El papa recibió en Roma a indigentes de todas partes de Europa  - 6
El papa recibió en Roma a indigentes de todas partes de Europa - 6

El recibió este viernes con un trato preferencial a mendigos de varios países europeos, a quienes se dirigió pidiéndoles que no pierdan la dignidad ni la capacidad de encontrar belleza, aún en las cosas más tristes.

El papa argentino, que desde que ocupa su puesto ha prometido la transformación de la iglesia en una institución pobre "para los pobres", recibió a mendigos y personas en situaciones precarias que viajaron a Roma desde varios países europeos. 

En su discurso Francisco le dijo a los pobres que nunca renuncien a sus sueños y no pierdan la dignidad frente a los obstáculos. 

"¡Dignidad, esa es la palabra! La capacidad de encontrar belleza aún en las cosas más tristes y más sufridas, solamente la puede hacer un hombre y una mujer que tiene dignidad", afirmó.

"¡Pobre sí, arrastrado no, eso es dignidad!", dijo Francisco, que fue aclamado por la audiencia. 

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Después de escuchar las desgarradoras historias de dos indigentes invitados, Francisco rezó en silencio mientras algunos de los presentes se acercaron para poder tocarlo. 

Christian, un francés de 62 años, que hasta hace poco vivía en las calles de París, dijo lo mucho que apreció la cama del tren que lo llevó a Roma, en un viaje en el que lo acompañaron otros 600 indigentes. 

Caminando con paso firme, pese a llevar bastón, Christian se mostró maravillado por el Coliseo. 

"Es precioso. Una vez lo había visto en una película", contó. 

Christian vive con 500 euros al mes y todavía guarda las memorias de la primera noche que pasó en la calle, en agosto de 2014, y en su relato deja traslucir que entre los mendigos es difícil hacer amigos. 

"Uno no se hace amigos entre los sin-hogar, en los albergues hay droga, te roban", señaló. 

Finalmente, Christian consiguió una habitación gracias al Ejército de Salvación y dijo que pronto se irá a vivir con una amiga. 

"Me las arreglo bien", concluyó. 

Todos los rostros de los presentes llevaban marcas de la dura vida de la calle. 

"Yo nací en la mierda. Mi madre se fue diciendo que se iba a comprar cigarrillos cuando yo tenía cuatro años y mi padre murió cuando tenía siete", contó por su parte Didier, de 52 años, un hombre con mirada sombría que lleva ocho años sin hogar. 

"Fue obrero de mudanzas por contratos temporales durante quince años, después empezaron a contratar a jóvenes", recordó. 

Ahora por fin, tiene una habitación con su propia llave en un albergue. "Ahora tengo seguridad", celebró.

Fuente: AFP

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