En medio del trance hay pequeños trastornos, una fina garúa sobre mojado, picos menores que nos acercan al gran pico del 6 de junio. Muchos de estos accidentes son universales o ya los vivimos antes; pero algunos han sido singulares y vale la pena destacarlos para bien y para mal.
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Chota te doy
El parafraseo del título es histórico. En el 2002 el pretendiente a la alcaldía de Lima, Luis Castañeda, retó al favorito Alberto Andrade a debatir en Manchay y este le replicó, “si quieres Manchay, Manchay te daré”. Aquella vez, el debate ya estaba convocado y el reto solo definió el lugar. En esta segunda vuelta, sucedió algo insólito: en 48 horas, una ocurrencia se convirtió en reto, este fue aceptado a regañadientes, y se ejecutó el 1 de mayo, en Chota, anticipándose un mes al debate que organizó el JNE.
Si el ente nacional tomó media docena de ONG aliadas, decenas de horas de discusión, una parafernalia de herramientas metodológicas y conceptuales (bolsa de tiempo, preguntas ciudadanas, videos, contómetros); el municipio de Chota montó un estrado en su plaza de armas y, ¡zas¡, produjo en un tris un debate que tuvo gran impacto en la campaña, pues a partir de allí, esta se volvió más competitiva; con buena parte del electorado inquiriendo a Castillo por un plan de gobierno actualizado. Y este tuvo que afrontar ese reto, más grande que el que le hizo su contrincante, pues le venía de los electores.
Chota demostró algo adicional: que los tiempos de la política son más veloces que los de los remolones organismos de gobierno y los no gubernamentales, que todo lo alargan con diagnósticos y procesos mil. Cuando hay acuerdo y voluntad, las cosas se hacen así. Buena lección de esta segunda vuelta.
WhatsApp Doc
Según una investigación de la dirección nacional de educación del JNE, Rafael López Aliaga y Pedro Castillo eran los candidatos que más habían crecido en número de fans y de likes en Facebook. O sea, antes de que las encuestas registraran el gran incremento en la intención de voto de Castillo, el FB ya lo gritaba. En “Pedro Castillo: sus secretos en FB y WhatsApp” (28/4/21) analizamos ese extraordinario aumento de hinchada facebookera, ya en segunda vuelta, y constatamos su íntima asociación con grupos de WhatsApp de simpatizantes y activistas que comparten información y propaganda, para difundirlas en sus redes virtuales y humanas. Ahí se definió el resultado electoral y allí se debe estar definiendo ahora.
En contraste con estas redes horizontales y expansivas, Castillo recién había abierto el pasado febrero, la cuenta de Twitter que hoy usa. La literatura moderna sobre redes ya viene advirtiendo que la burbuja tuitera, limitada en alcance masivo y en capacidad de persuasión; nos impide ver la efervescencia de otras redes. Esta segunda vuelta está sigue confirmando contundentemente ese desfase.
Sumamos un hallazgo: el análisis del historial de cambio de nombre de los grupos de FB, permite ver como en el caso de Castillo, se le adhirieron en segunda vuelta, paquetes de fans que lo habían sido de otros candidatos o se habían nucleado con intereses ajenos a la política, como el folclor o el acceso a los bonos del Estado. Es decir, en la tierra de la descomposición de partidos y de los independientes que brincan de una tienda o bancada a otra; no se puede esperar que las redes sean fieles. La adhesión a Pedro Castillo ha sido súbita, aluvional, y también podría dejar un territorio baldío que ocupe la campaña opuesta. En el mundo virtual, también se trocan las camisetas y las de Keiko han estado lloviendo.
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Querida enemiga
El mal menor está instituido en el Perú y hay importante literatura sobre este y sobre la predominancia de la identificación negativa, es decir, el antivoto. O sea, hay corrientes más intensas en contra de un candidato que a favor de otro. Bueno, esta vez, subimos un escalón (o varios) en esa tendencia. Que pasaran dos candidatos extremos ha provocado no solo que algunos políticos digan que votarán por antiguos rivales (al fin y al cabo, esos giros no son insólitos en política), sino que objetores de toda una vida abracen y hasta hagan activismo por la encarnación de su objeción.
Por ejemplo, el lunes pasado vimos, en Arequipa, tras el debate presidencial, cómo Mario Vargas Llosa apoyaba en mensaje virtual a Keiko Fujimori en la ceremonia en la que esta pronunció un juramento por la democracia. Para reforzar el apoyo explícito, Álvaro Vargas Llosa, hijo de Mario, estuvo in situ, compartiendo mesa con Keiko. Entre el público, estuvo otro ex antagonista de polendas, el ex primer ministro Pedro Cateriano. Ya hace unas semanas, Mario había invitado a Keiko a un evento de la Fundación Internacional para la Libertad, que él preside; pero ella no pudo asistir porque el Poder Judicial le negó el permiso que solicitó su abogada.
Algunos enconos disueltos también están en el otro bando. Verónika Mendoza había quedado en muy malas migas con Vladimir Cerrón, luego de que se frustró en el 2019, tras diferencias que parecían irreconciliables, la unidad de la izquierda en torno a su candidatura y contando con la plataforma de Perú Libre (PL). Aunque el apoyo del partido de Mendoza, Nuevo Perú (NP), se dirige fundamentalmente a la figura de Castillo; antes hubo una reunión de cuadros de NP con Cerrón y su entorno.
Cuando la polarización se intensifica, a los polos magnéticos se adhiere todo y casi desaparece el centro. Sin embargo, hay quienes se mantienen resistentes y equidistantes a ambos imanes. Por lo tanto, esta segunda vuelta nos deja dos lecciones: la polarización en clave alta no elimina del todo a la resistencia del centro.
Los técnicos importan
En elecciones pasadas hubo debates técnicos que pasaron inadvertidos para la mayoría. En el 2016, para no ir tan lejos, el JNE organizó uno en el Cusco. Por PPK estuvieron, entre otros, Martín Vizcarra y Meche Aráoz; por Keiko, fueron, entre otros, Elmer Cuba y Úrsula Letona. Pero el recuerdo del par de debates entre Keiko y PPK apaga ese encuentro de profesionales.
Pues, ahora, la polarización y los reflectores encendidos sobre el casting de técnicos que hacía Castillo y sobre el casting que reforzaba Fujimori; generaron una tremenda expectativa sobre el debate técnico organizado por el JNE para el 23 de mayo. Fue largo (cerca de 3 horas) y por momentos tedioso; pero todos los canales de la Tv abierta más los de cable de noticias, lo trasmitieron colgándose de la señal gratuita de TvPerú. Lograron un ráting total, según un cálculo que hemos hecho con colegas televisivos, de alrededor de 33 puntos. Ello equivale a cerca de 2′900,000 espectadores.
Sumemos el internet y podemos decir que alrededor de 3 millones de peruanos vieron, en vivo y en directo, entre otras anécdotas, a Celeste Rosas levitando discursivamente; y lo resumieron, de condimentada manera, a otros tantos millones de peruanos. Esa abrumadora masividad debe haber movido la aguja electoral, como no lo previmos. Y esa es otra singularidad que nos ha dejado la segunda vuelta más extrema de nuestras vidas.
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