Urpi Torrado

Las nuevas generaciones son las principales impulsoras de tendencias y cambios sociales, pero también se caracterizan por su desconfianza e inmediatez, lo que dificulta establecer una conexión con ellas. Para establecer una relación genuina es necesario entender qué edad tienen y cuáles son sus aspiraciones y preocupaciones.

Si bien las consideran jóvenes a las personas con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años, esto no siempre coincide con el sentir de la población. Si queremos conectar con este segmento y que la comunicación sea certera, debemos ir más allá de las clasificaciones generacionales o cortes arbitrarios en los rangos etarios. Según una encuesta mundial de WIN y , los peruanos se sienten jóvenes hasta los 36 años en promedio y empiezan a sentirse viejos al llegar a los 50. En relación con el 2018, el promedio ha bajado en tres años, manteniéndose una distancia de 14 años entre el momento en el que las personas dejan de sentirse jóvenes y cuando comienzan a sentirse viejas. Los se sienten viejos más tarde, a los 59, mientras que en comienzan a los 50. En las Américas, las personas ahora se sienten viejas a los 53, tres años más que en el . Aunque la edad en la que los ciudadanos de nuestro continente dejan de sentirse jóvenes disminuye en seis años, de 46 en el 2018 a 40 ahora, el Perú sigue estando por debajo de la media. La edad es un aspecto no muy discutido, cuya percepción varía entre países y regiones, moldeada por la cultura, la geografía y el tiempo.

Por ello, cuando hablamos de “los jóvenes”, el concepto queda demasiado amplio y vago, además de ser relativo. Mientras que un peruano se siente joven hasta los 36 años, un deja de sentirse como tal al cumplir los 42. Entonces, se trata de establecer de manera más precisa el perfil de este grupo al que queremos llegar. Si esto no está claro, se asumen algunas características que llevan al error en los mensajes. Por ejemplo, algunos políticos, al dirigirse a los jóvenes, asumen que son en su mayoría universitarios, cuando en realidad solo la cuarta parte lo es.

No se trata simplemente de definir la edad; se trata de evitar generalizaciones, pues no se trata de un grupo homogéneo, sino que tienen necesidades, inquietudes y contextos variados. Además del corte etario, se debe considerar el nivel , los intereses específicos, la ubicación geográfica y los contextos socioeconómicos. Esto permitiría diseñar mensajes y estrategias de comunicación más precisas y relevantes, que realmente resuenen con sus experiencias y perspectivas individuales.

Sin embargo, segmentar y perfilar no es suficiente; es solo el paso previo. Según un reciente estudio de sobre el ecosistema de información en el Perú, el 63,4% de los encuestados piensa que los jóvenes no pueden evaluar eficazmente la autenticidad de la información. Su principal medio de información son las, donde están saturados de noticias, expuestos a desinformación (información deliberadamente falsa, engañosa o sesgada) y mala información (no es deliberada, simplemente es errónea o equivocada).

Para conectar con los jóvenes y ganar su confianza, el primer paso es fomentar una actitud crítica y reflexiva. Para ello, deben aprender a comprobar la veracidad de la información en las redes sociales. Si hay dudas sobre la precisión de los datos, mejor no compartirlos. Cuestionar, leer, investigar y buscar evidencia debe ser una práctica regular. Al hacerlo, estaremos construyendo una base sólida para una comunicación efectiva y duradera. Se trata de crear una cultura de veracidad y responsabilidad de contenidos, que contribuya a la generación de referentes y mensajes que resuenen con sus valores y expectativas.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Urpi Torrado es CEO de Datum Internacional