Las elecciones regionales son una oportunidad magnífica para que los partidos nacionales prueben su capacidad de enraizarse territorialmente. Aquellos que presentan candidaturas en más regiones demuestran, por lo menos, la intención de ser competitivos a nivel sub-nacional. Al mismo tiempo, estos comicios pueden ser el preámbulo de la venidera campaña presidencial.
Mientras para algunos los sufragios subnacionales y presidenciales no guardan relación sino que operan con lógicas distintas, para otros los comicios regionales “anuncian” la “sorpresa” en la siguiente consulta presidencial. En este sentido, no es casual que el APRA ganara 12 presidencias regionales en el 2002 antes del retorno de Alan García a Palacio en el 2006; que la izquierda triunfase en Lima y varias regiones en el 2010 (Cajamarca, Cusco, Junín, etc.), “anticipando” la victoria de Ollanta Humala meses después. Considerando la hipótesis de la anunciación regional, ¿qué podría pasar en las elecciones del 2016?
Los partidos que han incrementado su propuesta electoral a nivel regional son, relativamente, de reciente creación. Alianza por el Progreso es quien más candidatos regionales promueve (24 de 25), ocho más que en el 2010. Le sigue el fujimorismo con 15 listas, una más que hace cuatro años. Con razón se avizoran las candidaturas presidenciales de sus respectivos líderes –César Acuña y Keiko Fujimori- para el 2016. De ahí que sus crecimientos a nivel regional aparezcan como tácticas que ponen a prueba sus maquinarias electorales y sus marcas partidarias.
Esta es una diferencia notable con las aspiraciones políticas de Alan García y Alejandro Toledo, si acaso las mantienen. El APRA es el partido que más terreno ha perdido a nivel sub-nacional. Si hace cuatro años presentó listas regionales en 24 jurisdicciones, para este año solo apuesta por nueve. Perú Posible también cayó estrepitosamente, de 18 candidaturas regionales en el 2010 a ocho este año. Mientras para Keiko Fujimori y César Acuña la carrera a Palacio ha arrancado ya, para Alan García y Alejandro Toledo los comicios regionales no sirven siquiera de calentamiento.
Por su parte, Pedro Pablo Kuczynski y sus potenciales aliados pepecístas parecen no haber aprendido la lección del 2011: no son atractivos más allá de nuestra capital. Lo que es aún más grave es que no hacen nada por remediarlo. Kuczynski está prácticamente ausente de la campaña municipal y regional, y el PPC ha recortado de ocho a siete sus candidaturas jurisdiccionales. Paradójicamente, otro partido tradicional, Acción Popular, se mantiene impetuoso: 21 postulantes regionales en el 2010 y 17 en el 2014. Sin embargo, su maquinaria y su marca, aunque activas, requieren de una figura nacional como combustible. De ahí que AP siga soñando con Gastón Acurio.
No hay que descartar el trabajo silencioso de partidos nacionales menores como el Partido Humanista, Siempre Unidos y Patria Segura (anteriormente Cambio 90), que vienen fortaleciendo su presencia sub-nacional. Si comparamos sus ofertas el 2010 y el 2014, estas han pasado de cinco a once, de dos a seis y de tres a seis candidaturas regionales, respectivamente. Quizás esto no sea suficiente para ambicionar la presidencia, pero sí para una cómoda presencia en el próximo Parlamento.