Una organización venezolana ha premiado a Nicolás Maduro como “comunicador del año” por sus “destacados” tuits. Ha resaltado que sus mensajes se difunden no solo en español “sino en inglés, francés y árabe”.
Si bien se sospecha que el único competidor de Maduro en la categoría “comunicador del año” fue Arturito (el bebé tuiterito) y que quizá Maduro se deja entender mejor en lenguas extranjeras (en inglés no se puede decir “millones y millonas”), el mandatario no se amilanó ante las críticas y decidió seguir con su actividad de comunicador, no solo mediante Twitter sino a través de su sintonizado programa radial: “En contacto con Maduro”.
Fue de hecho en una reciente emisión de este programa que Maduro anunció que, en los próximos días, su gobierno ejecutará la llamada “revolución dentro de la revolución” (no tenemos la menor idea de lo que será eso, pero qué miedo) con el fin de “decirle al país toda la verdad” y “mejorar la eficiencia socialista” (ese sí que es un concepto novedoso).
Trascendió que, tras el confuso mensaje, los venezolanos oscilan con preocupación entre esperar a alguien que traduzca al castellano el anuncio que su presidente hizo en el idioma oficial madurano o simplemente aceptar que Maduro es en efecto un comunicador excepcional, léase, de los que solo excepcionalmente dicen algo comprensible.