
Aunque separados por una gran distancia geográfica, el Perú y la India, importantes cunas de civilización y herederas de culturas milenarias, han forjado desde 1963 una importante relación bilateral basada en valores e intereses compartidos en los ámbitos político, económico-comercial y cultural.
Desde 1987, un canciller peruano no realizaba una visita de trabajo a la India. Con una nutrida agenda, la semana pasada visité ese país, cuya economía es la quinta más grande del mundo y se estima que se convertirá en la tercera hacia el 2030. La India es también uno de los mayores centros de innovación y desarrollo de ciencia y tecnología en el planeta, además de gran potencia en la industria farmacéutica y cultural, entre otros.
De allí la trascendencia de esta visita que se materializó con un importante encuentro bilateral con el canciller indio, Dr. S. Jaishankar, en el que reafirmamos nuestro compromiso de acelerar las negociaciones para un TLC y promover las inversiones indias en el Perú, sobre la base de la complementariedad de nuestras economías y de las múltiples oportunidades existentes en ambos países.
El canciller Jaishankar coincidió conmigo en la importancia de continuar cooperando en áreas prioritarias como la innovación tecnológica, las industrias farmacéuticas, el medio ambiente, las industrias culturales, defensa, comercio, inversión y turismo, y aceptó mi invitación para realizar una visita oficial al Perú en el segundo semestre del 2025. También lo invité a que su país se vincule e invierta en el futuro ‘hub’ logístico, industrial y tecnológico de la costa central del Perú, constituido por los puertos del Callao y Chancay, la nueva ciudad aeropuerto Jorge Chávez y las futuras zonas económicas especiales que se puedan establecer en dicha área.
En el 2024, la India fue el tercer socio comercial del Perú en el mundo y el segundo en Asia, con un récord histórico en nuestro intercambio comercial ascendente a casi US$5.800 millones. Sin embargo, nuestras exportaciones estuvieron constituidas en un 88,9% por un único producto: el oro, por lo que resulta necesario diversificar nuestros productos a ese enorme mercado, lo que esperamos lograr con el nuevo TLC.
Pude participar también en la décima edición del “Diálogo Raisina”, en el panel “Caminos para las Américas: descifrando el sentido latinoamericano”, y en un capítulo del podcast oficial del evento. En ambos espacios, reafirmé la estabilidad del entorno económico peruano, destacando a la India como un socio clave para captar inversiones sostenibles y de desarrollo. Señalé que, a escala global, sin diálogo y comunidad de intereses entre todos los países, no podremos avanzar en la búsqueda del bienestar de nuestros pueblos.
El actual complejo contexto global presenta nuevos desafíos, por lo que nuestra política exterior, siempre priorizando los intereses nacionales y las necesidades y calidad de vida de su población, debe intensificar su diversificación para alcanzar acuerdos y alianzas que compensen y complementen eventuales situaciones desfavorables. El fortalecimiento de la relación bilateral con la India permitirá ampliar la cooperación con este importante país en un momento muy oportuno en diversos campos estratégicos, y nos permite incrementar el clima de confianza que el Perú viene ganando en el escenario internacional.