“Yo creo en el cristianismo como creo que el sol ha salido, no solo porque lo veo sino porque gracias a él veo todo lo demás”, señaló C.S. Lewis en su ensayo “¿Es la teología poesía?”. Para los creyentes, su visión teológica, ya sea aprendida en aulas o en la cotidianidad, quizás no sea poesía, pero sí es guía.
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Durante el debate de admisión de la vacancia presidencial, el congresista de Podemos Perú Orestes Sánchez, pastor de las Asambleas de Dios del Perú, y la vocera de Frepap María Céspedes, miembro del Aeminpu, tuvieron un intercambio de fe. Vivimos en un mismo país, presenciamos los mismos acontecimientos políticos, pero cada uno los analiza desde su propia interpretación de las verdades creídas y las experiencias vividas.
Sánchez buscaba ganarse la confianza de Frepap al llamarlos “hermanos” (apelativo común entre quienes comparten convicciones religiosas similares), invitándolos a apoyar la vacancia, enfatizando que “Frepap son hombres y mujeres temerosos de Dios. […] por eso, amerita llevar a votación la vacancia, de acuerdo a la conciencia”. No obstante, Céspedes reconoció que esta apelación no provenía de una sincera filiación espiritual, sino de mera conveniencia política, llevándola a parafrasear Mateo 7:5 para condenar el mal uso de la fe, señalando que “no quiera sacarle la paja [del ojo] cuando tiene un tronco” y afirmando que son una bancada que lucha contra la corrupción, pero “jamás vamos a permitir lo que se está hoy tratando de hacer aquí”.
Hace una semana, Frepap parecía oponerse a la vacancia, pero ayer las participaciones de sus voceras parecieran inferir que algo cambió. Debido a sus convicciones religiosas, Frepap se entiende como un agente moralizador de la política, no en términos cívicos relativos, sino en términos religiosos absolutos. Su pedido al presidente para que participe del debate “a fin de que dé explicaciones [...] y defienda su honorabilidad” estaba dirigido a darle la oportunidad de realizar un acto de contrición. Al no ocurrir ello, según Céspedes, pareciera concluir que es su deber “corregir una actitud y comportamiento inmoral”. El debate continuaba mientras escribía esto, pero claramente las razones por las que Frepap votaría por la vacancia tienen que ver más con sus convicciones moralizadoras absolutistas que con un cálculo político relativista.
Como creyente, entiendo los conflictos morales que genera cada decisión en su propio espacio y tiempo. Pero como un hermano, quisiera recordarles los riesgos espirituales que implica aplicar absolutos en una esfera pública plagada de relativos. Por momentos, es necesario anteponer las necesidades materiales inmediatas de los más pobres a las justas convicciones inmateriales propias, porque, en palabras del teólogo Reinhold Niebuhr “las actitudes éticas más elevadas son únicamente logradas mediante un cuidadoso cálculo”