Dos días después de que su madre diera positivo al COVID-19, el pequeño Luis, de diez años, empezó a mostrar algunos síntomas de la enfermedad: fiebre alta, dolor de garganta y agitación. La mañana del jueves 6 de enero su madre lo llevó al Hospital de Emergencias Villa El Salvador, pues ella empeoraba y al menor se le complicaba respirar. El personal de salud revisó su saturación y ambos fueron internados. A diferencia de su hijo, Rosario fue dada de alta a los dos días, mientras el pequeño salió al cuarto día.
El impacto de la vacunación se ha hecho más evidente en el inicio de la tercera ola. La Unidad de Periodismo de Datos analizó las cifras de hospitalizados, fallecidos y vacunados de la Plataforma Nacional de Datos Abiertos, y halló que el promedio diario de hospitalizados durante los primeros días de enero en la tercera ola es casi la mitad del de los primeros días de enero de segunda ola: se pasó de tener 240 casos a 140. Del mismo modo, el porcentaje de hospitalizados que han fallecido es la octava parte del de la segunda ola.
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Además, el tiempo de hospitalización por COVID-19 ha pasado de once días promedio en la segunda ola a solo tres. “El tener un paciente hospitalizado menos tiempo permite una mayor atención y que no se sature nuestro sistemas de salud”, asegura el doctor Percy Mayta-Tristán, director de Investigación de la Universidad Científica del Sur. Según resalta, es indudable la influencia de la vacunación en estas cifras que podrían mejorar con una tercera dosis, dado que aumenta la efectividad. El porcentaje de vacunados con esta dosis de refuerzo aún no llega a 30%.
En la misma línea, César Munayco, director del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades - CDC del Ministerio de Salud (Minsa) mencionó a este Diario que un análisis preliminar del Minsa detalla que la probabilidad de que un paciente no vacunado complique su estado es 15 veces mayor a la de uno inmunizado. “Pese a la explosión de casos, los pacientes hospitalizados se quedan por un corto tiempo y aún no tenemos un colapso de UCIs”, asegura Munayco.
Otro factor que explicaría estas cifras es la variante ómicron. “Hay que tener en cuenta las características de esta variante. Hasta donde se conoce produce menor lesión pulmonar”, explica Mayta-Tristán.
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Un nuevo perfil de hospitalizados
El perfil de los hospitalizados en la tercera ola ha cambiado con respecto a las dos olas anteriores. El análisis también revela que el 59% son mujeres. A diferencia de la primera y segunda ola, el porcentaje de mujeres que han requerido de atención médica es mayor que el de hombres. En la misma línea, el porcentaje de hombres y mujeres en UCI ahora es de 50% y 50%.
“El tema de género es información novedosa, pero una hipótesis sería que la vacunación, al proteger en forma similar a varones y a mujeres hace que se acorten las diferencias”, señala Mayta-Tristán. No obstante, recalca que se requiere una revisión mayor.
Del mismo modo, el porcentaje de menores de diez años hospitalizados pasó de 1% en la primera y segunda ola a 6% en este inicio de la tercera ola, mientras que el porcentaje de adolescentes y jóvenes de diez a 19 años hospitalizados pasó de 2% en las olas previas a 7%. Las cifras de jóvenes de 20 a 29 años hospitalizados y aquellos que entraron a UCI también se duplicaron en esta nueva ola.
Mayta-Tristán explica que en el caso de los niños y adolescentes se debe tener en cuenta que son un grupo no vacunado. “Dado la gran cantidad de contagios que se están viendo, no es posible decir que ómicron tiene un mayor efecto nocivo sobre los menores. Hay diversos factores que explican este crecimiento de casos”, asegura. Según detalla con esta variante hay un gran volumen de contagios, los niños son el grupo no vacunado, y las hospitalizaciones en adultos y adultos mayores se está reduciendo, lo que hace más evidente las cifras de menores hospitalizados.
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Por el contrario, el porcentaje de adultos hospitalizadas se ha reducido, sobre todo en los grupos de 50 a 59 años, que pasó de 20% en la segunda ola a 9% en la tercera; y en el de 60 a 69 años, que se redujo de 20% a 11%.
El doctor Percy Mayta Tristán recalca que pese a que la nueva variante, en un contexto de vacunación, tiene efectos leves, hay niños que podrían hacer una enfermedad grave. “En este contexto es importante la vacunación de los menores, ya se ven los efectos en adultos”, menciona.
Según advierte el experto, la estrategia de comunicación ha sido uno de los problemas en las tres gestiones, ya que no han sido tan efectivas y tan oportunas. “Vale la pena que el Minsa y el Gobierno hagan una mejor campaña para lograr que el mayor porcentaje de niños se vacune”, enfatiza y señala que de esta manera además de evitar posibles consecuencias de ómicron también será posible un retorno a clases mucho más seguro, que los padres se sientan confiados de mandar a sus hijos a los colegios, que los profesores se sientan tranquilos y que se pueda tener un inicio de clases mucho más seguro.
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Los fallecidos de la tercera ola
Un perfil parecido al de los hospitalizados se ha visto en el inicio de la tercera ola. A diferencia de las dos olas anteriores donde el porcentaje de hombres hospitalizados que fallecieron era el doble que el de mujeres, en esta nueva ola el porcentaje de hombres fallecidos es de 39% mientras que el de mujeres es de 61%.
Por su lado, el porcentaje de personas hospitalizadas de 20 a 29 años que fallecieron es cuatro veces más que el de las olas anteriores, mientras que el porcentaje de personas hospitalizadas de 50 a 59 años que fallecieron se redujo: pasó de 19% a 9%. En todos los grupos etarios de entre 30 y 69 años el porcentaje de hospitalizados que fallecieron disminuyó a comparación de la primera y segunda ola. Esta misma situación se ve en las personas que entraron a Unidades de Cuidados Intensivos.
Es importante recalcar que en las tres olas, los porcentajes de no vacunados que tuvieron que ser hospitalizados, de aquellos que entraron a UCI y de fallecidos es muy superior al porcentaje de inmunizados.
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