Los mexicanos le dicen ‘la neta’, los chilenos le dicen ‘la dura’. Aquí no tenemos apodo para la verdad. Será que no le tenemos mucho cariño. Pero no es que seamos especialmente mentirosos. Para mentir hay que saber la verdad y a nosotros, tan complejos y complicados, ella nos resulta particularmente esquiva. Por eso nos llenamos de dudas; por eso tendemos a ser ambiguos, retrecheros, cínicos e hipócritas. Y todos estos defectos postulan a las elecciones de abril.
Propongo, como ejercicio de buena voluntad en este 2016 que nos jugamos el destino, buscar la ‘neta’ en aquellos temas que nos tienen curcunchos. Vengan los ejemplos: la dura sentencia a Silvana Buscaglia no ha sido por agredir a un policía, ¡qué va! Formalmente sí lo es, pero en el fondo de la conciencia del Poder Judicial y del Ministerio Público hay un ‘otrosí’ que no se consigna: una advertencia para conjurar el racismo y el clasismo. Quedan notificados los ciudadanos acostumbrados a ‘cholear’ y ‘basurear’ que la pena por ello es muy grande.
Keiko sí es distinta a su padre y a su hermano Kenji, que es el favorito de su padre. ¡Pero qué difícil es asumirlo por propios y extraños! Los suyos están encandilados con un retorno en regla que los libere del estigma del fujimorismo original; y los ajenos no quieren ni considerar la posibilidad de que tenga una vocación distinta a su padre, pues sería concederle el derecho a que se la lleve demasiado fácil. Y en ese dilema, Keiko ha acabado por ser núcleo duro, agujero negro, entelequia electoral que suma votos, apila dudas y no contiene ninguna certeza sobre lo que ella realmente piensa. Que haya expectorado ayer a Martha Chávez, Alejandro Aguinaga y Luisa María Cuculiza, pero manteniendo a Kenji (el humor nacional nos debe la caricatura de ambos abrazándose con sendos puñales en la espalda), nos aleja de las certezas.
Acuña no es un enemigo del sistema, es purito statu quo, el candidato más peruano de todos, como dice el ‘acuñólogo’ Rodrigo Barrenechea. Entonces, estar contra él debiera equivaler a apostar por un cambio profundo. Sin embargo, no es esa la actitud que domina el voto por Keiko, PPK o Alan. ¿O me van a decir que estos tres son siquiera reformistas? Ante Acuña hay desde rechazo institucional al clientelismo hasta profundos miedos sociales.
PPK fue gringo jurado y eso no nos importa mucho. Tampoco se nos va la vida por el triángulo terrestre. Con tanta globalización, y parientes que van y vienen y mandan remesas, el nacionalismo se está volviendo una cosa práctica. Solo falta asumirlo así de una vez y sellar las buenas relaciones con Chile.
El caso de los abusos en el Sodalicio es gravísimo y puede traerse abajo a la jerarquía de la Iglesia local por no colaborar con las investigaciones. Lo saben ateos y fieles, amigos y enemigos del clero. Y una manera de limar asperezas entre ambos bandos será, del lado de la Iglesia, aflojar su intolerancia ante el matrimonio igualitario.
No sabemos si Urresti es asesino, pero su patanería expresiva se toma como indicio de que sí lo es. Eva Bracamonte ha sido absuelta y ese fallo se respeta, pero es cierto que sus sucesivas defensas alentaron a la prensa a difundir pistas falsas para desviar la atención a la acusación central. La esterilizaciones son un buen método para la planificación familiar; es una pena que algunas fueron forzadas y causaran daños colaterales. Agreguen sus verdades.
Libertad para los presos políticos en Venezuela.