Ana Bazo Reisman

Por casi dos décadas, la cuota de género que buscaba incluir a un mínimo de 30% de mujeres en las listas electorales no estimuló a los partidos a promover liderazgos femeninos ni participación equitativa. La obsolescencia de la cuota derivó en una reforma electoral que, en el 2020, fue consolidada bajo la Ley de Paridad y Alternancia.