Este domingo 17, por segunda vez en poco más de un año, los chilenos rechazaron en las urnas cambiar la Constitución poniendo fin al extenso debate para reemplazar la Carta Magna promulgada durante la dictadura militar de Augusto Pinochet.
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En septiembre del 2022, la propuesta presentada en ese entonces por la Convención Constitucional fue rechazada por el 61,89% de la población y respaldada apenas por el 38,11%. El proyecto elaborado por una mayoría de representantes de la izquierda chilena fue criticado duramente por los conservadores, quienes aseguraban que la propuesta era demasiado extrema.
Para esta nueva ocasión, volvió a ganar la opción del No aunque los porcentajes se ajustaron un poco. Según el Servicio Electoral chileno (Servel), el ‘rechazo’ ganó con un 55,76% de los votos al ‘apruebo’, que obtuvo el 44,24%.
Con esto, Chile batió el récord mundial de rechazar dos veces en tan solo 16 meses una propuesta para reemplazar la Constitución.
En sentido contrario a la propuesta del 2022, esta nueva propuesta de Carta Magna tuvo como crítica principal que estaba demasiado inclinada hacia la derecha. Diversos analistas consultados por medios chilenos comentaron que ambos resultados han demostrado que el país no buscaba inclinarse por ninguno de los dos extremos en el espectro político.
“A Chile le ha ido relativamente bien. Creció mucho la clase media y esa clase media quiere mejorar la situación, pero no quiere cambios radicales como en Argentina debido a la crisis económica o en el Perú donde la gente pide que se vayan todos los políticos. En Chile la gente no quiere refundar el país, eso quedó en evidencia tanto el año pasado como este. Los chilenos están molestos por los problemas que existen, pero no buscan refundar el país”, explica a El Comercio el analista político chileno Patricio Navia.
“Fueron cuatro años absolutamente perdidos. Cuatro años que demuestran que todo quedo en nada. No se consiguió nada, no se avanzó, el país se empobreció, la institucionalidad política se debilitó aún más. No se ha logrado revertir la crisis que existía antes de octubre del 2019 y eso es lo más preocupante a partir de los resultados del domingo”, comenta por su parte el sociólogo Octavio Avendaño.
- ¿Algún ganador? -
Una vez conocidos los resultados, José Antonio Kast, líder del Partido Republicano y principal opositor en la actualidad, salió al frente para reconocer su derrota. “No supimos transmitir a los chilenos que esta opción era mejor”, lamentó en su autocrítica.
Ahora queda por delante ver el impacto que tendrá este resultado en las aspiraciones de la derecha durante los próximos dos años. El primer reto en ese sentido serán las elecciones municipales de octubre del 2024, aunque la mayor preocupación evidentemente está puesta en las presidenciales del 2025.
“Naturalmente esta era la propuesta de la derecha, y en particular del Partido Republicano. El rechazo es un evidente traspié para Kast y así lo reconoció en su discurso. Esto siembra la duda sobre si Kast realmente tiene lo que se necesita para ser presidente de Chile luego de que una mayoría rechazara lo que él propuso. Sin embargo, aún tiene tiempo para corregir el rumbo y enmendar errores. Es un tropiezo importante pero no significa que esté fuera de carrera”, comenta Navia.
Del lado del gobierno encabezado por Gabriel Boric, sin embargo, difícilmente se puede hablar de una victoria. La elección del mandatario se vio en gran parte catapultada por el hartazgo de la ciudadanía con el sistema político y social en el país. La mejor expresión de dicho hartazgo fue el estallido social que se desató en el 2019 y del que surgió todo este debate constitucional.
“El resultado del domingo le da un nuevo aire al gobierno, pero no le ayuda mucho. Al final esta fue una derrota para el Gobierno. La ‘mejor opción’ para ellos fue quedarnos con la Constitución de Pinochet, aquella que Boric quiso derogar. Y la ‘peor opción’ fue quedarnos con la Constitución de Kast, quien aspira a ser candidato presidencial en el 2025. En esa línea, para el gobierno era preferible quedarse con la opción de un hombre muerto que con la de un potencial candidato vivo”, apunta Navia.
“La derrota evidente de la izquierda está en que ellos intentaron reemplazar la Constitución de Pinochet y promulgar una nueva, pero eso no pasó. Ahora la mayoría de los chilenos tiene fatiga constitucional y nos quedaremos con la Carta Magna de Pinochet”, agrega.
- ¿Un tercer plebiscito? -
La noche del domingo, Boric emitió un mensaje a la nación en el que lamentaba el efecto polarizador que había tenido el debate constitucional en el país. “El resultado de este plebiscito más que una celebración es un fuerte llamado de atención”, dijo.
En su alocución, además, aseguró que “durante nuestro mandato se cierra el proceso constitucional, las urgencias son otras”.
Sin embargo, ¿qué sucede con las demandas que se hicieron evidentes durante el estallido del 2019? “El tema constitucional nunca fue una de las principales demandas formuladas por la ciudadanía, mas bien lo que se intentó fue canalizar el descontento y la crisis que se manifestó en octubre del 2019 a través de un proceso constituyente. Esa tesis terminó primando pero en realidad no estaba en sintonía con las demandas ciudadanas en general. En ese sentido, las demandas no han sido respondidas, pero lo que sí se agota es el proceso del cambio constitucional. Los dos procesos constituyentes fracasan de manera rotunda pero las demandas siguen pendientes”, advierte Avendaño.
Este lunes 18, el Ejecutivo mantuvo el mensaje de “pasar página”, esta vez a cargo de la portavoz del gobierno, Camila Vallejo, quien repitió un mensaje brindado por Boric al asegurar que “esperamos que el resultado del día de ayer sea un aprendizaje, que implique una gran reflexión de todos y todas, un aprendizaje para actuar, para poner manos a la obra para lograr concretar los acuerdos necesarios en materia de pensiones y pacto fiscal”.
Pero, ¿hay opción de que el debate sobre una nueva Carta Magna resurja en el futuro cercano? Navia descarta por el momento que esto sea posible, principalmente por la falta de rédito político que implicaría una propuesta así.
“Las encuestas muestran que la gente tiene fatiga constitucional, no quiere seguir discutiendo este tema. Así que los candidatos que presenten esta propuesta probablemente no tengan mucho apoyo, la gente no lo quiere más. Eso implica que el debate ya se cerró, pero probablemente tengamos otros sobre cómo reformar la Constitución actual en el Congreso”, explica.
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