Un veloz contrataque de Ucrania parece estar cambiando el panorama de la guerra que Rusia inició el 24 de febrero. Según Kiev, en menos de una semana, su ejército logró recuperar 3 mil kilómetros cuadrados de zonas antes ocupadas por Moscú. La información fue confirmada por el Ministerio de Defensa ruso, que aceptó haber retirado sus fuerzas de ciertas ciudades del óblast de Járkov.
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Entre el martes y sábado de la semana pasada, los ucranianos rescataron a cerca de 30 asentamientos de la región. Para el domingo 11 tomaron Izyum y Kupyansk, ciudades importantes para la distribución de suministros. Balakleya también regresó a manos del país invadido.
Al respecto, el teniente general y uno de los voceros del Kremlin, Igor Konashenkov, declaró que el “redespliegue” es parte de su estrategia. Él explicó que las tropas rusas se retiraron de Balakleya e Izyum para reagruparse y concentrarse en Donetsk, porque el objetivo sigue siendo liberar el Donbás. Para redireccionar los esfuerzos sin dañar a sus fuerzas fue necesario distraer a las tropas ucranianas con misiles y artillería. De allí que pareciera una victoria sencilla para los liderados por el presidente Volodymyr Zelensky.

¿Se puede dudar de la versión rusa? Sí, si se tiene en cuenta la importancia de los territorios recuperados. Por ejemplo, Kupyansk era “un punto clave de la vía de abastecimiento logístico rusa”, apunta Europa Press. De igual forma, asegura la agencia AFP, Izyum se ubica en la carretera entre el Donbás y Járkov, de forma que “los ucranianos rompieron el cerco ruso sobre la parte de esta cuenca industrial”. Para la BBC, lo conseguido es el “cambio de primera línea más significativo desde que los rusos” detuvieron su asedio a la capital Kiev en abril.
El analista italiano Francesco Tucci opina que, en efecto, se trata de un intento ruso por “tapar el sol con un dedo”. Él recuerda que, desde hace meses, Ucrania anuncia un contrataque en el sur del país y que, por ello, el Kremlin movilizó a cerca de diez mil soldados novatos hacia esa zona.
“Pero todo fue un engaño porque atacaron también la parte noreste donde quedaban fuerzas de segunda línea. Ellos no resistieron y tuvieron que dejar las armas. Y ahora resulta que Moscú quiere vendernos que todo fue parte de su plan”, explica.
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Futuro incierto
Rubens de S. Duarte, especialista en seguridad y coordinador del World Political Analysis Laboratory, dice que el avance ucraniano es, sin duda alguna, una sorpresa. Opinión similar tiene el Ministerio de Defensa del Reino Unido: “Las fuerzas rusas probablemente fueron tomadas por sorpresa. El sector era débilmente controlado y las unidades ucranianas tomaron o rodearon varias localidades”.
Pero la velocidad y el asombro no explican por sí solos estos buenos resultados. Lo dijo Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, durante su visita del viernes 9 a Bruselas. “Creo que podemos decir que Ucrania está procediendo con un plan fuerte y habilitado por los recursos que muchos de nosotros estamos brindando”.
Además de las armas que comparten, el “New York Times” develó que el trabajo de inteligencia fue vital para el diseño de la contraofensiva. El medio no solo se refiere a los datos sobre “puestos de mando y depósitos de municiones” que vienen siendo fundamentales en la resistencia; ha servido también el aprendizaje sobre las acciones rusas y el cuidado y viveza con los que Kiev usó la información sobre los planes del Kremlin.
Duarte pide calma. “Es difícil hablar de la relevancia de la inteligencia, tanto estadounidense como europea, en la recuperación del territorio. Sí, estamos seguros de que existe y que se comparte, pero para tener una dimensión real deberíamos saber de qué información se trata. Esto último es imposible porque es secreta”.
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¿Qué es lo que se vendría? “Rusia tiene el poder para establecerse dentro del suelo ucraniano, así que lo más lógico sería que mantenga su posición y trate de negociar un tratado de paz que les sea conveniente. Si Moscú tiene la oportunidad de ganar algún territorio cercano al mar, como Crimea, lo hará. En todo caso, habría que preguntarse si tendrá éxito al proponerlo. No creo que vaya a pasar”, dice Duarte.
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Francesco Tucci considera que es muy probable que no suceda nada de eso. La razón: no cuenta con los recursos necesarios para responder al ataque ni de la logística para sostener enfrentamientos tan seguidos, como los que el especialista avizora que sucedan en el sur en los siguientes días. “Allí los ucranianos destruyeron varios puentes, así que los rusos no pueden garantizar una logística de combate que les permita movilizar toneladas de armamento y repuestos”.
Llevar suministros por aire o por agua tampoco sería suficiente para mantener una línea de fuego.
“Y, poco a poco, las necesidades del ejército ruso siguen aumentando, por lo que no podrán operar sin refuerzos”.
En todo caso, el viceministro ucraniano de Transformación Digital, Georgii Dubynskyi, cree que en los próximos meses, cuando “el clima se enfríe”, el Kremlin “intentará nuevamente atacar la red eléctrica”. Las armas convencionales pasarán a segundo plano. “En la próxima fase de la guerra, intentarán destruir nuestros sectores energéticos y financieros”, declaró.