómo explica usted un caso como el peruano, donde vivimos sumidos en crisis políticas constantes, fuimos golpeados por la pandemia y tenemos un 70% de informalidad pero a la vez mantenemos una buena economía nacional?
Cuando esta universidad fue fundada, mi predecesor dijo que el potencial de este país residía en su gente. En la educación de su gente, en el liderazgo que mostraban. Por eso fue que fundamos esta escuela de negocios, para formar a esos líderes. Y yo diría que eso se mantiene hasta ahora, el potencial de este país está en su gente.
- ¿Qué hay de la economía global? ¿Ve algún riesgo en el horizonte cercano?
Es un momento bastante complicado en la economía global porque estamos saliendo de la pandemia y toda la disrupción que eso conllevó en la vida de la gente, en la cadena de suministros, los mercados. Estamos aún intentando acomodarnos a lo que se vivió en ese periodo. El Perú supo manejar bien la inflación, por ejemplo, algo con lo que en Estados Unidos aún estamos luchando. Otro tema grande es el que mencionaba, el impacto de las nuevas tecnologías y los efectos que tendrá en los puestos de trabajo o el modelo de cómo venía funcionando todo. Eso será un factor importante durante la próxima década para la economía global. Sin embargo, hay que entender que siempre hay muchos riesgos pero a la vez grandes oportunidades.