Las preferencias de los electores no apuntan a una misma agrupación política cuando se trata de candidato presidencial y listas al Parlamento. De hecho, en la última encuesta de El Comercio-Ipsos, los conocidos ‘punteros’ hacia Palacio no parecen asegurar una bancada fuerte en el Congreso. El problema también es a la inversa, con partidos bien posicionados para el hemiciclo pero sin favorito hacia el Gobierno.
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Si bien es temprano para tomar una intención de voto como presagio para el 11 de abril, especialistas en representación y gobernabilidad nos advierten que uno de los principales retos para los partidos en campaña será asociar exitosamente su marca tanto para la plancha presidencial como para el Congreso. Además, refieren que el no consolidar un grupo parlamentario, por lo menos, ‘mediano’ generará un alto costo político para el futuro presidente de la República.
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Falta de identificación entre partido y candidatos
Para la politóloga Milagros Campos Ramos, las campañas están atravesadas por varios problemas. Señala que la pandemia y las nuevas medidas restrictivas, evidentemente, retiran el foco de atención hacia los candidatos. Sin embargo, Campos indica que existen también dificultades de identificación entre partido político, candidato presidencial y listas parlamentarias.
“Para el proceso actual, sin duda, [los partidos] necesitan que quede clara la relación con sus candidatos a la presidencia y al Congreso. Lo que se puede notar ahora es que únicamente los partidos más conocidos o que han participado ya en otros procesos electorales tienen mayor ventaja para el voto por el Congreso. Por otro lado, los efectos que tienen las medidas contra la pandemia ocupan el primer lugar de atención de la gente más que las elecciones. Esa nueva desafección [con la política] representa otro reto paralelo”, dijo.
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Según la encuesta El Comercio-Ipsos, publicada el último 17 de enero, los partidos con mayor intención de voto para el Congreso son Acción Popular (9%); Partido Morado (8%); Fuerza Popular (7%); Juntos por el Perú (5%); Alianza para el Progreso (5%) y Somos Perú (5%).
Con pocas coincidencias, los candidatos presidenciales que capitalizan la preferencia de los electores son: George Forsyth, de Victoria Nacional (17%); Keiko Fujimori, de FP (8%); Julio Guzmán, del Partido Morado (7%); Verónika Mendoza, de Juntos por el Perú (7%); Daniel Urresti, de Podemos Perú (6%) y Yonhy Lescano, de Acción Popular (6%).
Fernando Tuesta Soldevilla, politólogo de la PUCP y ex presidente de la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política, señala que la no identificación de candidatos con sus partidos es una debilidad propia de las organizaciones y con larga data en los procesos electorales.
“Sucede muy seguido: tenemos candidatos presidenciales en partidos desconocidos, partidos recién inscritos o partidos simplemente débiles en su organización. El candidato presidencial puede tener atracción de votos, pero cuando se trata del Congreso, la gente ya no asocia necesariamente a su candidato presidencial favorito [para el Parlamento]. Lo que suele ocurrir es que la gente, al votar para el Congreso, da la intención de voto a partidos que, sobre todo, conoce. Entonces, en las encuestas siempre encontramos una diferencia importante entre el voto presidencial y el parlamentario”, expresó.
Paula Muñoz Chirinos, politóloga de la Universidad del Pacífico, recuerda que -debido a que en las cédulas de votación figuran los rostros de los candidatos presidenciales- el reto de los partidos está realmente en posicionar su logo para el Congreso.
“El hecho de que en la cédula figure no solo el símbolo, sino también la foto del candidato a la presidencia compensa un poco el que los electores no conozcan tanto al partido. Sin embargo, por el lado de la elección congresal, sí puede haber confusiones de logo o problemas de recordación. Los partidos con marca más conocida tienen, por supuesto, ventaja comparativa con los otros que no”, afirmó.
Conseguir una bancada significativa para garantizar un balance
Como se conoce, la carrera por la presidencia no es lo más importante en términos de valla electoral. De acuerdo con la Ley de Organizaciones Políticas, los partidos pueden perder su inscripción si es que no pasan el umbral del 5% de votos válidos a nivel nacional y si no consiguen un mínimo de cinco escaños para más de una circunscripción dentro del Congreso. Pero, en caso de que los partidos busquen consolidar el ‘paquete’ presidente-bancada, el reto es más alto.
Como advierte Fernando Tuesta, los partidos que ganan las elecciones presidenciales deberían tener como ideal el lograr “una mayoría o una bancada importante en el Parlamento”. Explica que aquello “permite que el Gobierno tenga cierta capacidad de apoyo y no se articule una oposición significativamente superior”.
El especialista cita el caso de Pedro Pablo Kuczynski, cuya corta gestión decayó hacia la ingobernabilidad y la ruptura con el Congreso por falta de una bancada oficialista fuerte. “Mostrar una diferencia significativa en las preferencias a la presidencia y al Congreso puede materializarse en una situación complicada de gobernabilidad del país”, sostuvo.
Pensar en alianzas a futuro ante la desventaja numérica
El Comercio también dialogó con Alonso Núñez del Prado, director ejecutivo y fundador del Observatorio de Cumplimiento de Planes de Gobierno. Desde su perspectiva, la vinculación presidente-bancada es importante, pero no es necesariamente la única vía para garantizar políticas trazadas por el partido oficialista.
“Evidentemente, son elementos vinculantes, pero no considero que el no afianzar el ‘paquete’ sea una limitación total. Sería una afirmación relativa y parcial porque un gobierno también tiene la posibilidad, la alternativa, de pactar y generar alianzas. No hay una urgencia por tener una mayoría. Pero, claro, es algo que toma trabajo y riesgos. Tenemos casos como el de Toledo (2001), Humala (2011) y García (2006) que no tuvieron mayoría en el Congreso, pero no por eso sus gobiernos se cayeron. Llegaron a acuerdos con otros partidos”, refirió.
La politóloga Milagros Campos expresa que, si bien basarse en las encuestas resulta apresurado en este momento, sí se puede estimar que el futuro Congreso será fragmentado o no tendrá bancadas abrumadoramente mayoritarias: “Es poco probable que tengamos un Congreso con mayoría. Lo ideal es tener un gobierno con una bancada parlamentaria sólida y cohesionada. Porque ese es otro punto: que la bancada no se desintegre. Luego está la capacidad de buscar coaliciones con otras bancadas que permitan concluir un mandato”.
Núñez del Prado coincide en que, ante la probabilidad de un Congreso fragmentado, la tarea de los partidos en campaña será también identificar próximas alianzas dentro del poder. “El gobierno que sea elegido para abril tiene que pensar seriamente en buscar coaliciones con varios partidos. Sin ninguna duda, es vital para la política nacional que un gobierno tienda puentes en el Congreso. Y eso se logra con una mayoría parlamentaria que, digamos, neutralice a la oposición o con alianzas”.
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