
El gobierno le inspira confianza, pero no ilusión. El economista Elmer Cuba, miembro del directorio del BCR, lamenta la performance legislativa de Keiko Fujimori (a quien ayudó en la campaña del 2016), pero se entusiasma cuando habla de un combo formalizador, tributario, laboral y empresarial que necesita el Perú para no quedarse en la meseta del mediocre 4%.
—¿Le inspira confianza lo planteado por Del Solar en el Congreso?
En principio sí, porque ha sido poco ambicioso. Lo que ha dicho lo puede cumplir, no nos ha hecho soñar. Ha dicho lo que ha dicho cualquier primer ministro en los últimos 20 años.
—En este caso, medio tiempo de un medio gobierno.
Sí, pero igual se puede hacer más. Soy optimista y crítico a la vez.
—¿La poca ambición se ve, por ejemplo, en la promesa de incremento de 4,5% de inversión pública el 2019, cuando el 2018 subió 8,5%?
Cayó cuatro años seguidos, desde el 2014, hasta que el 2018 saltó. Más bien yo soy pesimista ahí, creo que va a ser cero porque cambian autoridades. La base de comparación el año pasado era muy baja. Además, hubo un ajuste en la economía de Kuczynski y con eso se compara a Vizcarra.
—Fue crítico de ese ajuste de PPK y Alfredo Thorne. Decía que no había que tener miedo a ampliar el déficit. ¿Piensa igual o estar en el BCR lo vuelve más ortodoxo?
[Ríe] ¿Por qué crecemos 4% al año y seguimos siendo la envidia de América Latina? Por la estabilidad macro que tiene dos pies, la estabilidad monetaria y el BCR tiene mucha credibilidad; y la parte fiscal, muy responsable. La deuda pública tiene un límite que se cumple. Pero esto no es suficiente para meter goles.
—¿Cuál es su estrategia futbolera?
Estamos entrando a una meseta medio fea. Es bueno para los negocios, pero no para la economía, se crea empleo con salarios bajos y se estanca la formalización.
—Hablemos de eso. Acabo de revisar una entrevista a Cotler en que lo cita cuando dice que una tercera parte de trabajadores del sector formal es en realidad informal. El problema es más complejo que trazar una línea.
La informalidad empresarial es 18%, más o menos, en lo laboral ronda el 70% del empleo dependiente. De ese 70%, un grupo importante son informales en empresas formales, de eso hablaba con Julio. Lo son porque o la Sunafil no es fuerte o porque los propios trabajadores lo prefieren así. Pero lo más triste sigue siendo que el grueso de los informales está en empresas informales.
—O sea, no solo hay que incentivar a informales a formalizarse, sino a los formales a que no alimenten la informalidad.
Efectivamente, tiene que haber un combo formalizador. Como es un monstruo grande y pisa fuerte, hay que atacarlo por varios frentes, la normativa general, tributaria y laboral.
—Hablemos de la laboral. Los políticos no se atreven, pero los economistas sí pueden hacerlo. Del Solar apenas habló de fortalecer la Sunafil, pero no de flexibilizar o no, de ampliar o no regímenes especiales.
No puedo estar en contra de la fiscalización, pero eso ni en el mejor de los casos va a mejorar a 200 mil, que ese es el ámbito de grandes empresas en que opera Sunafil. No agarras al animal, sino la pata izquierda.
—¿Setecientos mil migrantes tienen un impacto negativo en la informalidad?
Los migrantes siempre mejoran la economía en donde van, en períodos largos, pero en períodos cortos generan fricciones.
—No solo período corto para el análisis, sino que en período corto ha llegado el grueso de migrantes.
Hay decenas de miles de venezolanos que han llegado en corto tiempo y tienen problemas para insertarse. Hay una ley que dice que si eres extranjero, pagas 30% de tu sueldo de impuesto el primer año. Eso está bien si eres ingeniero de una mina, pero para la mayoría que gana el mínimo, no. El sector formal puede absorber a los venezolanos más educados y no lo hace por esa rigidez.
—Y el AB formal recrimina su xenofobia al CD informal. Claro, el AB está protegido.
El migrante se ve empujado por las normas a la informalidad. Ese tema hay que resolverlo ya, porque puede haber costos xenofóbicos.
—Del Solar ofreció que el 2021 la pobreza va a estar en 18%. El año pasado, la pobreza creció por primera vez en mucho tiempo [en 1,7% hasta 21,7%].
Si seguimos creciendo a 4% hasta el 2021, la pobreza sí va a seguir creciendo a esa velocidad.
—¿Creció básicamente como efecto de la desaceleración?
Sí, y al fenómeno de El Niño. Pero yo no soy fetichista del número. Hay gente que entra y sale de la pobreza, mucha movilidad.
—El tecnócrata es fetichista de la cifra, vive por metas.
Sí, pues, pero no todo es cifra. Eso es arbitrario. Esa magia tribal de celebrar un año que cumples 200, no.
—Para cualquier meta hay que mejorar la recaudación.
No hay que apoyarse en cifras que no son buenas en el largo plazo. El 4% es bajo, igual que la recaudación, que se ha quedado pegada al 14% del PBI y se alejó la meta del 18%. No es suficiente para lo que hay que gastar en educación y salud. No estamos haciendo nada para subir de categoría.
—No hay una cultura de pagar impuestos.
Somos 17 millones de trabajadores, solo 4 millones declaramos y un millón y medio pagamos el Impuesto a la Renta. La mayoría no alcanza el mínimo para pagar impuestos. Soy partidario de que el resto pague al menos un sol. La gente dice: “Yo pago mis impuestos”, mentira, pagan el IGV, que es general. Solo millón y medio podríamos golpear la mesa y decir: “Yo te pago los impuestos”.
—¿De acuerdo con penalizar la elusión tributaria?
Tiene que venir, pero se tiene que definir bien qué es elusión y qué es planeamiento tributario o tax planning. Pero esto es de la cúpula, de un sector sofisticado. El grueso está en la evasión de IGV y de renta, 5% de PBI es evadido en renta y 3% en IGV. Con esos 8 puntos, tienes para pagar profesores y todo.
—El top de la recaudación sigue siendo el sector minero y mire Las Bambas. ¿Alguna clave para enfrentar la conflictividad del sector?
Cada caso es único, no generalizar. En Cajamarca hay minas de oro que están produciendo, otras no. En Arequipa tienes a Cerro Verde, que es la unidad minera más grande del Perú y a 80 km tienes a Tía María, que puede no salir. No hay una teoría general de las minas en el Perú, es como las parejas: cada una llega a su arreglo.
—Gudynas, teórico del posextractivismo, dice que lamenta que las soluciones se mercantilicen.
La norma peruana actual es que lo que está debajo del suelo no pertenece a quien tiene la superficie.
—Hernando de Soto plantea que a los comuneros se les dé derechos o ‘entitlements’ para negociar el subsuelo.
Eso se puede discutir hasta el infinito. No les daría los derechos al 100%, porque me parecería injusto con otros que para mala suerte no tienen nada abajo. Tendría que ser compensado con un impuesto fuerte a la renta.
—Usted es redistributivo.
Soy redistributivo porque la riqueza del Perú está muy concentrada. En Las Bambas hay gente que ha sido movida del lugar y reclama por un derecho de paso que sí es real. El mismo MTC reconoce que les debe. Está fallando todo. Se va a resolver con plata, no estoy de acuerdo con Gudynas.
—¿Ha revisado el Plan Nacional de Competitividad?
He revisado los dos, el privado, que lo hizo IPAE para CADE, y el oficial. Hay que juntar a los dos. Paradójicamente, el oficial tiene un buen diagnóstico pero pocas propuestas, el otro tiene muchas propuestas y poco diagnóstico.
—¿Cómo está su relación con Fuerza Popular?
La gente que me conoce sabe que no soy fujimorista y no soy de FP. Lo que sí: acepté ayudar a Keiko Fujimori en la segunda vuelta.
—¿No los ayudó en un planeamiento legislativo?
No ha sido el caso, no estaríamos hablando de varias leyes que han propuesto.
—¿A qué apuesta como prioridad del gobierno más allá de su lema de lucha contra la corrupción?
La corrupción se gana el día que vayas a un juicio y no te pidan plata, ese día está lejano. Llegará la siguiente década si seguimos con este impulso. ¿Cuál es el principal problema económico del Perú el 2019? El bajo crecimiento. El 4% es poco para lo que el Perú tiene que hacer. Si salieran a tiempo Majes Sihuas, los metros, podremos subir a 5% o 5,5% al año.