Chespiritos y Orellanas, por Rogelio
Chespiritos y Orellanas, por Rogelio
Redacción EC

Los cariñosos tuits de nuestros líderes ante la partida del genial provocaron varias interpretaciones. 

Algunos sostienen que son un sincero agradecimiento a Chespirito por inspirar al político peruano, como lo prueban proyectos legislativos que parecen elaborados por Chaparrón Bonaparte, presidentes regionales que actúan como el Chómpiras y algún ministro quien combate criminales haciendo recordar al Chapulín Colorado. 

Otros creen que todos los movimientos de nuestros políticos están fríamente calculados y los tuits buscarían aprovecharse de la nobleza de un personaje muy querido, con el fin de sintonizar con los electores. De ser esto cierto, se dirá que debimos sospecharlo desde un principio, pero lamentablemente aún no existen antenitas de vinil que cuenten con la astucia del político peruano. 

En todo caso, resulta interesante comparar los elogios a Chespirito con las chiripiolcas de varios políticos por sus relaciones con personajes de menos afecto popular. Y es que algunas amistades hacen que panda el cúnico y generan pronunciamientos menos afectuosos, como “a Orellana ni en chingana”, “¿? Solo conozco a Belaunde Terry” y “¿López Meneses? ¿Quién será ‘eses’?”. ¿Qué hacer ante políticos que muestran apego profundo o tienen amnesia dependiendo del personaje? Por el momento, no dejar que nos lleve el chanfle y aceptarlos como son al amparo de una gran verdad chapulinesca: “Perro que ladra, jamás su tronco endereza”. Ya habrá oportunidad en futuras elecciones para descalabrarles los cachetes.