Antonio Raimondi

Esta es la tercera carta de Antonio Raimondi a su amigo don Luis Bignon. Relata la expedición científica que realizó en el , en 1859.


Estimado amigo, en Chachapoyas se ha despertado el espíritu de asociación, habiéndose formado desde poco tiempo una sociedad que tiene por objeto favorecer el engrandecimiento del departamento de . Esta reunión de personas entusiastas para el progreso del país lleva por nombre Sociedad Patriótica del Amazonas y su digno jefe es el obispo de Chachapoyas.

Al presente, las miras de la sociedad están dirigidas hacia la apertura de un camino que de Chachapoyas vaya directamente al río Marañón y desde algún tiempo se han empezado los trabajos para abrir una senda hacia el Pongo de Manecriche.

Si la empresa tiene buen éxito como lo creo, no dudo que será de gran provecho, no solamente para la ciudad de Chachapoyas y el departamento de Amazonas, sino también para los departamentos vecinos de Cajamarca y La Libertad. Provisto del tal camino, podrá considerarse Chachapoyas como un punto del Atlántico, ya que por medio del Marañón le será fácil exportar e importar las producciones del Perú como las de Europa.

Juzgando de este modo creo que la ciudad de Chachapoyas engrandecerá a pasos gigantescos, lo que me ha inducido a emplear algunos días en levantar su plano para tener un documento que nos haga conocer el estado actual de la población y apreciar los cambios que sufrirá más tarde.

Concluido el plano de la ciudad, emprendí nuevamente mi marcha para venir a Moyobamba. El camino que va de una a otra es de los peores que yo haya visto en todos los viajes que he emprendido hasta ahora en el Perú. Una parte está trazada sobre una arcilla, otra sobre un gres friable y otra sobre un calcáreo. El camino trazado sobre la arcilla puede usted imaginarse la cantidad de barro que formará en tiempo de lluvias, principalmente en este lugar a donde me parece que llueve todo el año.

Para evitar los atolladeros que se forman en ese terreno de arcilla, se han puesto palos transversales, mas como son cilíndricos no prestan un apoyo sólido a los cascos de las bestias y estas resbalan a cada paso; de manera que, si uno está a caballo, corre riesgo de caer de cabeza y, si va a pie, o no podrá pararse por el barro resbaloso y mojado, o se verá empapado a cada rato de los pies a la cabeza con agua y barro que levanta la bestia cuando pisa mal y resbala sobre un palo.

El camino sobre el gres y el calcáreo se puede decir que es tal como fue criado por la naturaleza, se parece al lecho de un torrente que arrastra consigo piedras de todos los tamaños.

Los prefectos del departamento de Amazonas y de la provincia litoral o Loreto tienen las mejores intenciones, pero por sí solos no pueden hacer nada. Se necesita pretensión del Gobierno y cierta suma para pólvora, barretas, etc. En cuanto a la parte trazada sobre la arcilla, no necesita sino dar una salida a las aguas que inundan continuamente el terreno, haciendo a los lados del camino pequeñas acequias de desagüe y la otra parte no necesita sino pólvora y barretas para romper las piedras que felizmente no son muy duras y allanar el camino.

En este viaje, he tenido ocasión de observar que Moyobamba se halla muy mal situado en todos los mapas y principalmente en aquel publicado últimamente por el señor Castelnau, habiendo yo tomado con mucha escrupulosidad la dirección de todo el camino. Se puede decir con seguridad que la parte de los mapas que trata de estos lugares ha sido hecha, o según datos o por sueños, hay pues más errores que puntos. Por mi parte, no he dejado de trazar el itinerario más exacto posible de todo el camino recorrido.


–Glosado y editado–

Texto originalmente publicado el 17 de agosto de 1859






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Antonio Raimondi fue Investigador y naturalista