Estado de emergencia migratorio en Italia: ¿de qué trata y qué tanto afecta a los latinoamericanos?

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Las autoridades italianas han informado que 28.285 migrantes llegaron al país en el primer trimestre del 2023, lo que significa cuatro veces más que las 6.938 en el mismo periodo del año anterior.

El diario italiano “La Repubblica”, señala que, en total, en el 2022, alrededor de 105.000 refugiados y migrantes llegaron a Italia a través de la ruta del Mediterráneo central, incluidos más de 13.300 menores extranjeros no acompañados. En cambio, se estima que más de 8.000 personas han llegado al país a través de la frontera nororiental, en su mayoría desde zonas de conflicto en Oriente Medio y el sur de Asia.

A estas cifras se suman los más de 170.000 refugiados ucranianos que llegaron a Italia a partir de febrero del 2022 huyendo de la guerra, entre ellos unas 92.000 mujeres y unas 50.000 niñas, niños y adolescentes.

El camino es dramático, peligroso y, muchas veces, mortal. Desde el 2014 hasta hoy, 55.000 migrantes han muerto o desaparecido en todo el mundo. La ruta del mar Mediterráneo es, con mucho, la más peligrosa del mundo, pues concentra más de la mitad de fallecimientos y desapariciones, señala un informe de la ONG especializada Openpolis.

De los 1.000 migrantes que murieron o desaparecieron en los tres primeros meses de este año, 499 se registraron en el Mar Mediterráneo. Entre ellos, también las 99 personas que naufragaron a escasos metros de la playa de Cutro, en Calabria, el pasado 26 de febrero, en un caso que dio la vuelta al mundo.

La gran mayoría de los migrantes que entran a suelo italiano proceden de Costa de Marfil, Pakistán, Guinea y Túnez. Regularmente, provienen de los mismos puntos de salida animados por redes de traficantes de personas.

¿Qué significa el estado de emergencia migratorio?

El gobierno de Meloni decretó el estado de emergencia nacional migratorio tras la llegada de más de 3.000 migrantes los últimos tres días a través de las rutas del Mediterráneo, al tiempo que decenas de nuevas embarcaciones, muchas de ellas en apuros, continúan dirigiéndose al país en plena mejoría de las condiciones climáticas.

La medida fue propuesta del ministro de Protección Civil y Políticas Marítimas, Nello Musumeci, y cuenta con una financiación inicial de cinco millones de euros. Se implementará en todo el territorio nacional para poder aprobar leyes de urgencia que potenciarán las expulsiones de migrantes sin la necesidad de que pasen por el Parlamento. Esta normativa estará vigente, en principio, durante los próximos seis meses en todo el país.

La ordenanza también facilitará el refuerzo y la apertura de nuevos CPR (Centro di Permanenza per il Rimpatrio, en italiano), las estructuras habilitadas para la repatriación de migrantes que no tengan derecho a permanecer en Italia.

La crítica situación se evidencia en el centro de acogida de Lampedusa, la pequeña isla siciliana que recibe el mayor número de migrantes por su proximidad a las costas norteafricanas. En ese lugar hay cerca de 1.200 personas, a pesar de que tiene capacidad para unos 400. Muchos migrantes ya se están realizando traslados a otras localidades.

Ante esta situación, Italia ha pedido además a la Unión Europea “asistencia financiera para abordar los aumentos de las llegadas por mar” y en particular la “crítica situación” en puntos como Lampedusa.

El gobierno de Meloni, como otros antes, ha exigido, en gran medida sin éxito, más solidaridad de otros países del bloque europeo, que a menudo no cumplen sus promesas de aceptar a los solicitantes de asilo.

La medida atrajo la atención y desató críticas y cuestonamientos en el Viejo Continente. La Comisión Europea afirmó el miércoles que “tomó nota” de la declaración del estado de emergencia en Italia, aunque destacó que la medida es una “competencia nacional”. “Tendremos que ver en detalle las medidas antes de comentarlas”, dijo la portavoz comunitaria de Interior, Anitta Hipper.

Óscar Camps, fundador de la ONG de rescate en el mar Open Arms, afirmó que el estado de emergencia nacional migratoria en Italia es “una pesadilla” que no se justifica por las llegadas de migrantes a sus costas, sino que se trata de “una campaña propagandística” del Gobierno ultraderechista de Meloni.

“Es una campaña propagandística del Gobierno de Meloni para generar alarma y ruido y no está justificada (...) El de Meloni hace de la xenofobia un instrumento de propaganda política y utiliza la migración como una forma de propaganda para no hablar de otros temas que esta sufriendo italia”, dijo Camps a la agencia efe.

Asegura que el aumento de las estructuras habilitadas para la repatriación de migrantes que no puedan permanecer en Italia “pontenciará las actividades de identificación y deportación”.

¿Afecta a los latinoamericanos?

El estado de emergencia está orientado a contener la migración que llega principalmente por las rutas del Mar Mediterráneo, que en su mayoría proceden de Costa de Marfil, Pakistán, Guinea y Túnez.

En lo que va del 2023, el mayor número de inmigrantes llegados por esa zona es de Costa de Marfil, Guinea, Pakistán, Egipto, Túnez y Bangladesh, según el Ministerio del Interior.

De hecho, la mayoría de barcos que llegan a las costas italianas proceden de Túnez, una de las naciones claves para conectar el norte de África con las costas de Sicilia y Lampedusa, cuyos centros de acogida están desbordados.

Los informes gubernamentales y de la ONU sobre el tema no mencionan a los latinoamericanos entre los afectados por esta medida. Se estima que unos 500.000 latinoamericanos residen legalmente en Italia.

“La Reppublica” señala que en los últimos años ha empeorado la protección de los derechos de los migrantes en la Unión Europea, que ha adoptado acuerdos que no han solucionado el problema,a

“Europa hace la vista gorda ante la violencia perpetrada en sus fronteras. Se trata de acuerdos que tienen como objetivo explícito detener a cientos de miles de personas en las fronteras de Europa, delegando la privación de derechos y el ejercicio de la violencia a gobiernos autoritarios o semiautoritarios, como los de Libia y Turquía. En resumen, cuando no mueren, muchos migrantes se ven obligados a sufrir encarcelamientos arbitrarios, violencia y abusos. Condiciones que, además, empujan a las personas a huir y posteriormente a encontrar, en ocasiones, una muerte trágica”, dice el medio.